Lobos en las islas

Hay libros que piden ser leídos a sorbitos, saboreándolos, paladeando poco a poco las palabras, los paisajes, las historias, las sensaciones. Este es uno de esos libros.

Lobos en las islas es un libro que tiene sabor a mar, y que te transporta a una atmósfera acogedora a la par que inquietante. En esta obra, Marilar Aleixandre construye la historia de una familia a través de varios relatos interconectados que van conformando un mosaico de recuerdos y secretos de varias generaciones. El velatorio de la abuela en la casa familiar es la chispa que abre la puerta a todos los relatos, a todos los secretos escondidos debajo de la alfombra.

"Esa muerte a destiempo (...) era una catástrofe de dimensiones muy superiores a las que entraña la desaparición física de una persona. (...) Era de alguna forma la muerte de la casa."

La casa familiar, que sirve de amalgama para toda la familia, de punto de referencia, se tambalea. La muerte de la abuela hace que afloren los recuerdos, aparentemente inconexos, de cada miembro de la familia. Mientras vamos descubriendo la historia familiar, nos vamos imbuyendo de la idiosincrasia, la mitología y las leyendas gallegas. Leer estos relatos se siente como si te estuvieran hablando al oído, como si te estuvieran confesando algo alrededor de una hoguera, como si la abuela misma estuviera rememorando su vida y la de su linaje.

"Como la abuela, la casa se aprestaba a cerrar los ojos y pasar a la inmovilidad que en los seres vivos precede a la desintegración. Yo ya he completado mi vida, afirmaba, di amparo a la familia durante tres siglos. (...) al quedarme vacía desapareceré poco a poco (...) seré apenas una cáscara."