La Babilonia 1580

Que La babilonia es una novela adictiva es innegable.

La trama engancha, los personajes están muy bien creados, la ambientación es fabulosa, la documentación por parte de la autora un arduo trabajo que por mucho que elogiemos no podemos ni imaginarnos.

El ritmo de la novela, para mí, adecuado. La picaresca se ve, se palpa. La redacción de la autora muy buena; hueles las basuras, los callejones. Caminas por Sevilla en 1580.

Ahora bien, en mi primer contacto con Susana Martin Gijón, el sinsabor de una novela con demasiados frentes abiertos al acabar, me ha dejado algo fría.

No me molestan los finales abiertos, pero en esta novela quedan muchos flecos y me da que pensar que hay una continuación, y eso, señores editores se avisa para que los lectores impacientes, como es mi caso, no se queden fríos.

¿La recomiendo? Sí. Pero a sabiendas de a lo que vas.

Después de haber leído la saga protagonizada por la inspectora Camino Vargas, Susana Martín Gijón se adentra en una historia ambientada en una Sevilla del año 1580. ¿Cambio total de registro? Sí pero no. El cambio es que “La Babilonia, 1580” es una novela histórica, pero como a Susana lo que le mola son las novelas negras y truculentas, ha creado una histórica con base real y con unos cuantos crímenes como aderezo.
Hay que reconocer que Susana Martín Gijón escribe muy bien, ya lo demostró con sus anteriores trabajos, pero con “La Babilonia, 1580” se ha reafirmado su buen hacer por la narrativa.
La autora ha elegido Sevilla, su ciudad natal no por simple gusto, sino empujada por un legajo descubierto por ella misma y por casualidad. En las notas previas a la novela, Susana explica bien el origen de su inspiración.
La trama no podía ser más inquietante. Cuando la flota de Indias de Su Majestad va a zarpar, se encuentra en el mascarón de proa de la Soberbia el rostro de una mujer y su cabellera pelirroja. A partir de aquí, comienza un thriller repleto de misterios y crímenes macabros. Pero también es un libro de aventuras en el que se embarcan sus personajes siguiendo una pista, al más puro filme de marinos.
La ambientación es uno de los platos fuertes de “La Babilonia, 1580”. Leyéndolo, podemos cerrar los ojos y situarnos perfectamente en esa Sevilla del siglo XVI, con el Puerto de Indias en su pleno apogeo, ver cómo era el barrio de Triana, el Convento de las carmelitas descalzas e incluso la mancebía La Babilonia. Si con esto no nos es suficiente, en las primeras páginas encontramos un precioso lienzo donde se ve Sevilla de aquellos años dibujada para hacernos una idea de la distribución de la ciudad.
Al tratarse de una novela histórica, para que sea de mayor comprensión para el lector, la autora ha adaptado el vocabulario. Esto es de agradecer en este tipo de novelas, aun así podemos encontrar algunas palabras de la época que ya están casi en desuso en la actualidad, pero perfectamente entendibles.
“La Babilonia, 1580” es una novela con abundantes personajes. Hay dos protagonistas que principalmente son las que llevan el peso de la historia, y son Damiana, una prostituta muy popular entre los clientes, que ejerce en la Mancebía La Babilonia, y Catalina, amiga de la infancia de Damiana. Catalina se ha clausurado por voluntad propia en el convento de las carmelitas descalzas. Son dos mujeres muy distintas, que las une el cariño que se tuvieron desde pequeñas. Cada una tomó un rumbo diferente para salir adelante y no caer en la hambruna y la pobreza que acechaba a las personas en aquella época. Me ha gustado que la autora proponga como protagonistas principales a dos mujeres fuertes, cada una a su manera, pero fuertes al fin y al cabo. Estos personajes están muy bien definidos, pero hay algún que otro que nos ha creado un poco de confusión en el grupo de lectura en el que he leído este libro. Por otra parte, hay personajes que me han caído bien, incluso se les coge aprecio, otros a los que he odiado, y otros con los que no he sabido posicionarme por circunstancias que los rodean. . La autora ha introducido personajes reales de la historia, que acompañan a los de ficción, creando una trama muy interesante. Me ha gustado que la autora destaque el patrón por el que se regían los hombres en el siglo XVI lleno de machismo, donde la mujer era una mera propiedad del varón, dominándola y subyugándola; y que precisamente en este libro la protagonista sea de armas tomar, indomable.
Quien conozca a Susana Martín Gijón, sabrá lo que le gusta un crimen rebuscado y oscuro. Pues bien, en esta novela vuelve a sacar su cara más noir, describiendo las escenas del crimen con detalle, tal y como nos tiene acostumbrados en su anterior trilogía.
La historia está narrada en tercera persona, aunque hay otro hilo argumental (tal y como suele hacer la autora) que en un principio puede descolocar al lector. Es una historia paralela sucedida unos trescientos años antes y como se puede intuir, es de vital importancia para la resolución de la trama. Estos capítulos son claramente diferenciados por tener otro tipo de tipografía.
Hasta aquí se puede comprobar por mis palabras que la novela me ha gustado bastante, pero también me gustaría señalar qué no me han gustado tanto. Y es que faltando unas noventa páginas, podía intuir que a la historia le quedaban muchas más páginas páginas aún, ya que quedaban bastantes cosas por resolver. Y así ha sido. La última parte ha sido una escritura acelerada, con prisas por acabar. Es más, hay puntos no aclarados y personajes con un futuro no demasiado claro. Imagino que esto es lo que da pie a una segunda parte donde continuará, pero como lectora creo que la editorial debería avisar que es parte de una saga. Y si no es así y es que la novela acaba aquí y así, “La Babilonia, 1580” para mí no ha tenido una resolución satisfactoria.
Resumiendo, “La Babilonia, 1580” es una novela noir histórica bien escrita, con una buena trama y con una posible continuación, ya que hay bastantes aspectos que no quedan cerrados ni aclarados.

Desde que supe que Susana iba a escribir un thriller histórico mi alma lectora estuvo en vilo. Me encanta la escritora y la complejidad de basar una serie de asesinatos en otro momento temporal llamaba poderosamente mi atención ¿Cómo lo haría? ¿Le saldría bien? Así que como os imaginaréis mis expectativas al coger este libro estaban por las nubes.

¿Se han cumplido mis expectativas? Pues…. Sí, un sí rotundo. La labor de documentación es magnífica, sin duda es capaz de sumergirte en las calles de una calurosa Sevilla del siglo XXVI, el ruido, los olores, la mugre y la supervivencia se cuela entre las páginas y capítulos.

Mantiene la estructura de capítulos que ya utilizó en la trilogía de Camino Vargas, utilizando capítulos cortos y con protagonistas diferentes que poco a poco se van uniendo.

Además de los capítulos que históricamente se sitúan en 1580, hay una serie de capítulos escritos en cursiva que nos lleva a tiempos más lejanos aún, en un lugar que inicialmente no es posible ubicar (a no ser que sepas mucha mucha historia que no es mi caso). Estos capítulos resultan bastante desconcertantes al principio, ya que están poblados de nombres extraños y pueblos en general desconocidos. Todo cobrará su sentido en un momento dado.

Otro de los puntos comunes con su trilogía es que la protagonista es una mujer fuerte, con carácter y carisma, una superviviente nata. Me ha encantado Damiana.

La historia te atrapa desde el minuto cero, empieza de una manera muy potente y ya deja atisbar unos personajes de los que van a dejar huella.

Sí es cierto que en un momento dado lo que apuntaba a un thriller puro pasa a ser más un libro de aventuras por catalogarlo de alguna manera, es decir no es el típico misterio en el que la investigación es el eje para articular la historia entera, sirve como arranque y como nexo.

Lo único que me hace quitarle media estrellita a la puntuación es el final. Un final que indica que puede haber segunda parte -igual con un par de frasecitas menos había quedado igual de bien (sí que es cierto que no hubiera creado tanta expectación) y se podrían haber metido en un segundo libro si lo hubiera-. Pero bueno ya sabemos que es lo que parece que se lleva en el mundo editorial últimamente.

En definitiva, un libro que he disfrutado muchísimo, muy bien documentado, con personajes fuertes y bien definidos con una historia que mezcla hechos y personajes reales con ficción pero que encajan a la perfección. ¿Lo recomiendo? ¡Por supuesto!

Nos encontramos, como indica el título, en el año 1580. En la ciudad de Sevilla, principal en aquella época como conexión entre el Viejo y el Nuevo Mundo. Una época de esplendor en la que el comercio entre España y América pasa, sí o sí, por la capital hispalense.

La Flota de Indias de Su Majestad está a punto de zarpar en un nuevo viaje. Serán muchos los galeones que zarparán de Sevilla cargados de riquezas. Pero algo ocurre. Un hecho macabro que, además, da muy mal presagio. Una mujer ha sido asesinada. le han arrancado la piel y su rostro y cabellera pelirroja aparecen colgados del mascarón de proa de la Soberbia, el principal de los buques del convoy. Su cabellera rápidamente la identifica como una de las meretrices que trabajan en la Babilonia, el principal burdel de la ciudad.

En la Babilonia trabaja Damiana, una joven de piel oscura amiga de la finada y de una monja que vive en el cercano convento de las carmelitas descalzas, Catalina. Ambas fueron amigas durante su dura infancia y “trabajarán” ahora conjuntamente para intentar averiguar quién mató a la prostituta.

“La Babilonia, 1580” es una novela de ambientación histórica y también una novela de aventuras con un punto de misterio bastante acusado. Hay una base real en la historia y un gran trabajo de documentación tras ella. Susana se ha empapado de la Sevilla de la época y la describe muy bien. Parece como si estuviéramos paseando por sus calles, oliendo sus olores, comiendo sus viandas. Conociendo a todos los que por allí pasean, nobles de alta cuna, nobles arruinados pero con título, burgueses con mucho dinero pero sin título, prostitutas, comerciantes, marineros y demás. El fresco que hace de la Sevilla de la época, una ciudad populosa llena de gente, cuna del comercio con las Indias es realmente impresionante. Además, la prosa de Susana me ha parecido muy visual por lo que no me ha resultado difícil “ver” en mi cabeza las escenas que con tanto tino describe.

Como amante de la novela histórica me ha gustado mucho toda esta parte, esa magnífica ambientación. Y como amante de la novela negra he disfrutado todo lo relacionado con los crímenes, la “investigación” que lleva a cabo Damiana y todo lo con ello relacionado. Por si fuera poco, también es una novela de aventuras con viaje marítimo incluido. Con estos mimbres, es imposible aburrirse. Además, la autora dota a la historia de mucho ritmo que hace que tengas que seguir leyendo y leyendo hasta llegar al final (del que luego hablaré).

En la novela hay bastantes personajes y entre ellos destaca claramente Damiana, sin duda mi preferido. Es una chica joven, prostituta desde hace años. Despierta e inteligente, su difícil infancia le ha hecho espabilar. A su lado tenemos a Catalina, amiga de su infancia y actualmente monja de clausura. Sin duda, una peculiar pareja investigadora. Estos dos personajes son los mejor dibujados de la novela aunque hay unos cuantos que les acompañan y que también tienen bastante definición. Otros, en cambio, tienen un papel bastante secundario y apenas aparecen esbozados; no obstante, es fácil identificarlos y no confundir unos con otros pues cada uno tiene su propio papel, carácter y personalidad.

Además de esta trama principal hay otra especie de subtrama, muy secundaria al principio aunque luego se nos desvela su razón de ser. Esa trama ocurre tres siglos antes y aparece escrita en cursiva por lo que es fácil identificarla (aunque, por el tenor de la historia y los personajes, era imposible confundirlas). A mí esa trama me tuvo totalmente descolocada durante casi toda la novela. al principio pensé que era un cuento, o una especie de leyenda. No podía ver por qué aparecían de vez en cuando unos capítulos cortos en cursiva que no parecían tener ninguna conexión con la trama principal. Obviamente, finalmente acabaremos comprendiendo su razón de ser.

Y hablemos del final que, por lo que he ido viendo, es el caballo de batalla de muchos reseñistas. Como antes de empezar a leer el libro ya había leído unas cuantas reseñas y comentarios sobre él, sabía que me esperaba un final abierto. No os voy a engañar: no me gustan los finales abiertos. A veces no me gustan nada de nada y me enfadan bastante pues me da la impresión de que el autor no ha sabido cómo terminar la novela y deja ese trabajo al lector. Otras me disgustan menos; no me convencen del todo pero al menos no me enfadan. Supongo que depende de lo abierto que sea el final. En este caso, ha sido lo segundo. Quizás porque ya sabía que me iba a encontrar un final abierto, no me ha decepcionado tanto. Es cierto que se intuye lo que les pasa a los personajes principales (aunque no se descarta un “ah, pues no, resulta que uno…”) pero a mí me gusta que me lo digan claramente. Hay cosas que se han quedado sin explicar del todo. Es cierto que a lo principal sí se da respuesta pero creo que a la novela le faltan algunas páginas para dejar todo más atado. Hay otro personajillo, muy secundario, que parece que podría dar para una continuación (o un spin off más bien) pero, por lo que he leído en alguna parte, no está prevista una continuación así que parece que Susana escribió esta novela pensando que sería única e independiente. Eso sí, deja la puerta abierta para retomar la historia si así lo desea.

Conclusión final

“La Babilonia, 1580” es una novela histórica, de aventuras y de misterio muy bien escenificada y con un gran trabajo de documentación detrás. Me ha gustado mucho la historia y la forma de escribir de Susana, siendo el final abierto lo que menos me ha convencido.

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"-Babilonia fue una ciudad grande y poderosa, pero cargada de pecado. Como lo es esta nueva Babilonia en la que se ha convertido nuestra ciudad, hija mía, atestada de casas de gula y lujuria, de truhanes, rameras y fulleros".

'La Babilonia, 1580'
Susana Martín Gijón
2023
Alfaguara
454 páginas

'La Babilonia, 1580' me ha fascinado. Me lo he pasado en grande leyendo una historia que conjuga en diferentes dosis la novela histórica, la de aventuras y el thriller, narrado de una forma trepidante, con capítulos cortos llenos de cliffhangers que me han tenido enganchado durante toda la lectura.

Sevilla, 1580. La ciudad es el epicentro económico y comercial del Imperio Español. del puerto fluvial del Guadalquivir parten las naves cargadas de productos con los que comerciar en el Nuevo Mundo, y que regresarán cargadas del oro y la plata que los conquistadores esquilman en el recién descubierto continente. Cuando una nueva expedición de la Flota de Indias está a punto de partir, ocurre un suceso macabro, y es que encuentran la piel arrancada de la cabeza de una mujer ajustadas en el mascarón de proa del buque que abre el convoy. El origen de este hecho y los secretos que hay en torno a esta muerte y alguna que otra posterior, volverá a unir a dos amigas de la infancia que perdieron el contacto al tomar diferentes caminos para sobrevivir: Damiana, prostituta en la Mancebía, y Sor Catalina, monja en el convento de las Carmelitas descalzas.

Más allá de la trama, que es adictiva, para mí la clave de la novela es la ambientación. El ingente trabajo de documentación de la autora queda patente en el desarrollo de la historia, en las localizaciones y hechos históricos, en las descripciones precisas de la ciudad (de sus calles, sus edificios, incluso sus olores...), de las costumbres y oficios de sus gentes, y en el empleo del vocabulario preciso para trasladar al lector a aquella época (a falta de un glosario que habría venido de perlas, no es mala idea leer la novela con Google a mano para buscar todas las palabras que menciona la autora y que hoy están en desuso).

Con una prosa precisa y cuidada, Martín Gijón aprovecha la novela para tocar temas como la amistad, la lealtad, la ambición desmedida o el fanatismo religioso, a través de unos personajes, tanto principales como secundarios, ficticios y reales, perfectamente construidos, humanos y creíbles. ¡Los diálogos de la novela son pura fantasía!

Como fanático de los finales abiertos, no he podido ser más feliz con el de esta novela. No sé si es así porque Susana quiere que el lector deje volar su imaginación y elabore sus teorías (yo tengo la mía) o porque tiene en proyecto una segunda parte. En cualquier caso, me ha parecido la guinda perfecta a una novela divertida, emocionante, bien documentada, bien narrada y que, sin duda, se va a colar entre mis mejores lecturas de 2023.