Voces de Chernóbil de Svetlana Aleksiévich
Si la fe en la razón abandona al hombre, en su alma se instala el miedo, como ocurre con los salvajes. Y aparecen los monstruos
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Voces de Chernóbil de Svetlana Aleksiévich
Si la fe en la razón abandona al hombre, en su alma se instala el miedo, como ocurre con los salvajes. Y aparecen los monstruos
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Voces de Chernóbil de Svetlana Aleksiévich
Durante un tiempo vagabundeé por las estaciones, las estaciones me gustan, porque hay mucha gente y uno está solo
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Voces de Chernóbil de Svetlana Aleksiévich
No debe usted olvidar que lo que tiene delante ya no es su marido, un ser querido, sino un elemento radioactivo con un gran poder de contaminación. No sea usted suicida. Recobre la sensatez
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La guerra no tiene rostro de mujer de Svetlana Aleksiévich
No solo se trata de cargar y disparar, no solo se colocan minas y se desactivan, se bombardea y se hace volar por los aires; no solo se trata de lanzarse al ataque, sino que también hay que lavar la ropa, preparar la sopa, hornear el pan, fregar las ollas, cuidar a los ca ballos, arreglar vehículos, tallar madera para los ataúdes, repartir el correo, poner tapas y medias suelas a los zapatos, traer tabaco. Inclu so en la guerra, la vida se compone de muchas cosas banales. ~ Tatiana Arkádievna
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Voces de Chernóbil de Svetlana Aleksiévich
En nuestra aldea desaparecieron los gorriones. Al primer año después del accidente. Se los veía tirados por todas partes: en los jardines, sobre el asfalto.
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Voces de Chernóbil de Svetlana Aleksiévich
En casa nos dejamos… Dejamos encerrado a mi hámster. Era todo blanco. Le dejamos comida para dos días. Y nos marchamos para siempre.
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Voces de Chernóbil de Svetlana Aleksiévich
Mi madre se viste a menudo de negro. Con un pañuelo negro. En nuestra calle cada día entierran a alguien. Lloran.
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Voces de Chernóbil de Svetlana Aleksiévich
La abuela nos encerraba en el desván. Se ponía de rodillas y rezaba. Y nos decía: «¡ Rezad! Esto es el fin del mundo. Es el castigo de Dios por todos nuestros pecados».
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Voces de Chernóbil de Svetlana Aleksiévich
Cuando aparecieron los primeros extranjeros, callaban, solo lloraban. Ahora ya han aprendido a hablar. A lo mejor les caen unos chicles para los niños, alguna cajita que otra de ropa…
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Voces de Chernóbil de Svetlana Aleksiévich
En los campamentos, donde mi hija pasó un verano, tenían miedo de tocarla. «Erizo de Chernóbil. Luciérnaga. Das luz por la noche», le decían. Al llegar la noche, la querían sacar a la calle para comprobar si daba o no luz.
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Voces de Chernóbil de Svetlana Aleksiévich
Los primeros días… Agarré a mi hija y salí corriendo a Minsk, a casa de mi hermana. Y mi hermana, una persona de mi misma sangre, no me dejó entrar en su casa porque tenía un niño pequeño y lo estaba amamantando. ¿Se imagina? Pasamos la noche en la estación.
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Voces de Chernóbil de Svetlana Aleksiévich
Pudimos marcharnos de aquí, pero mi marido y yo lo sopesamos y decidimos que no. Nos ha dado miedo irnos. Aquí todos somos de Chernóbil.
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Voces de Chernóbil de Svetlana Aleksiévich
«Mamá, si doy a luz a un niño deforme, lo querré igualmente».
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Voces de Chernóbil de Svetlana Aleksiévich
No tenga vergüenza. Pregunte. Se ha escrito tanto que ya estamos acostumbrados.
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Voces de Chernóbil de Svetlana Aleksiévich
He recordado… Para recobrar la verdad de aquellos días y de nuestros sentimientos. Para no olvidar cómo hemos cambiado. Y nuestra vida.
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Voces de Chernóbil de Svetlana Aleksiévich
No solo nos engañaban las autoridades, tampoco nosotros queríamos saber la verdad.
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El retrato de Dorian Gray