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Jugando con un tramposo de Silvia García Ruiz
—¡Me has drogado! —gritaba un indignado e inmóvil Bennet al que ninguna parte de su cuerpo parecía responderle, aunque sentía cada una de las caricias que realizaba una dulce mano que lo utilizaba como mesa de juego. |
Juego de conquista de Silvia García Ruiz
—Si usted lo dice, señor, tendrá razón. Pero no me preocupo demasiado porque su esposa decidiera limpiar su arma, me preocupo porque la señorita Nicole decidiera limpiar al mismo tiempo su revólver, y también el que ambas se dirigieran a su estudio, milord —comentó Alfred impasible mientras abandonaba la estancia. |
Jugar con fuego de Silvia García Ruiz
—¿Adónde me llevas? A lo que él contestó alegremente: —A la cama. —Ya era hora de que este sueño se pusiera interesante —pensó Alexandra, sin saber si lo había dicho en voz alta. Lo último que oyó antes de dormirse en los fuertes brazos de su Dragón, fueron las carcajadas de un viejo pirata. |
Sonríe, mi amor, en Nueva York de Silvia García Ruiz
...porque mi amor era así, algo tan estúpido, irracional y absurdo que me bastaba con verla feliz a ella, ya fuera junto a mí o con otro. |
Amor con fecha de entrega de Silvia García Ruiz
Pero es que los hombres al parecer nos volvemos idiotas cuando nos enamoramos y, por desgracia, yo soy uno más de esos estúpidos que, pese a que prometen no enamorarse jamás, caen de la forma más embarazosa en las redes del amor. No sé por qué lo hago, en realidad ella no es una mujer que destaque por su belleza o por sus dulces encantos. En una reunión de hermosas damas, sería la solitaria y anodina señorita que se esconde en un rincón procurando no hacerse notar demasiado por miedo al ridículo. Y aunque en un principio parezca tímida, es increíblemente persistente y testaruda a la hora de conseguir lo que quiere. También es vengativa, pero muy inocente en algunos aspectos… Ella es, simplemente, la mujer que ha hecho que mi perfecto y estructurado mundo se tambalee con su sola presencia y, ahora que la he perdido, no puedo evitar gritar a los cuatro vientos que la amo. |
Amor con fecha de entrega de Silvia García Ruiz
—Para mi desgracia, aunque parece la cosita más dulce que he visto en mi vida, esa mujer es más difícil de ahuyentar de lo que me creía. Y algo me dice que es bastante cabezota y muy capaz de devolverme cada una de mis jugarretas.
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Mi príncipe canalla de Silvia García Ruiz
—¡Tenemos una baja! —oyó gritar a Jordan al resto de sus hermanos mientras atendía a Aidan y los demás volvían a agruparse. —¿Cómo ha sido? —preguntó Julian preocupado. —¡Tenía un bizcocho! Al parecer, ha cocinado algo… —dijo seriamente uno de ellos. —¡Dios mío, ha cocinado! ¡Está armada! ¡Tened cuidado por si guarda otro bizcocho! —gritó angustiosamente Jessie. |
Hasta que el amor nos separe de Silvia García Ruiz
-¡¿Qué?! ¿Veinte dólares por unos panecillos y un agua mineral? ¡Dios, qué atraco! -se quejó Anna, ultrajada, mientras sacaba su cartera-. Joe, te has quedado sin cena.
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Apuesta por mí de Silvia García Ruiz
—¿Por qué tienes que fastidiar siempre todos mis planes para quedar bien delante de Kenneth o de sus familiares? —preguntó ella, furiosa, alejándose una vez más del salvaje que pretendía llamar su atención. —Porque no quiero que lo elijas a él —susurró John, solamente cuando Sarah estuvo lo bastante lejos como para no oírlo. |
Una heredera con muy malas pulgas de Silvia García Ruiz
Mientras miraba su rostro, tuve que retener mi imprudente cuerpo, que sólo quería abrazarla con fuerza contra mi pecho y asegurarle que nadie más la haría sufrir. Pero yo no era un hombre adecuado para ella, por lo que me quedé de pie como un idiota mirando sus lágrimas y apretando enérgicamente los puños para no ceder a la tentación"
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Una heredera con muy malas pulgas de Silvia García Ruiz
Querida, los Wilford no sacamos nunca la basura, sino que llamamos a otros para que hagan el trabajo sucio por nosotros. Así que ahora ve educadamente al despacho de tu tío… y comunícale que le diga a Mortimer que la basura se niega a marcharse.
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Mi perfecto sapo azul de Silvia García Ruiz
"-Hay un hombre perfecto para cada mujer y ella es la que debe decidir las cualidades que quiere que destaquen en su futura pareja. -Entonces, ¿cómo es mi hombre perfecto? -Eso lo tienes que decidir tú. -Pero yo no sé, soy muy pequeña. -Pues no la hagas ahora. Tan solo comiénzala y, cuando a lo largo de los años se te ocurran cualidades que debería tener tu príncipe azul, anótalas. -Sí, ¡pero así será interminable! -Veamos. Pondremos solo diez atributos y no podrás añadir ni quitar ninguno, así que debes pensar muy bien lo que vas a escribir." |
Gregorio Samsa es un ...