Jugar con fuego de Silvia García Ruiz
—¿Adónde me llevas? A lo que él contestó alegremente: —A la cama. —Ya era hora de que este sueño se pusiera interesante —pensó Alexandra, sin saber si lo había dicho en voz alta. Lo último que oyó antes de dormirse en los fuertes brazos de su Dragón, fueron las carcajadas de un viejo pirata. |