Maldita Roma de Santiago Posteguillo
... cuando creas que políticamente puedes permitirte ese movimiento, entonces, tú no hagas nada: recurre a mí. Ella iba a separarse, pero César le cogió una mano y la retuvo junto a él: -Madre, a veces me das miedo. Ella volvió a hablarle al oído: -A mi edad, hijo, es mucho mejor dar miedo que dar pena.- Y le dio un beso de buenas noches. |