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Todo lo que no ves de Nora Roberts
No podrían quitarnos quiénes somos. Somos quienes somos a pesar de ellos.
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Todo lo que no ves de Nora Roberts
Desde fuera, todo parecía perfecto, pero a veces hay monstruos donde menos te lo esperas.
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Deseo de Navidad de Nora Roberts
–Creo… –empezó de nuevo–, que lo mejor para ambos es que decidas rápido si vas a besarme o no. Porque no podré soportarlo durante mucho más.
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Deseo de Navidad de Nora Roberts
(…) Aquella mujer tenía algo especial. Algo que le hacía sentirse como si se estuviera descongelando después de una larguísima helada.
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Legado mágico de Nora Roberts
(…) Con el latido de su corazón femenino en su mano, juró que jamás le haría daño, que daría su vida por evitarle cualquier pesar. Trajera lo que trajese el mañana, él jamás rompería su juramento. |
Legado mágico de Nora Roberts
—¿Cómo es posible que lo ame aún más ahora de lo que lo amé en su día? ¿Cómo es posible que sienta tanto amor por él cuando pensaba que ya no podía amarlo más?
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Legado mágico de Nora Roberts
En una ocasión había pensado que lo que sentía por ella lo era todo, que estaba más allá de lo que cualquiera pudiera sentir. Pero se había equivocado. Eso, después de tantos años sin ella, era más.
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Legado mágico de Nora Roberts
(…) Ojalá pudiera no amarle. Ojalá pudiera volver la vista atrás a la niña que fui y decir, bueno, tuvo un romance y una decepción, su ración de desamor. Ahora ha pasado página. Pero siempre que miro mis cartas, él es una de ellas. Y siempre lo será.
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Legado mágico de Nora Roberts
(…) Por muy lejos que me fuera, a veces te oía tocar como si estuvieras a mi lado. Le partía el corazón. —Nunca me lo habías dicho. Él se limitó a encogerse de hombros. —Tu música me trajo a casa más de una vez. Igual tenía que ser así. (…). |
Legado mágico de Nora Roberts
No podía utilizar su don para aliviar su corazón, y no lo haría. A menudo se preguntaba si el hecho de saber que también ella le amaba, que también sufría, le aliviaba o le atormentaba aún más. Reconocía que algunos días eso lo reconfortaba y otros, en cambio, le removía las entrañas. |
Legado mágico de Nora Roberts
Le dolía mirarla, tan cercana y a la vez tan distante. Verla la cara, oír su voz, oler su perfume, solo el suyo, entre todos los que inundaban el taller, le proporcionaba más sustento que todas las galletas de jengibre que pudiera comer.
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Hechizo en la niebla de Nora Roberts
(…) No sabe que está enamorado de ella. —Aún no lo sabe, pero empieza a vislumbrarlo. Es obvio que la ha querido toda su vida, por lo que comprender que se trata de un amor distinto del que creía sentir requiere su tiempo. —Branna miró hacia la casa y pensó en él, pensó en Meara—. Es la única con quien querrá tener una vida, o toda una eternidad. Otras han podido llegar a su corazón, y lo han hecho, pero solo Meara podrá rompérselo. |
Hechizo en la niebla de Nora Roberts
(…) En opinión de Meara, parecía un hombre sin preocupaciones en vez de un hombre que cargaba con el peso del mundo sobre sus hombros. Un optimista hasta la médula, pensó, envidiándolo un poco. |
Hechizo en la niebla de Nora Roberts
Connor vio a Meara Quinn, amiga suya de toda la vida y la mejor amiga de su hermana, aproximándose a pie a ellos; alta y seductora como una diosa, con unos pantalones de dormir de franela y una vieja chaqueta y el largo cabello castaño enredado. Estaba preciosa, pensó, pero siempre lo estaba. |
Bruja oscura de Nora Roberts
Boyle McGrath, pensó. Duro, taciturno, temperamental. Y un osito amoroso cuando se trataba de la preciosa y traumatizada yegua que lo adoraba. Deseaba con toda su alma conocerlo, descubrir si aquellas mariposas y aquella agitación eran solo atracción física o algo más. Durante toda su vida había esperado encontrar ese algo más. Además, que fuera reacio, tuviera sentimientos encontrados y estuviera un poco cabreado, lo hacía más interesante. No podía contenerse, sencillamente, y eso resultaba muy sexy. |
Bruja oscura de Nora Roberts
Tiró de ella por segunda vez ese día, con la misma frustración que la primera. Y dado que ella aún se reía, Boyle puso fin a su risa aplastando su boca contra la de ella. Ella sabía tal y como imaginaba que sabría la luz, cálida y radiante, con un descarga de energía. Aquel sabor lo atraía, le hacía desear más, mucho más. Esa mujer lo desconcertaba, eso era todo, toda aquella calidez y brillantez en la penumbra, cercada por el familiar olor de los caballos. Era su mundo, y ahora ella estaba en él. Y lo rodeaba con los brazos, como si siembre fuera a estar así. Si aquello no causaba impresión a un hombre, ¿qué lo haría? |
Bruja oscura de Nora Roberts
Boyle la vio marcharse con rapidez, como si se limpiara algo pegajoso contra el suelo. Era una monada, pensó, aunque lo más prudente sería ignorar eso. Bonita y risueña; una maldita diosa de las hadas a lomos de un caballo. Ignorar todo eso, claro. Imaginó que resultaría más difícil ignorar el hecho de que acababa de contratar a una bruja. —Una bruja oscura, la última de los tres. Ahora están aquí todos juntos, con el perro, el halcón y el caballo, por Dios bendito. (…). |
¿Qué objeto le lanzaron los gemelos Weasley a Voldemort a la cara?