Bruja oscura de Nora Roberts
Boyle la vio marcharse con rapidez, como si se limpiara algo pegajoso contra el suelo. Era una monada, pensó, aunque lo más prudente sería ignorar eso. Bonita y risueña; una maldita diosa de las hadas a lomos de un caballo. Ignorar todo eso, claro. Imaginó que resultaría más difícil ignorar el hecho de que acababa de contratar a una bruja. —Una bruja oscura, la última de los tres. Ahora están aquí todos juntos, con el perro, el halcón y el caballo, por Dios bendito. (…). |