Bruja oscura de Nora Roberts
Tiró de ella por segunda vez ese día, con la misma frustración que la primera. Y dado que ella aún se reía, Boyle puso fin a su risa aplastando su boca contra la de ella. Ella sabía tal y como imaginaba que sabría la luz, cálida y radiante, con un descarga de energía. Aquel sabor lo atraía, le hacía desear más, mucho más. Esa mujer lo desconcertaba, eso era todo, toda aquella calidez y brillantez en la penumbra, cercada por el familiar olor de los caballos. Era su mundo, y ahora ella estaba en él. Y lo rodeaba con los brazos, como si siembre fuera a estar así. Si aquello no causaba impresión a un hombre, ¿qué lo haría? |