El libro del cementerio de Neil Gaiman
—[...] Pero para sacarlo adelante va a hacer falta mucho más que la generosidad de dos espíritus bondadosos —advirtió Silas—. Va a hacer falta todo un cementerio.
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El libro del cementerio de Neil Gaiman
—[...] Pero para sacarlo adelante va a hacer falta mucho más que la generosidad de dos espíritus bondadosos —advirtió Silas—. Va a hacer falta todo un cementerio.
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El libro del cementerio de Neil Gaiman
—No es sólo cuestión de lo que puedo aprender allí, sino que hay otras cosas. ¿Tú sabes lo agradable que es estar en un sitio rodeado de gente que también respira?
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El libro del cementerio de Neil Gaiman
—¿Y qué? La muerte no es algo tan malo. Quiero decir que mis mejores amigos están todos muertos.
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El libro del cementerio de Neil Gaiman
—Aquí todo el mundo ha vivido ya su vida, Nad, por muy breve que fuera. Ahora te toca a ti. Tienes que vivir tu vida.
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El libro del cementerio de Neil Gaiman
—Hola, Nad. —Hola —replicó el niño sin dejar de bailar—. No sé cuál es su nombre. —Los nombres no importan en realidad. |
Stardust de Neil Gaiman
—¿Hay algo que podamos hacer? —preguntó Tristran. —No se me ocurre nada. Si supiéramos dónde está el camino verdadero..., ni tan sólo un bosque adusto puede destruir un camino verdadero. Sólo ocultárnoslo. |
Stardust de Neil Gaiman
—Disculpa —dijo una menuda y peluda voz a su oído—, pero ¿te importaría soñar un poco más bajo? Es que tus sueños se están derramando sobre los míos.
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Stardust de Neil Gaiman
A veces me pregunto si transforma a la gente en animales, o si encuentra la bestia en nuestro interior, y la libera.
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Stardust de Neil Gaiman
Más vale gritar a gente que no esté ahí, que permitir que gente que está ahí nos pase por alto por no haber gritado.
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El océano al final del camino de Neil Gaiman
Parecía tres o cuatro años mayor que yo. Pero puede que tuviera tres mil o cuatro mil años más, o millones. Habría ido con ella hasta las mismísimas puertas del Infierno.
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El océano al final del camino de Neil Gaiman
Me desperté en la oscuridad, y lo único que sabía era que un sueño me había asustado tanto que tenía que despertarme o morir, y sin embargo, por más que lo intentara, no era capaz de recordar lo que había soñado.
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El océano al final del camino de Neil Gaiman
Me encantaban los mitos. No eran historias para adultos ni tampoco para niños. Eran mucho mejor que eso. Simplemente «eran».
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Coraline de Neil Gaiman
—Los gatos no tenemos nombre. —¿No? —dudó Coraline. —No —corroboró el gato—. Vosotros, las personas, tenéis nombres porque no sabéis quiénes sois. Nosotros sabemos quiénes somos, por eso no necesitamos nombres. |
Coraline de Neil Gaiman
—Realmente no lo entiendes, ¿verdad? —repuso—. No quiero tener todo lo que deseo. Nadie lo quiere, no de verdad. ¿Dónde estaría la gracia si tuviese todo lo que quiero? Es eso y nada más, ¿y después qué?
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La joven durmiente y el huso de Neil Gaiman
La reina tenía nombre, mas ahora todos la llamaban «Vuestra Majestad». No abundan los nombres en este relato. |
Sandman: Estación de nieblas de Neil Gaiman
Nunca confíes en un demonio. Tiene cien motivos para todo lo que hace... noventa y nueve de ellos, al menos, son malévolos
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Mitos nórdicos de Neil Gaiman
Historia, religión y mitología se combinan y nos impulsan a hacernos preguntas, a imaginar y deducir, como detectives empeñados en reconstruir los detalles de un crimen olvidado mucho tiempo atrás
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Mitos nórdicos de Neil Gaiman
Antes del comienzo no había nada, ni tierra, ni cielo, ni estrellas, ni firmamento, sino únicamente un mundo nebuloso, impreciso y amorfo, y un mundo de fuego, que no dejaba de arder
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El libro del cementerio de Neil Gaiman
Siempre eres tú, y eso no cambia, y siempre estás cambiando, y no hay nada que puedas hacer al respecto.
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Cuando su padre envió a Coraline a contar los objetos azules, las puertas y las ventanas, ¿Cuantas contó de cada una?