Un lugar soleado para gente sombría de Mariana Enríquez
[…] y después la pereza de siempre y dejarlo para dentro de unos años, era joven. Pero ser joven no significaba nada, se daba cuenta. Ser joven era un instante.
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Un lugar soleado para gente sombría de Mariana Enríquez
[…] y después la pereza de siempre y dejarlo para dentro de unos años, era joven. Pero ser joven no significaba nada, se daba cuenta. Ser joven era un instante.
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Un lugar soleado para gente sombría de Mariana Enríquez
Cada visita a otra casa, cualquier casa, parecía una excursión al mundo de la dicha ajena.
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Un lugar soleado para gente sombría de Mariana Enríquez
Una sabe cuándo se vuelve loca y no ocurre de un día para otro, ni siquiera como consecuencia de un trauma. Todo, todo en el cuerpo es un proceso. La muerte también.
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Los peligros de fumar en la cama de Mariana Enríquez
Extrañaba las caricias en la espalda, reírse de su paranoia, sus intentos inútiles de consolarla, las horas que tardaba en bañarse, que casi no le gustaba comer, los huesos de su cadera, la forma de hablar moviendo las manos; quería poder volver a mirar sus fotos y ponerse celosa cuando él le prestaba más atención al gato que a ella y caminar bajo el sol él siempre con anteojos negros (…)
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Los peligros de fumar en la cama de Mariana Enríquez
(…) y empezó con los exactos cortes en el brazo, unido, dos, tres, hasta ver la sangre y sentir el dolor y algo parecido a un orgasmo.
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La hermana menor de Mariana Enríquez
Todos los seres humanos son irrepetibles, pero los que la conocieron y admiraron saben que ella lo fue en grado sumo. Ha sido una de las mujeres más fascinantes de la Argentina, la verdadera reina de la gracia y la poesía
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Un lugar soleado para gente sombría de Mariana Enríquez
Grosso modo, me pareció demasiada cantidad, pero sé que los médicos de ahora prefieren prescribir de más a hacer un tratamiento integral.
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Nuestra parte de noche de Mariana Enríquez
“Es un pibe triste”. Y esperó la afirmación de su tío, el sí, la decepción. Pero él lo sorprendió. No, le dijo al Negro. No es triste. Es su temperamento. Y si fuese triste, cuál es el problema. Es como es. Andar en pedo y a los gritos no le gusta a todo el mundo. Nosotros hacemos ruido para tapar el agujero que tenemos adentro.
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Nuestra parte de noche de Mariana Enríquez
No le gustaba y nunca le había gustado quedarse callado, ni las miradas esquivas y los silencios incómodos, la manera, sobre todo de los adultos, de mirarse entre ellos y tragarse las palabras.
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Nuestra parte de noche de Mariana Enríquez
Es sacerdotisa de un dios que la ignora igual que todos los sacerdotes de cualquier denominación son y han sido ignorados por sus dioses.
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Porque demasiado no es suficiente de Mariana Enríquez
Yo soy fan de Suede, pero Nick Cave es mi Iglesia.
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Alguien camina sobre tu tumba: Mis viajes a cementerios de Mariana Enríquez
—Bueno, es una funeraria. Desde la ventana de nuestro cuarto podemos ver si los empleados suben o bajan las escaleras. Y, sin embargo, no tengo un solo fantasma en casa. Ni uno. —Lo siento mucho —le digo. |
Alguien camina sobre tu tumba: Mis viajes a cementerios de Mariana Enríquez
Cada país es un gran cementerio y en casi todos, de una u otra manera, todo de echa a perder, tarde o temprano. En diferentes momentos, con idas y vueltas. Pero estamos acá para morir y, ¡si tenemos suerte!, para que los vivos nos entierren. Para tener una tumba.
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Bajar es lo peor de Mariana Enríquez
Ahora creo que ya no duermo; por lo tanto, ya no sueño. Creo que ya no sé qué soy, ni siquiera.
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Nuestra parte de noche de Mariana Enríquez
-No quiero que me mientas, no me mientas nunca. Gaspar le dijo que sí y la besó en las mejillas manchadas de máscara corrida, pero pensó: a veces hay que mentir para cuidar. Ya te miento. Te oculto. Y te voy a seguir mintiendo. |
Nuestra parte de noche de Mariana Enríquez
Después escuchó que el Negro le decía a su tío «es un pibe triste». Y esperó la afirmación de su tío, el sí, la decepción. Pero él lo sorprendió. No, le dijo al Negro. No es triste. Es su temperamento. Y si fuese triste, cuál es el problema. Es como es. Andar en pedo y a los gritos no le gusta a todo el mundo. Nosotros hacemos ruido para tapar el agujero que tenemos adentro.
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Las cosas que perdimos en el fuego de Mariana Enríquez
Todos caminamos sobre huesos, es cuestión de hacer agujeros profundos y alcanzar a los muertos tapados.
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Nuestra parte de noche de Mariana Enríquez
Estuve leyendo a Ramon Llull y dice exactamente lo mismo sobre la alquimia: para hacer oro es preciso, primero, tener oro.
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¿Quién escribió la saga?