The Raven Boys: el tercer durmiente de Maggie Stiefvater
Cuando el tiempo avanza en círculos y no en línea recta, es fácil saber muchas cosas.
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The Raven Boys: el tercer durmiente de Maggie Stiefvater
Cuando el tiempo avanza en círculos y no en línea recta, es fácil saber muchas cosas.
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The Raven Boys: el tercer durmiente de Maggie Stiefvater
El corazón de un cobarde no es un premio digno, pero el hombre de valor merece su casco reluciente
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Milagros en Bicho Raro de Maggie Stiefvater
Lo cierto es que a todas las personas nos disgusta deshacernos de las cosas que mejor conocemos. Y, en muchas ocasiones, lo que mejor conocemos en la vida es nuestra oscuridad.
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Milagros en Bicho Raro de Maggie Stiefvater
Allí todo era más grande: la ira, el humor, el terror, el júbilo, el amor…Aquella, de hecho, podía ser también la razón de que la oscuridad de los Soria fuese más peligrosa de lo normal: como el resto de sentimientos, era más profunda e inflexible.
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Milagros en Bicho Raro de Maggie Stiefvater
Nadie sabe qué puede hacer feliz a una persona y dejar indiferente a otra. A menudo, incluso el afortunado se sorprende de que eso le haya hecho feliz.
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The Raven Boys: El rey cuervo de Maggie Stiefvater
Sus sentimientos por Adam eran como un vertido de petróleo: había dejado que se derramaran, y ahora no había ni un rincón del océano que no corriera peligro de incendiarse si le acercaba una cerilla.
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Temblor de Maggie Stiefvater
La dulzura del verano en su piel, la cadencia casi familiar de su voz, la sensación de sus caricias. Todo mi cuerpo cantaba con el solo recuerdo de su proximidad. Estábamos demasiado cerca. Y no podía apartarme. |
Temblor de Maggie Stiefvater
Mi lobo se quedó titubeante en el lindero del bosque, contemplando la tenue luz de la casa, observando mi silueta recortada en la puerta.Extendí una mano sobre el cristal. Nunca me había parecido tan vasta la distancia que nos separaba. |
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All the Crooked Saints de Maggie Stiefvater
Pete fell deeply in love with it. This strange cold desert does not care if you live or die in it, but he fell for it anyway. He had not known before then that a place could feel so raw and so close to the surface. His weak heart felt the danger but could not resist. He fell in love so fiercely that the desert itself noticed. |
All the Crooked Saints de Maggie Stiefvater
By relegating the things we fear and don't understand to religion, and the things we understand and control to science, we rob science of its artistry and religion of its mutability.
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The Raven Boys: El rey cuervo de Maggie Stiefvater
Si no puedes dejar de tener miedo aprende a vivir feliz y con miedo
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The Raven Boys: La profecía del cuervo de Maggie Stiefvater
Ronan dice que los recuerdos son como los sueños: sabes que te plantaste desnudo en mitad de la clase, pero te has olvidado por qué.
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Temblor de Maggie Stiefvater
Necesitaba confesárselo, un lugar donde poner este insoportable peso que tenía en el pecho.
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Siempre de Maggie Stiefvater
Desde que se había ido a vivir a casa de Beck —no, a mi casa—, Cole se había convertido en algo que me resultaba totalmente ajeno. Era como si no pudiese evitar destrozar cosas; el caos era un efecto secundario de su presencia. Tenía el suelo lleno de cajas de CD, se dejaba el televisor encendido con la teletienda, abandonaba sobre los fogones una sartén llena de algo pegajoso y carbonizado… El parqué del vestíbulo estaba lleno de agujeritos de uñas que hacían un recorrido de ida y vuelta desde la habitación de Cole hasta el baño, como un abecedario Braille lobuno. Inexplicablemente sacaba todos los vasos del armario de la cocina, los organizaba por tamaños en la encimera y se dejaba las puertas abiertas, o veía a medias una docena de películas de los años 80 y dejaba las cintas sin rebobinar en el suelo, delante de un vídeo que había encontrado guardado en el sótano.
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Siempre de Maggie Stiefvater
Se hizo el silencio; duró tanto que pensé que había colgado. —Sam, ¿sigues ahí? Él se rio. —No… no me podía creer que fueses tú de verdad —dijo con voz temblorosa—. Eres… No me podía creer que fueses tú de verdad. Pensé en cómo sería el reencuentro: aparcaría el coche y me abrazaría, y yo me sentiría segura y me engañaría pensando que no lo abandonaría nunca más. Lo deseaba con tantas fuerzas que sentí un pinchazo en el estómago. —¿Vendrás a recogerme? —¿Dónde estás? —En la Tienda de Aparejos de Ben. En Burntside. —Dios. Salgo enseguida. Llegaré en veinte minutos. Ya voy. —Te espero en el aparcamiento —repuse enjuagándome una lágrima que se me había escapado sin querer. —Grace… —dijo, y se calló. —Lo sé —contesté—. Yo también. |
Siempre de Maggie Stiefvater
La loba echó a correr al mismo tiempo que la voz de Cole resonaba en el jardín: —¡Largo de aquí, zumbada! Shelby se perdió en la oscuridad al mismo tiempo que la puerta de atrás se cerraba con un chasquido. —Gracias Cole —dije yo—. Has demostrado mucha sutileza. —Es una de mis grandes virtudes. |
El retrato de Dorian Gray