Tiene que ser aquí de
Maggie O'Farrell
Ahora comprende que tenía que haberla llamado antes. Tenía que haber intentado explicarle algo, los vacíos que hay en su vida, los ríos subterráneos, el deseo imponente y repentino de llenar todos los que pudiera. [...] Intenta expresar con palabras lo que ha sentido al verlos después de un vacío de tantos años, cuando han entrado por la puerta del café y han recorrido el local, hacia donde estaba él. No ha sido exactamente una sensación de reconocerlos, sino de equilibrio, la impresión de normalidad, de que algo estaba donde tenía que estar, de que algo acababa de encajar. Ahora sabe lo que debe de sentir un cerrajero cuando crea la llave que por fin abre una cerradura vieja y oxidada, o un compositor al dar con la nota que redondea un acorde.