Tiene que ser aquí de Maggie O'Farrell
Claudette está en la ventana de su dormitorio, mirando la grava en la que suele aparcar el coche. Mira sin ver. No ve el columpio del neumático, que se balancea ligeramente; no ve la superficie del estanque, que las puntas de alabastro de los nenúfares rompen de vez en cuando; no ve al arrendajo, que se levanta desde el césped hasta el cielo. La mañana está fresca, la niebla se cierne sobre el valle, pero puede que más tarde el sol logre rasgar la humedad. Puede. En este instante estará brillando por encima de las nubes; en cualquier momento puede empezar a derramarse sobre la tierra.
|