No podéis haceros una idea de las ganas que tenía de volver a reencontrarme nuevamente con Poe y Tilly, una de las irresistibles parejas del thriller policíaco. Hoy os traigo mis impresiones sobre "El procurador", la tercera entrega de la serie protagonizada por Washington Poe. Una novela de obligada lectura que no decepcionará a los fanáticos del género y menos aún a los que hayáis leído con anterioridad al autor.
Es Nochebuena en Cumbria cuando la empleada de una compañía de transportes se encuentra con dos dedos seccionados al abrir su regalo del amigo invisible. Aparecerán otros dedos en dos lugares públicos más, de personas diferentes, junto a un críptico mensaje en cada uno de los escenarios: #BSC6. Washington Poe y Tilly Bradshaw, de la Agencia Nacional contra el Crimen, ayudarán en la investigación de un caso complejo y desconcertante para tratar de descubrir posibles vínculos entre las víctimas, pero nada de lo que encuentran tiene sentido. Todas las pistas son contradictorias y solo van a generar más preguntas que respuestas…
Con esta premisa tan macabra y fascinante comienza una novela en la que se plantea una trama inteligentemente retorcida y compleja, digna de una mente criminal enferma. Te atrapa tras un primer capítulo potente para mantenerte en vilo a un ritmo contenido que se precipitará conforme nos acercamos al cierre, sin dejar de sorprenderte con giros totalmente inesperados que, aunque sabes que van a estar ahí porque es una seña de identidad del autor, acaban desencajándote la mandíbula.
Con una prosa sencilla, unos diálogos fluidos, un narrador equisciente que posiciona en todo momento el foco de atención sobre el personaje de Poe, y una narrativa muy visual, M. W. Craven provoca y juega con el lector al ir revelando dosificadamente piezas que irán encajando en un puzle que nos mostrará una historia llena de giros argumentales y más compleja de lo que en principio parecía. Cuando piensas que ya está todo encauzado para el desenlace, llega un giro más de tuerca que no ves venir y te sorprende. Porque una vez que empiezas y sientes las primeras oleadas de adrenalina, lo único que desearás es encontrar un lugar donde poder leer hasta altas horas de la madrugada sin que nadie te moleste. Una cosilla más, está terminantemente prohibido saltarse los agradecimientos, os recomiendo que los leáis porque vais a echaros unas risas.
Sin duda, uno de los puntos destacables de esta serie son sus personajes y la relación tan especial que se ha ido gestando entre ellos. Dos personalidades heterogéneas a más no poder, que se complementan plenamente y forman el equipo perfecto. Aunque en este libro tiene un papel secundario, Bradshaw es el yin ideal para el yang de Poe. Me encanta la dinámica que hay entre los dos, leales entre sí y con sus amigos. Ella es un genio con pocas habilidades sociales mientras que él es un personaje alejado de los estándares de los detectives de las novelas del género. Un hombre algo cínico y terco hasta la insubordinación. Tilly me conquistó por su inocencia, esa frescura que tiene junto a su incapacidad para comprender los matices del sarcasmo, genera momentos de humor y me ha sacado más de una sonrisa. Es una mujer valiente, inteligente y honesta hasta el extremo pero dulcemente ingenua, que todavía es incapaz de contener algunos comentarios sin filtros, hilarantes, aunque parece haber avanzado algo en sus interacciones sociales y veremos cómo ha crecido su confianza desde que la conocimos en la primera novela.
Sintetizando: "El procurador" es un thriller policíaco de lectura compulsiva, con una tensión en aumento sobre todo en su parte final. La tercera entrega de una serie con unos personajes llenos de matices y carisma, una trama inteligentemente urdida, retorcida a más no poder, y pinceladas de humor sarcástico, hábilmente dispuestas para restar dramatismo. Todo armoniosamente maridado. Un libro autoconclusivo que se puede leer de manera independiente, aunque os aconsejo que empecéis a conocer a sus personajes desde la primera entrega, así no os perderéis su desarrollo y la relación tan especial que se ha ido gestando entre ellos.
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