No soy tu rosa ni tu tulipán de Lighling Tucker
Iba a ser peor que cualquier madre con su zapatilla o chancla. El orden ahí solo tenía un nombre: Juan Villalobos.
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No soy tu rosa ni tu tulipán de Lighling Tucker
Iba a ser peor que cualquier madre con su zapatilla o chancla. El orden ahí solo tenía un nombre: Juan Villalobos.
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No soy tu rosa ni tu tulipán de Lighling Tucker
—Disculpen, ¿ha entrado una mujer? Pelo largo, castaño, ojos claros, vestida con un pantalón tejano y una camiseta azul cielo. Marie estuvo a punto de levantarse al escucharle. Casi parecía la definición que se le daba a un policía ante una desaparición y no una mujer que huía para no casarse con un lunático. |
No soy tu rosa ni tu tulipán de Lighling Tucker
—¡Socorro! ¡Me quieren casar! —gritó con auténtico terror.
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No soy tu rosa ni tu tulipán de Lighling Tucker
—Esto es como cuando te haces una foto de tu polla. Sí, la gran parte del tiempo está dormida, encogida y arrugada, pero se la haces cuando está en su máximo esplendor. Cuando está como el mástil de una bandera pirata.
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No hables con el Devorador de Lighling Tucker
Justo entonces soltó su rostro para dejar que su pulgar borrase las lágrimas que derramaba por su culpa, las aceptaba todas y cada una de ellas con la esperanza de intercambiarlas por sonrisas algún día.
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No hables con el Devorador de Lighling Tucker
-Si pudieras verte con mis propios ojos sabrías de lo que eres capaz.
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No hables con el Devorador de Lighling Tucker
Ella no quería ahogarse, solo ser lo suficientemente fuerte como para aferrarse a la superficie.
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Huyendo de Mister Lunes de Lighling Tucker
Y fue cuando se fijó en la química que desprendían. Ellos se miraban como si fueran el único ser que quedase en el mundo, casi como si pudieran fundirse el uno con el otro.
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Huyendo de Mister Lunes de Lighling Tucker
Se miraron a los ojos mientras bailaban y fue como si el resto de la pista de baile desapareciese.
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Los encuentros de Cristina de Lighling Tucker
—Eres mi mejor cita —sentenció Cristina. —Y tú la única que necesito. |
Los encuentros de Cristina de Lighling Tucker
—¿Cuál es tu problema? ¿Te has vuelto loco? Asintió. —Sí, por ti. Sintió que Cristina estaba a punto de tirarse por una ventana si con eso conseguía huir de aquel lugar. Su propio corazón no le dejó escuchar nada más, solo podía sentirse a sí misma después de las palabras de Kurt. ¿Aquel hombre no veía lo que provocaba? Todo su mundo cambiaba por culpa de un hombre que deseaba tener lejos. |
Los encuentros de Cristina de Lighling Tucker
Era la mujer más provocativa que había visto en toda su vida. Podía hacerle temblar si se lo pedía o saltar al vacío si así lo deseaba.
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Los encuentros de Cristina de Lighling Tucker
—¿Te has pensado mejor lo de pasar una noche agradable? —preguntó sonriendo. Era un camorrista. No solo por sus pintas demasiado provocativas, como el malote de clase, sino por esa sonrisa que parecía ser capaz de embaucar a cualquiera. Él apenas se parecía a Justin salvo por la forma de sus labios. Estaba convencida de que los hermanos sabían besar muy bien. —¿Y si lo hubiera hecho? —tanteó. Él hizo una mueca con los labios. —No mientras Maddox sea importante para ti. |
Los encuentros de Cristina de Lighling Tucker
A lo largo de su vida la habían juzgado por su forma de ser. Muchos decían que era el producto de una relación fallida sumamente dolorosa, nada más lejos de la realidad. Siempre había tenido claro que deseaba ser así y le gustaba su vida. Decidía con quién pasar sus noches libres y después regresaba a su día a día, sin más.
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No confíes en el Devorador de Lighling Tucker
El lobo suspiró disfrutando de aquella muestra de ternura, para su sorpresa era todo lo que necesitaba en aquel momento. No deseaba lamentos o peleas, solo que alguien le mostrase un poco de cariño sin mediar palabra.
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No confíes en el Devorador de Lighling Tucker
Sí, para los humanos los años eran importantes, para él eran meros parpadeos en un tiempo infinito.
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No te enamores del Devorador de Lighling Tucker
Si repites una mentira hasta la saciedad, se acaba convirtiendo en verdad.
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Los encuentros de Cristina de Lighling Tucker
Ambos sonrieron mirándose. Era algo inusual enamorarse de esa forma. Quizás no era amor, pero aquella química significaba algo y estaban dispuestos a descubrir qué era, juntos.
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Los encuentros de Cristina de Lighling Tucker
Entre ellos se respiraba un amor puro que hacía que todo el mundo a su alrededor estuviera feliz.
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Cual es el nombre completo de Dumbeldore?