Quizá le de otra oportunidad, pero de momento no he sido capaz de terminarlo. La historia no me atrapa.
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Quizá le de otra oportunidad, pero de momento no he sido capaz de terminarlo. La historia no me atrapa.
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Encontré que es una novela sórdida del principio hasta el final aunque con vocabulario por momentos rebuscado y personajes bien campeados. Un policía brutal y despiadado es suspendido de sus funciones por bestialidad. Regresa al hogar y se reencuentra con su gemelo que es minusválido y se ha prendado de una prostituta colombiana. Es una novela cruda y despiadada sobre el medio proletario. |
Me va a faltar objetividad. Novela irregular. El ambiente barcelonés, mezclando la alta burguesía catalana y el lumpen ("charnegos", "murcianos" los denomina repetidamente) junto con el tratamiento singular, propio del autor, de la coexistencia de dos lenguas, de dos culturas, de dos realidades sociales muy alejadas, sirven de fondo a un relato muy poco o nada creíble, que protagoniza un antihéroe maltratado por la vida, por las circunstancias… y por el autor, me parece. Las situaciones que contempla la novela resultan estrambóticas y estrafalarias, nada creíbles. La historia resulta inverosímil, aderezada de componentes ridículamente sexuales, relaciones que es difícil tomar en serio, y ciertos personajes algo gratuitos, que contribuyen a enredar un argumento de por sí poco consistente.. Todo ello está contado con una prosa ágil, dinámica, que atiende con muy buena mano a paisajes, ambientes, y a los principales personajes, si dejamos de lado la caricatura, a veces cruel, con que el autor dibuja todo ello, de forma ciertamente deliberada. Esto facilita la lectura fácil y grata, a pesar de lo dicho anteriormente. Tengo que reconocer que esta misma impresión me han causado algunas otras obras de Marsé, a quien de vez en cuando vuelvo, sin excesivo entusiasmo, aunque con cierta curiosidad, provocada por la sensación de que le demandaría más coherencia y solidez a este, por otra parte, brillante escritor ¿O debería decir brillante prosista? Ahí lo dejo. + Leer más |
Un libro que encontré malito por su contenido : un pobre tipo decide de reconquistar a su mujer haciéndose pasar por otro pobre tipo, un chulo al que le pone el nombre de un amigo de infancia. La mujer es una catalana bilingüe al mismo tiempo que una fulana.
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Novela corta, pero intensa que nos muestra una barcelona de posguerra con unos personajes típicos con tintes atípicos, envueltos en unas tramas posibles pero trágicas. Muy bien narrado por este escritor hasta ahora desconocido para mi. Merece la pena leerlo.
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Después de haber leído Canciones de Amor en el Lolitas Club, tenía muchas ganas de leer otra de Juan Marsé. S embargo , se me ha quedado muy floja. El argumento me resulta inverosímil y demasiado pueril . Intenta tratar demasiados temas que en mi opinión no terminar de encajar entre sí. Sin embargo , tiene una narrativa exquisita y es muy rico en lenguaje . Me esperaba más . |
Este libro me reconcilió con la escritura de Marsé después de haberle leído el Premio Planeta 1978 y "Rabos de lagartija" que encontré trivial. Aquí reina un estilo novelesco en todo su esplendor, bien escrito, con vocabulario selecto. Es la historia en Barcelona de Susana, una chica tísica criada por su madre con principios morales algo dudosos y cuyo padre huyó a Francia con la toma de poder de Franco. La madre le inventa una vida aventurosa al padra ausente, sobre todo que alberga a un antiguo terrateniente del padre, quien va a contribuír con el mito inventándole una vida en Shangai con personajes exóticos. La triste realidad es que el padre de Susana se ha fugado con la mujer y el hijo de su terrateniente y se ha esfumado. Susana se cura de su tuberculosis y será la amante del terrateniente (venganza?). La madre de Susana se vuelve alcohólica, y el chico de 14 años, protagonista de esta novela, crece y se aleja del barrio recordando los hechos. |
Encerrados con un solo juguete arranca en la Barcelona de 1949, ya en pleno franquismo, y dejando atrás la época más dura de la posguerra. Nos presenta a un grupo de jóvenes que tratan de encontrar su lugar en el mundo, aunque sin mucha fortuna. Por un lado tenemos a Andrés, que ha dejado su trabajo en un taller de joyería porque cree que puede aspirar a algo más. Hijo de un hombre, ya fallecido, con firmes ideales, le abruma el hecho de todo el mundo -excepto su hermana- lo compare con su padre y se centra más en su novia Tina y en el despertar sexual que está experimentando. Tina es uno de los integrantes de la familia Climent, que pese a haber disfrutado de una posición holgada en el pasado ahora pasa penurias después de que el padre tuviera que exiliarse en Brasil tras la guerra. Se trata de una chica sin muchas inquietudes y cuya principal preocupación parece ser no aburrirse y escuchar música en la radio. Y por otro lado tenemos a Martín, antiguo novio de Tina y examigo de Andrés, que no se resigna a verlos juntos. Este relación a tres bandas, que acabará siendo a cuatro, es la que que lleva el peso narrativo de la obra, si bien tenemos otros personajes interesantes, como el artista y bohemio Mauricio, la prostituta Julita o el antiguo amigo del padre de Andrés. La obra nos presenta un ambiente gris y desesperanzador, casi opresivo, con una juventud sin futuro y unos adultos que han perdido el poco porvenir que tenían. Por desgracia, en algunos momentos la novela se hace un poco densa y pesada de leer. Además de abordar ciertas situaciones un poco inverosímiles. + Leer más |
Me parece increíble. Hasta tres veces tuve que empezar esta novela, desde su publicación en abril de 2016, para poder terminarla. La primera no me enganchó del todo, así que como tenía dónde elegir me decanté por otra. La segunda creí que ya la había leído, pues me sonaba el principio; también la dejé aunque sin estar segura de qué iba. Por fin volví a retomarla, ahora convencida de no haberla leído y dispuesta a darle otra oportunidad; resulta que ha sido una de esas veces en las que te dices a ti misma ¡menos mal que no la deseché del todo! Me ha encantado porque, aunque suponga una paradoja Esa puta tan distinguida es el relato del desencanto, al menos es la sensación que se me ha quedado al terminarla. Y como es un relato-guion que oscila entre la verdad histórica y la ficción literaria-cinematográfica, espero que uno de los mejores críticos de cine que tiene actualmente nuestro país, Alberto Sáez, la lea, si no lo ha hecho ya; seguro que él capta todos los guiños que aparecen a directores, productores y películas. Pero la novela es desencanto, ira, frustración, vergüenza, odio hacia esa puta tan distinguida que no es ni mucho menos Carolina sino una España franquista y la inmediatamente posterior (de la actual no comentaremos nada pues no aparece en la novela); porque fue este país el que obró con malicia y doblez (una acepción del sustantivo “puta”) primero durante el franquismo, hacia todas aquellas personas que no comulgaban con el régimen, o a las que a alguien le parecía que no lo hacían; después, en la transición hacia una democracia, la doblez persistió porque todavía quedaba miedo en algunos, en otros sed de venganza y en muchos la miseria de querer enriquecerse a costa de ofrecer un supuesto arte, prohibido hasta entonces, para borrar de la memoria colectiva las tropelías cometidas durante cuarenta años. Esa puta tan distinguida no defrauda porque lleva el sello de Juan Marsé, de su novela social, de la crítica infatigable hacia tantos infortunios que ha causado este país «su chulo […] un mala bestia que la obligó a participar en parrandas que montaba para un jefazo de la Falange o del Gobierno Civil […] pero […] la instrucción policial sobre la carrera de Carolina Bruil como prostituta no lo recogía, y tampoco en las actas del juicio encontraría un rastro del asunto». Parece increíble que con 83 años se pueda escribir con tanta lucidez integrando el humor y la dureza en el estilo. Aunando la realidad con la ficción, con ese sueño en el que nos gustaría quedar atrapados a veces y otras poder escapar de él sin conseguirlo. Esa unidad es la verdad que nos martillea una y otra vez, de manera constante y despiadada hasta conseguir que no seamos nosotros mismos, seres individuales, sino reflejos de una sociedad. Marsé defiende, de nuevo, la propia identidad y critica al gobierno, al estado, al entorno que la destruye «En mis ficciones, la vivencia real se somete a la imaginación, que es más racional y creíble. En la parte inventada está mi autobiografía más veraz». En esta prosa, en primera persona con Marsé como protagonista, encontramos desmemoria, que no es sino alguna estrategia del olvido necesaria para poder seguir viviendo con algo de dignidad, tras haber sido torturado, encarcelado durante años, para «explicarme cómo surgió y por qué y de dónde proviene ese repentino e inescrutable desvarío que arruinó mi vida…», de ahí que el propio Marsé, una vez que se da cuenta de que echan por tierra su trabajo para hacer una película semipornográfica «para el guión definitivo Prada había sugerido la colaboración de un escritor de telefilmes de acción rodados en fabulosos escenarios de la Costa del Sol», admire a Sicart, quien, a pesar de quedarse en la miseria y en el más absoluto de los olvidos no renuncia del todo al orgullo pues mantiene «un envaramiento que probablemente no era otra cosa que impostura pero que, aun siéndolo, de algún modo le mantenía fiel a un pasado menesteroso, recosido y funesto del que no sabía o no quería desprenderse, tal vez porque no tenía otro» Al leer la novela nos damos cuenta de que la memoria individual puede ser frágil, puede ir debilitándose por causas naturales o provocadas, pero la memoria colectiva ha de permanecer intacta; no podemos olvidar lo ocurrido en un determinado momento de un país, no por el odio generado (aunque puede que también) sino para que sirva de terapia y no vuelva a suceder. De ahí la importancia de otro de los temas presentes en toda en esta obra de Juan Marsé, no sólo la literatura, sino la escritura; el sentido que aportan las palabras a la Historia «Porque este es el problema ¿Quién dijo que hay muchas formas de contar una historia pero sólo una trama?». El argumento es sencillo, en plena transición un escritor recibe el encargo de hacer el guion de una película basado en el asesinato de una prostituta, Carolina Bruil, en 1949, a manos, supuestamente, de Fermín Sicart, en la sala de proyección del cine Delicias donde él trabajaba como ayudante de Liberto Augé, miembro de la CNT. Pero este escritor, trasunto del propio Marsé, aprovecha el guion cinematográfico para indagar en lo sucedido 40 años atrás, de esta forma, con una técnica metacinematográfica va desarrollando su propio guion basándose en lo ocurrido en la cabina de proyección en 1949; de hecho llega a obsesionarse con el suceso «se desvanecía la imagen tan arduamente elaborada de Carolina Bruil en la cabina del cine […] y me obsesionaba: medias negras (¿de rejilla?), la gabardina echada sobre los hombros y la película alrededor del cuello…»,para instantes después percatarse de la realidad «¿Por qué no mandas todo eso al carajo y te dedicas a lo tuyo? Puesto que el asunto que de verdad te interesa —la desmemoria, la falsedad, la suplantación de personalidad, la culpa no asumida, el fingimiento— no cuenta […] ¿por qué no abandonas?». Al unir los informes de los que dispone con las entrevistas a Sicart intenta recuperar la legitimidad de algo que quedó oscuro, y de esta forma parece que termina la novela, sin llegar a descubrir la verdad; pero Marsé es inteligente, y a través de todo el material del que dispone y que al principio resulta caótico, va reconstruyendo las vidas de dos miserables; personas con quienes la mala suerte se cebó y que fueron, como tantas otras, la tapadera de intereses políticos y eclesiásticos «Disfruto de una saludable clerofobia desde la más tierna adolescencia». Además critica el mundo del cine, el desamparo de guionistas frente a las ambiciones de directores y productores. A pesar de que el escritor se burla del productor, no hace caso a los directores que van surgiendo y conforma una posible realidad basada en el psicoanálisis resultante de la entrevista a Sicart, no lo dejan crear una película de profundidad psicológica que pueda extraer el porqué de los hechos: «¿qué tal me iba con la puta ciega? ¿El entrañable personaje crecía, daba juego, tal como me había sugerido? ¿Había tenido ocasión de conocer a Elsa Loris, esa maravillosa actriz que bordaría el papel?». Aprovechando esta circunstancia, entre otras, Marsé reprueba con ironía a los malos actores que no se sabe bien por qué siguen en cartel cuando ni su actuación es buena ni sus chistes tampoco debido a que no son chistes sino zafiedades. «El sonido de nuestras películas es de una insolvencia técnica clamorosa. Y la dirección de los actores no ayuda. No vocalizan, y los diálogos no se entienden ¿O es que los técnicos de sonido son muy malos?». Pero Marsé respeta el arte; la literatura, como no podía ser de otra manera, queda enaltecida desde el principio en una entrevista que le hacen al autor y de cuyas respuestas podríamos destacar, «Porque siempre he confiado más en la escritura que en el blablablá», el amor por el buen cine y la buena novela; esto es irrefutable «Los únicos clérigos que respeto son el padre Pietro de “Roma, cittá aperta” de Rosellini, el Nazarín de Galdós/Buñuel, el padre Brown de Chesterton y el furioso y zarrapastroso cura irlandés de “La hija de Ryan” de David Lean», así como el amor hacia el individuo como hombre, como ser humano «Cualquier forma de nacionalismo me repugna». En Esa puta tan distinguida encontramos la pasión por el cine unida a la literatura y a la persona en el personaje de Felisa, la asistenta que, casi como una madre, lo reprende, lo anima a escribir, lo aconseja y le hace reflexionar con sus adivinanzas sobre escenas de películas de la edad doradas del cine «—Se parece al hombrecito que merecía mejor suerte. Lo envenenaron, ¿recuerda? —dijo dándome bruscamente la espalda—. Piénselo. Estaré en la cocina». Felisa cree que en el cine está el secreto de vivir, por eso es con ella con quien encontramos los más agudos y originales diálogos, es la que destila humor de sus actos, sus palabras, sus intenciones; de ahí que al ver a una actriz de variedades insinuándose a su señor, ataca como mejor sabe para no poner en peligro la armonía familiar del escritor. «—Mejor que no sepa, querida. ¿Ha oído hablar de la peste rosa? Feo asunto. —Y dirigiéndose a mí otra vez— (con una jeringuilla en la mano) ¡Pantalones abajo, venga, no tengo todo el día! Apártese, señorita, haga el favor.» Marsé entrega su guion y, a pesar de sus ironías «le estoy encontrando gusto a la técnica del guion, a los fundidos y encadenados, a los exteriores de día o de noche, a los diálogos en off, al flashback […] Son formas narrativas novedosas e interesantes» sabe que luego harán con él lo que quieran, puede que precisamente por eso se permita los sarcasmos continuos. Puede que la película final sea el trasunto de una prostituta ciega y que cuando metan a su amiga se arrepienta de todo para dedicarse a vender cupones de la ONCE, pero en realidad en la novela de Marsé no se refleja un asesinato claro sino una ayuda al suicidio, pero eso está en la memoria trastocada de Sicart, de ahí el empeño en hacerla desaparecer. Enlace: http://elblogaurisecular.blo.. + Leer más |
Una lectura que no me ha gustado nada. Y si lo leí hasta el final fue porque esperaba que el desenlace recompusiera el todo. Nada. Un tipo viejo, cuya vida es casi un mito escribe sus memorias donde amalgama la estricta realidad con recuerdos "arreglados". Una sobrina viene a ayudarlo en el intento, una mujer totalmente desalmada quien en realidad, es su hija. Una historia sin ninguna moralidad. Y Premio Planeta 1978 ! |
En 1978 Juan Marsé presentó esta novela, "La muchacha de las bragas de oro", al Premio Planeta. Extrañamente ganó el Premio y recibió por ello 4.000.000 de pesetas. Digo extrañamente porque considero que esta obra no reúne lo mínimo que se le puede pedir a una novela ganadora. Estoy convencido que Juan Marsé lo sabía también, pero a caballo regalado.... Sirva esto para indicar que considero que el Premio Planeta premia más el nombre del autor, su fama, que la obra en sí. Una pena. Esta "muchacha de las bragas de oro" tiene toda las pintas de haberse terminado de forma precipitada, sin una revisión profunda, sin una corrección previa. Porque la historia no es mala en sí; un escritor falangista se encierra en un pueblecito de la costa catalana para escribir sus memorias, retocándolas de forma que parezcan que el escritor falangista hubiese sido un demócrata de toda la vida. En su encierro va a aparecer una sobrina promiscua con la que va a mantener una extraña relación. Concluye la novela con un final inesperado que podría haber dado mucho más de sí. Creo que la historia es buena pero Juan Marsé no la trabajó lo suficiente y ello se nota en los personajes; grotescos, los diálogos; simplones, las descripciones; mejorables, y un final que podía ser de traca; penoso y cortante. La obra se nota que es de Juan Marsé, pero de un Juan Marsé poco trabajado. A pesar de ello, recibió un premio en metálico y sobre la novela se hizo una penosa película. En fin, una obra que nació con un pan debajo del brazo. Nada más. + Leer más |
‘Notas para unas memorias que nunca escribiré’ reúne el diario de 2004 y las libretas de los últimos años del escritor.
Enlace: https://www.abc.es/cultura/l.. |
Un diario llevado por el escritor en el 2004 y tres libretas de anotaciones posteriores se reúnen en 'Notas para unas memorias que nunca escribiré'.
Enlace: https://www.elperiodico.com/.. |
En sus 'Notas para unas memorias que nunca escribiré', el Cervantes fustiga a sus enemigos y abomina del 'procés'.
Enlace: https://www.burgosconecta.es.. |
Apuntes, recuerdos y opiniones del escritor catalán se recogen en una obra que es, a la vez, un "despiadado autorretrato".
Enlace: https://www.lne.es/cultura/2.. |
Primer libro que leo del reciente fallecido Juan Marsé y me ha gustado. Esta novela corta narra la historia, un tanto desgraciada y en blanco y negro, en contraposición a las ilustraciones tan coloridas, de Bruno, un niño que vive con su madre Ruth en Barcelona. Bruno visita cada día a su vecina Pauli, una polaca superviviente de un gueto judío de manías y actos extraños, frases sin sentido, siempre acompaña de sus recuerdos y su loro. La señora Pauli se postra en su balcón, desde donde tira aviones hechos con periódicos, en los que señala noticias felices. Un día, le pide a Bruno que vaya a recogerlos de nuevo y a traerle periódicos a cambio de una propinilla. En ese momento se cruza en el portal con dos hermanos con los que comienza una conversación… Y hasta aquí puedo leer. La pluma es excelente y es lo que más he disfrutado, la historia me ha gustado y el final es asombroso, pero me ha costado captar qué quería contar el autor y he necesitado reposar la lectura. Me ha faltado más redondez en el argumento y que esté más cohesionado. Hay algo que no termina de convencerme, falta una chispa, una clave que una todo. Para ser un libro tan corto – se lee de una sentada – me ha sorprendido que haya varias historias en un segundo plano: el padre de Bruno, la sobrina de Pauli, los recuerdos de la anciana, la tristeza de Ruth y el encuentro con los hermanos Oskar y Jan, sin embargo, cada historia no termina de encajar y al final acaba siendo un conjunto de historias más o menos interesantes, en vez de una novela. No creo que sea el mejor libro del autor, pero su pluma me ha encantado y quiero leer algo más de él. Incluyo el libro en el #retomujeresautoras en la categoría de ilustradora: María Hergueta, unos trazos exquisitos y coloridos.
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Hermosa historia de las que tocan el corazón y el alma. Con pocos personajes pero entrañables, como los dos principales Bruno de 15 años y la anciana Pauli, la cual se pasa los dias en su balcón lanzando aviones de papel cargados de buenas noticias. Es una novela corta pero con la hermosa narrativa de Marse.
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La historia de David, en los años 51-53, en Barcelona cuyo padre ha huído porque el régimen franquista lo sabe comprometido. Su madre, una llamativa pelirroja está embarazada. David con sus 14 años trabaja con un fotógrafo, pero vive mucho en la calle con un amigo invertido que trata de pervertirlo. El mundo de David es una mezcla de realidad brutal y de desvarío total en la medida que el chico se inventa conversaciones con personajes ausentes. Caza lagartijas con su amigo para confeccionar un bastón para curar almorranas, que por cierto, es un invento. Un policía que sigue los pasos del padre, se enamora de la madre y los acosa con visitas y regalos. La madre morirá de eclampsia dejando un hijo minusválido que será criado por su hermana. David muere atropellado por un tranvía haciendo fotos durante una huelga en Barcelona. |
Pequeño libro corto en la Barcelona de 1945, denso, negro, desesperado, tomando personajes al límite de la marginalidad. Una huérfana se prostituye y trabaja como una bestia, un inspector la trata de discernir, pero ella se escapa. Duro y desesperado. |
La acción de esta novela corta de Juan Marsé transcurre en un día. Pero no es cualquier día sino el 8 de mayo de 1945: 𠇎ra un martes por la tarde y hacía un calor sofocante”. Los titulares de los periódicos anuncian la rendición de Alemania en el conflicto bélico. El barrio Guinardó es la locación de esta novela, un barrio bajo que aglomera lo peor de las conductas humanas: el robo, la prostitución, todo lo ilegal y clandestino, el abuso sexual y la violación, la idea del suicidio y la muerte en sí . Un policía es el protagonista de esta historia y el regreso a este barrio conocido por él es descripto como un descenso a los infiernos. La escena en la cual el policía contempla suicidarse es muy inquietante. Abatido por su separación contempla la idea de acabar con su vida. Sin ánimos de trabajar, se le encomienda llevar a Rosita, víctima de una violación, a la morgue para reconocer a su presunto atacante. En el camino, Rosita, quien ignora su tentativa de matarse, le recuerda al policía el destino de los suicidas: entierro sin cruz, sin cura y separado de los feligreses. Para los suicidas no hay paz posible. Rosita es una niña huérfana. Las chicas como ella trabajan para contribuir a la economía de la casa de la caridad que las hospeda. La mayor parte de los diálogos involucran a Rosita, quien es muy verborrágica, durante los intentos del policía para llevarla a identificar a su atacante, ella no para de hablar. La niña violada tiene trece años y un despertar sexual precoz debido a la violación y a la necesidad de dinero. El martes de capitulación casi hace rendirse al propio policía y para Rosita es el mayor día de peregrinación laboral, incluso con la Virgen a cuestas. Ese martes elimina cualquier vestigio de inocencia en Rosita porque el policía comprueba que ella es prostituida por quien ella cree que es un familiar lejano. El sufrimiento y el dolor embarga a los dos personajes por distintos motivos y el paisaje de ruinas, de cuerpos mutilados como la paloma y el soldado, sólo los intensifica. (360 palabras) + Leer más |
Cual es el nombre completo de Dumbeldore?