El barón rampante de Italo Calvino
no conocía todavía el amor, y toda experiencia, sin ésa, ¿qué es? ¿De qué sirve haber arriesgado la vida, cuando de la vida aún no conoces el sabor?
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El barón rampante de Italo Calvino
no conocía todavía el amor, y toda experiencia, sin ésa, ¿qué es? ¿De qué sirve haber arriesgado la vida, cuando de la vida aún no conoces el sabor?
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El barón rampante de Italo Calvino
Era el amor tan esperado por Cósimo y ahora inesperadamente llegado, y tan hermoso que no comprendía cómo era posible imaginárselo hermoso antes. Y de su hermosura lo más nuevo era el ser tan simple, y al muchacho en ese momento le parece que tenga que ser siempre así.
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El barón rampante de Italo Calvino
Era Viola, quien le había descubierto la plenitud; y con ella jamás conoció la tristeza después del amor, predicada por los teólogos; más aún, sobre este tema escribió una carta filosófica a Rousseau que, quizá turbado, no contestó.
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El barón rampante de Italo Calvino
En fin, existían también entre nosotros todas las causas de la Revolución francesa. Sólo que no estábamos en Francia, y no hubo Revolución. Vivíamos en un país donde se verifican siempre las causas y no los efectos.
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El barón rampante de Italo Calvino
También yo - respondió Cósimo -, vivo desde hace muchos años por unos ideales que no sabría explicarme siquiera a mí mismo:
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Si una noche de invierno un viajero de Italo Calvino
Me gusta saber que existen libros que aún podré leer.
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Las ciudades invisibles de Italo Calvino
En Cloe, gran ciudad, las personas que pasan por las calles no se conocen. Al verse imaginan mil cosas unas de las otras, los encuentros que podrían ocurrir entre ellas, las conversaciones, las sorpresas, las caricias, los mordiscos. Pero nadie saluda a nadie, las miradas se cruzan un segundo y después huyen, buscan otras miradas, no se detienen. (p.65)
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El barón rampante de Italo Calvino
Todo muy bonito, pero yo tenía la impresión de que por esa época no solo mi hermano había enloquecido del todo sino que se estaba volviendo imbécil, cosa más grave y dolorosa, porque la locura es una fuerza de la naturaleza para bien o para mal, mientras que la bobería es una debilidad de la naturaleza sin contrapartida (p. 204)
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El barón rampante de Italo Calvino
El perro Óptimo Máximo, nada intimidado por el hecho de ser el único [perro] salchicha de Ombrosa, cortejaba grandes perras de pastor, o perras lobas, con petulante audacia, confiando en la natural simpatía que inspiraba. A veces regresaba maltrecho a mordiscos; pero bastaba un amor afortunado para compensar todas las derrotas.
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El caballero inexistente de Italo Calvino
El arte de escribir historias está en saber sacar de lo poco que se ha comprendido de la vida todo lo demás; pero acabada la página se reanuda la vida y nos damos cuenta de que aquello que se sabía en verdad no era nada.
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Las ciudades invisibles de Italo Calvino
Los futuros no realizados son sólo ramas del pasado: ramas secas.
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Las ciudades invisibles de Italo Calvino
Marco Polo describe un puente, piedra por piedra. - Pero cuál es la piedra que sostiene el puente?-pregunta Kublai Kan. -El puente no está sostenido por esta piedra o por aquella - responde Marco- , sino por la línea del arco que ellas forman. Kublai permanece silencioso, reflexionando. Después añade: -Por qué me hablas de las piedras? Lo único que me importa es el arco. Polo responde: - Sin piedras no hay arco |
Las ciudades invisibles de Italo Calvino
-Yo hablo, hablo -dice Marco- pero el que me escucha sólo retiene las palabras que espera. (...) Lo que dirige el relato no es la voz: es el oído
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Las ciudades invisibles de Italo Calvino
Todo lo imaginable puede ser soñado, pero hasta el sueño más inesperado es un acertijo que esconde un deseo, o bien su inversa, un temor.
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El barón rampante de Italo Calvino
No puede haber amor si uno no es uno mismo con todas sus fuerzas.
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¿Quién es Momo?