El barón rampante de Italo Calvino
-Tú razonas demasiado.¿ Por qué ha de razonarse el amor? - Para amarte más. Todo, si se hace razonándolo, aumenta nsu potencia. |
El barón rampante de Italo Calvino
-Tú razonas demasiado.¿ Por qué ha de razonarse el amor? - Para amarte más. Todo, si se hace razonándolo, aumenta nsu potencia. |
El barón rampante de Italo Calvino
-¿Por qué me haces sufrir? -Porque te amo Entonces era él quién se enfadaba: -¡No,no me amas! Quien ama quiere la felicidad,no el dolor. -Quien ama quiere sólo amor,aun acosta del dolor. |
El barón rampante de Italo Calvino
Se conocieron. Él la conoció a ella y a sí mismo,porque en realidad nunca se había conocido.Y ella lo conoció a él y a sí misma, porque aún habiéndose conocido siempre, jamás se había podido reconocer así.
|
|
El barón rampante de Italo Calvino
Bastaba un amor afortunado para compensarlo por todas las derrotas.
|
El barón rampante de Italo Calvino
Cosimo no conocía aún el amor, ¿Y qué es cualquier experiencia sin esa? ¿De qué vale haber arriesgado la vida cuando aún no conoces el sabor de la vida?
|
El barón rampante de Italo Calvino
Contaba a los ombroenses nuevas historias que,al contarlas, de verdaderas se volvían inventadas,y de inventadas, verdaderas.
|
El barón rampante de Italo Calvino
Cosimo estaba aún en esa edad en que las ganas de contar dan ganas de vivir.
|
La nube de smog de Italo Calvino
Empecé a escribir una de las habituales peroratas, pero, poco a poco, de una palabra a otra, vine en deseo de describir la nube de smog tal como la había visto deslizarse por encima de la ciudad, y la vida tal como se desarrollaba dentro de esa nube, y las fachadas de las casas viejas, llenas de salientes, de cavidades, donde se iba depositando una capa negra, y las fachadas de las casas modernas, lisas, monocromas, cuadradas, en las que poco a poco, se extendían unas difuminadas sombras oscuras.
|
El barón rampante de Italo Calvino
Ya se sabe que los revolucionarios son más formalistas que los conservadores; les parecía censurable, era un sistema que no convenía (refiriéndose a que Cosimo participara de las discusiones encaramado a un algarrobo)
|
El barón rampante de Italo Calvino
Además, la vegetación ha cambiado; ya no hay encinas, olmos, robles; ahora África, Australia, las Américas, las Indias alargan hasta aquí ramas y raíces.
|
Seis propuestas para el próximo milenio de Italo Calvino
«cuanto más tiempo economicemos, más tiempo podremos perder»
|
El vizconde demediado de Italo Calvino
[...] esto es lo bueno de estar partido: el comprender de cada persona o cosa del mundo la pena que cada uno y cada una tienen por su propia incompletez.
|
El castillo de los destinos cruzados de Italo Calvino
Porque en cada elección hay también un reverso, es decir un renunciamiento. Y así no hay diferencia entre el acto de elegir y el de renunciar
|
El castillo de los destinos cruzados de Italo Calvino
También mi historia está contenida en este entreveramiento de cartas; pasado, presente futuro. Pero ya no sé distinguirla de las otras
|
El castillo de los destinos cruzados de Italo Calvino
Dejadme así. He dado toda la vuelta y he comprendido; el mundo se lee al revés, todo esta claro
|
El vizconde demediado de Italo Calvino
Por entonces, a cada nave que alguien veía se decía: «Éste es maese Medardo que regresa», y no porque estuviéramos impacientes por su regreso, sino por tener algo que esperar.
|
Las ciudades invisibles de Italo Calvino
A fuerza de descarnar sus conquistas para reducirlas a la esencia, Kublai había llegado a la operación extrema: la conquista definitiva, de la cual los multiformes tesoros del imperio no eran sino apariencias ilusorias, se reducía a una tesela de madera cepillada: la nada...
|
Las ciudades invisibles de Italo Calvino
El infierno de los vivos no es algo por venir; hay uno, el que ya existe aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Hay dos maneras de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de el hasta el punto de dejar de verlo. La segunda es arriesgada y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quien y que, en medio del infierno, no es infierno, y hacer que dure, y dejarle espacio.
|
Las ciudades invisibles de Italo Calvino
Si, el imperio el imperio esta enfermo y lo que es peor, trata de acostumbrarse a sus llagas. El fin de mis exploraciones es éste: escrutando las huellas de la felicidad que todavía se entrevén, mido su penuria. Si quieres saber cuanta oscuridad tienes a tu alrededor, has de aguzar la mirada para ver las débiles luces lejanas.
|
Gregorio Samsa es un ...