El viento conoce mi nombre de Isabel Allende
Todos tenemos miedo muchas veces. Los hombres valientes también tienen miedo, pero lo enfrentan y cumplen con su deber.
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El viento conoce mi nombre de Isabel Allende
Todos tenemos miedo muchas veces. Los hombres valientes también tienen miedo, pero lo enfrentan y cumplen con su deber.
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El viento conoce mi nombre de Isabel Allende
No puedes vivir con la duda, eso es peor que el duelo...
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Violeta de Isabel Allende
Es posible enamorarse en la vejez con la misma intensidad y pasión que en la juventud. La única diferencia es que hay una sensación de urgencia: no se puede perder el tiempo en tonterías.
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La isla bajo el mar de Isabel Allende
Siempre había música, donde los árboles se doblaban de fruta, los vegetales crecían solos y los peces saltaban del agua y podían cogerse sin esfuerzo, donde todos eran libres: en la isla bajo el mar.
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Paula de Isabel Allende
Mi vida se hace al contarla y mi memoria se fija con la escritura, lo que no pongo en palabras sobre el papel, lo borra el tiempo
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El cuaderno de Maya de Isabel Allende
La vida es una tapicería que se borda día a día con hilos de muchos colores, unos pesados y oscuros, otros delgados y luminosos, todos los hilos sirven.
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Inés del alma mía de Isabel Allende
Los cuerpos rodaban por las gradas y se amontonaban abajo; pilas de carne en descomposición. La ciudad se asentaba en un lago de sangre; las aves de rapiña, hartas de carne humana, eran tan pesadas que no podían volar, y las ratas carnívoras alcanzaban el tamaño de perros pastores.
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Violeta de Isabel Allende
Me eché a llorar sin control, y ese torrente de lágrimas me fue lavando por dentro hasta que no quedó nada del rencor y la culpa y los malos recuerdos. Desde entonces, el espíritu de mi madre me ronda con paso liviano.
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La casa de los espíritus de Isabel Allende
Igual que en el momento de venir al mundo, al morir tenemos miedo a lo desconocido. Pero el miedo es algo interior que no tiene que ver con la realidad. Morir es como nacer: solo un cambio
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La casa de los espíritus de Isabel Allende
Él escribía canciones revolucionarias para los trabajadores, los estudiantes y, sobre todo, la alta burguesía, que las había adoptado como moda
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La casa de los espíritus de Isabel Allende
Alba creció con la idea de que la normalidad era un don divino
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La casa de los espíritus de Isabel Allende
La despreocupada e impúdica sensualidad de Clara tampoco le bastaba. Deseaba mucho más que su cuerpo, quería apoderarse de esa materia imprecisa y luminosa que había en su interior y que se le escapaba aun en los momentos en que ella parecía agonizar de placer
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La casa de los espíritus de Isabel Allende
No deseaba hacerse rico a costa de tantos sacrificios. Le quedaba la vida por delante para enriquecerse si podía, para aburrirse y esperar la muerte
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La casa de los espíritus de Isabel Allende
Tal vez temía que ese grandioso amor, que había resistido tantas pruebas, no pudiera sobrevirar a la más terrible de todas: la convivencia.
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¿En qué época está ambientada la obra?