Los fuegos de otoño de Irène Némirovsky
Había envejecido sin que le diera tiempo a madurar. Era como una fruta prematura: si le hincas el diente, solo encuentras una carne ácida y dura.
|
Los fuegos de otoño de Irène Némirovsky
Había envejecido sin que le diera tiempo a madurar. Era como una fruta prematura: si le hincas el diente, solo encuentras una carne ácida y dura.
|
Los fuegos de otoño de Irène Némirovsky
Aquel era un lugar de la guerra donde los cadáveres propios ya no se distinguían de los del enemigo: el barrio los cubría a todos con el mismo sudario.
|
Los fuegos de otoño de Irène Némirovsky
¡No! ¡No! ¡Eso es trampa! Con el deber no se escatima, no se regatea. No se entrega uno a medias. Lo da todo, la vida, el trabajo, todo lo que ama.
|
La presa de Irène Némirovsky
𠇎n realidad -se dijo-, no se trata más que de eso, del instinto de supervivencia. Porque si me preguntaran: “Qué quieres? ¿Disfrutar?” No, claro que no. ¡Quiero tener lo que me niegan, mi parte en la vida! No quiero esperar más, seguir llamando a una puerta cerrada. Quiero ser, existir, decir: “¡Yo!””
|
La presa de Irène Némirovsky
“La lectura le proporcionaba lo que a otros les da el alcohol: el olvido de la vida.”
|
El baile de Irène Némirovsky
Antoinette hizo girar lentamente el taburete de felpa delante del piano. Habría podido dibujar de memoria las manchas, los agujeros en la tela… Inicio las escalas.
|
Los fuegos de otoño de Irène Némirovsky
"Hijo mio, el atrevimiento, el todo vale , la dureza de corazón, están muy bien en la guerra , porque los justifica el patriotismo, pero en la paz nos dará una generación de bandidos."
|
Los fuegos de otoño de Irène Némirovsky
Éramos hombres... Y puesto que no podemos convertirnos en máquinas, puesto que ya no somos hombres, sentimos que hemos retrocedido al estado salvaje, del animal. ¿ que te dicen? 'No hay que tratar de comprender. No hay que pensar" . Soldado de la primera guerra mundial .
|
Los fuegos de otoño de Irène Némirovsky
Era otro nuevo rasgo en él, producto de la vida militar : una furia que lo poseía con enorme facilidad.
|
Suite francesa de Irène Némirovsky
Porque en público no se llora, salvo a la cabecera de un muerto (el resto del tiempo hay que saber comportarse y ocultar a los demás no sólo las penas, sino también las alegrías demasiado grandes).
|
Suite francesa de Irène Némirovsky
Cuando hablaba en alemán, sobre todo en aquel tono de mando, su voz adquiría una sonoridad vibrante y metálica que producía a los oídos de Lucile un placer similar a un beso dado con rabia y acabado en mordisco.
|
Suite francesa de Irène Némirovsky
Dichosos los que pueden amar y odiar sin disimulos, sin vacilaciones, sin matices.
|
|
Suite francesa de Irène Némirovsky
En una palabra, de que las catástrofes pasan y hay que procurar no pasar antes que ellas, eso es todo. Así que lo primero es vivir: Primum vivere. Día a día. Vivir, esperar, confiar.
|
Suite francesa de Irène Némirovsky
En el fondo de su corazón había capas de odio que se superponían sin confundirse: la de la campesina que instintivamente detesta a la gente de la ciudad, la de la criada cansada y amargada por haber vivido en casas ajenas y, finalmente, la de la obrera, porque durante aquellos últimos meses había sustituido a su marido en la fábrica.
|
Suite francesa de Irène Némirovsky
Ella se había entregado porque a cambio esperaba recibir de él una protección no sólo material, sino también espiritual.
|
Suite francesa de Irène Némirovsky
Era como para desalentar la caridad. Aquella multitud miserable ya no presentaba rasgos humanos; parecía una manada en estampida.
|
|
Suite francesa de Irène Némirovsky
Pero entonces, que te consuela.? La certeza de mi libertad interior, que es un bien precioso e inalterable, y que conservarlo o perderlo solo depende de mi
|
¿Quién escribió la saga?