Donde aúllan las colinas de Francisco Narla
Los sueños de los hombres suelen arruinarse con los hechos de los hombres.
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Donde aúllan las colinas de Francisco Narla
Los sueños de los hombres suelen arruinarse con los hechos de los hombres.
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Breo: El celta que desafió a Roma de Francisco Narla
El destino forja a los hombres y vapulea sus vidas, para que puedan mirar atrás y comprender si han hecho lo correcto.
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Breo: El celta que desafió a Roma de Francisco Narla
Las lanzas destellaron sobre la niebla, entre las llamas. Pero uno a uno. Los nueve. Cantaron. Cantaron apagando el lamento de las cornetas. Cantaron orgullosos. De su es tirpe, de su pueblo, de su gente. Cantaron solemnes. Porque morían peleando por su libertad, porque morían libres y no esclavos. Cantaron, hasta que el acero apagó sus voces. Cantaron la leyenda de aquel que unió a las tribus. |
Breo: El celta que desafió a Roma de Francisco Narla
–... Matarás a tu hermana. Matarás a tu madre. Me matarás a mí... Se rompió la voz. La voz que tantas veces había cantado para ella. La voz que espantaba los malos sueños que la despertaban por la noche. –... Y te quitarás la vida. |
Breo: El celta que desafió a Roma de Francisco Narla
Cuando el clan llamaba, los hombres afilaban sus espa-das, bruñían las grebas, repasaban los escudos, probaban los cascos. Cuando el clan llamaba, los hombres vertían sangre. Eran celtas. Y su credo, el hierro. Si la muerte, caprichosa, quería jugársela lejos del ho-gar, un celta se tendía en su escudo, en casa, y moría con la espada en la mano y la cabeza alta. Y no se aprendía a morir en un día. |
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Breo: El celta que desafió a Roma de Francisco Narla
Y allí había tres clases de hombres: los muertos, los que agonizaban y los culpables. Eran las minas más grandes del Imperio. Y en las minas de Astúrica sólo había una verdad: las almas se rompían, y Roma escupía los pedazos. |
Breo: El celta que desafió a Roma de Francisco Narla
Tuvo que llegar hasta el final. Porque la esperanza es testaruda, porque uno de los trabajos de la esperanza es mentir.
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Donde aúllan las colinas de Francisco Narla
La codicia es siempre la furcia con más clientes del burdel
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Breo: El celta que desafió a Roma de Francisco Narla
Fue el más grande de los banquetes. Compartieron la cerveza, el pan y cuando de las hogueras ya solo quedaron rescoldos, también la infusión que la anciana, envuelta en su sayo blanco, había preparado. Habia hervido haciendo bailar las rojas bayas del sagrado tejo. La compartieron.Y murieron. Porque antes que vivir como esclavos, los que se habían unido para plantarle cara a la Loba habían preferido morir libres. |
Fierro de Francisco Narla
Lo peor fueron los sueños inquietos. Porque los sueños eran venganza de los recuerdos.
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Fierro de Francisco Narla
No era el más valiente. Tampoco el más espabilado. Todos esos ya estaban muertos. Él los había conocido.
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Donde aúllan las colinas de Francisco Narla
Y sabía que, allá donde fuera, Roma llevaría con ella aquel calamitoso equipaje. La Loba era una plaga que se extendía, de un rincón al otro del mundo, consumiendo hasta el último grano, bebiendo hasta la última gota. Acabando con todo.
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Donde aúllan las colinas de Francisco Narla
La República es un sueño maravilloso -dijo el señor de Roma-, pero los sueños de los hombres suelen arruinarse con los hechos de los hombres.
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Breo: El celta que desafió a Roma de Francisco Narla
Roma era dueña de su mañana. Y Roma borraba su ayer.
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Assur de Francisco Narla
...las manchas y el hedor anunciaban de lejos al inquilino. Gutier siempre había estado convencido de que el menudo Gelmiro se empeñaba en usar tallas de más para tener huecos suficientes en los que almacenar la mugre.
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Fierro de Francisco Narla
Enconada a más no poder, la batalla no se decantaba a un lado o al otro. Sólo ganaba la muerte. La muy puta sólo se tomaba un respiro si tenía que afilar la guadaña.
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Fierro de Francisco Narla
Rendirse era el amor de los cobardes. Y él nunca había sido un cobarde. Seguiría luchando hasta el último aliento. Hasta que no fuera capaz de sostener el estoque. Seguiría luchando incluso cuando ya no hubiera esperanza. Como siempre.
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Gregorio Samsa es un ...