Breo: El celta que desafió a Roma de Francisco Narla
Cuando el clan llamaba, los hombres afilaban sus espa-das, bruñían las grebas, repasaban los escudos, probaban los cascos. Cuando el clan llamaba, los hombres vertían sangre. Eran celtas. Y su credo, el hierro. Si la muerte, caprichosa, quería jugársela lejos del ho-gar, un celta se tendía en su escudo, en casa, y moría con la espada en la mano y la cabeza alta. Y no se aprendía a morir en un día. |