Espido Freire

Aquello era la muerte, la niebla suave junto al camino, la amnesia, la pereza. Todo el dolor hubiera acabado con que tan sólo aflojara las manos y comenzara el camino.

Cuántas cosas más tendría que tratarse Jane en su vida, cuántos silencios corteses y frases no dichas en nombre de la buena educación y las maneras.

Siempre me extrañó que dividiéramos así a los humanos. ¿Qué nos distingue a unos de otros? Viste bien a un esclavo y nadie lo diferenciará de un patricio. Pero fue en el ejército donde comprendí que todos estábamos equivocados. He visto a hijos de familias nobles comportarse como cobardes y dejar atrás a sus compañeros cuando silbaban las flechas, y a algunos de los esclavos arriesgarse a morir para arrastrar a su amo herido. He visto que la sangre de todos nosotros es del mismo color, roja, y que las únicas diferencias entre nosotros se encuentran en nuestro comportamiento, no en nuestro rango.

De alguna manera, Jane los sobrevivió a todos. Nos sobrevivirá a todos.

Esa es la enseñanza más dura de la vida, Marco: aprender a distinguir a las buenas personas de las que no lo son y verlo por encima de lo que nos dicen. No importa si son libres o esclavos; patricios o libertos; extranjeros o ciudadanos; hombres, mujeres o niños; si pertenecen a nuestra familia o no. Tienes que mirar en los ojos, que dicen que llevan directamente al corazón y alejarte de quien te trata mal. Los monstruos andan por ahí, no sabemos dónde. Pero tendrás tu inteligencia, a tus amigos y a quienes te quieren para protegerte de ellos.

La moda fue hecha para quien carece de gusto, la etiqueta para quien carece de educación y las iglesias para quienes carecen de fe.

-No hay dolores más grandes que otros -siguió-. El niño que llora porque le han quitado una pelota no sufre menos que el hombre al que le han incendiado la casa. Eso lo sabemos con el tiempo, cuando uno nunca olvida esa pelota o cuando descubrimos que el hombre era un malvado que había incendiado la de sus vecinos antes. Quien más ha sufrido entiende mejor al que apenas comienza y no al revés. No puedes entender qué me ocurrió a mí, pero yo sí te comprendo y por eso te digo vive, sigue viviendo. Esto que hoy te importa tanto o lo que te ha robado unos pocos años de tranquilidad se pasará, no será más que un recuerdo. Continúa adelante, porque la herida se hace costra y la costra, cicatriz. La vemos, la sentimos en los días de lluvia, pero ya no es lo mismo, ya nunca será lo mismo.

Una muerte tan cuidadosamente dispuesta no puede pasar desapercibida. El deseo de provocar en el amado un dolor similar al sufrido o de anunciar públicamente su vínculo, tras una vida de secreto, refuerza el carácter narcisista e infantil del amor sentido.

La vida resultaba tan insoportable fuera de mi ventana como dentro, y cada cual empleaba más excusas que conocía, que le habían sido transmitidas; no les quedaba poder, ni India, mn caballeros británicos. No había manera de encontrar nuevas tierras por explorar, no salvajes que civilizar. Solo les restaba si idioma, la única dictadura aún impuesta al mundo. En el resto de los campos se escuchan en tambaleantes costumbres y hábitos recién inventados.

Si prestas tus oídos a quien te habla, nunca perderás el tiempo. En las historias se oculta información del pasado, pero también guías para el futuro. El que habla se siente halagado: te considerará un amigo, y si le permites explicarte su posición durante el suficiente tiempo, encontrarás no sólo lo que dice, sino lo que quiere decir. Y esa es la base del conocimiento ajeno, Scott.