|
|
Rebeca de Daphne du Maurier
La felicidad no es un bien que pueda atesorarse; es una manera de pensar, un estado de ánimo
|
Rebeca de Daphne du Maurier
La felicidad no es un bien que puede atesorarse; es una manera de pensar, un estado de ánimo.
|
Rebeca de Daphne du Maurier
Cada uno de nosotros tiene un demonio propio que nos persigue y atormenta, y al final de cuentas hemos de luchar con él.
|
Los pájaros de Daphne du Maurier
[...]cuántos millones de años de recuerdos estaban almacenados en aquellos pequeños cerebros, tras los hirientes picos y los taladrantes ojos, que ahora hacían nacer en ellos este instinto de destruir a la Humanidad con toda la certeza y demoledora precisión de unas máquinas implacables.
|
Perdido en el tiempo de Daphne du Maurier
Pensé que saber cuán bien o cuán mal duerme uno por la noche es el índice de la calidad de las relaciones conyugales; si uno de los dos pasa mala noche, es culpa del otro y el día siguiente es un día de recriminaciones.
|
El río del Francés de Daphne du Maurier
一El río es mi refugio, ¿sabéis? 一dijo, mirándolas, y después retiró la mirada一. Vengo aquí para no hacer nada, y después, cuando la pereza está a punto de ganarme, largo velas otra vez. 一Y cometéis actos de piratería contra mis paisanos一dijo ella. 一Y cometo actos de piratería contra vuestros paisanos一repitió él |
Mi prima Rachel de Daphne du Maurier
Nosotros vamos a las guerras y a las batallas, señor Ashley, pero las mujeres también saben luchar.
|
Mi prima Rachel de Daphne du Maurier
La cuestión es que la vida hay que soportarla y vivirla. Lo complicado es cómo vivirla.
|
Monte Verità de Daphne du Maurier
No guardaban silencio por un voto que los había condenado a la oscuridad, sino por la paz que la montaña les otorgaba, filtrándose en su espíritu como un solo ser. No había necesidad de hablar si una sonrisa o una mirada ya transmitían el mensaje y el pensamiento; si la risa, siempre triunfante, emanaba del centro del corazón, nunca reprimida
|
Rebeca de Daphne du Maurier
A veces en esas botellas hay demonios que asoman cuando más quieres olvidarlos.
|
El chivo expiatorio de Daphne du Maurier
La raza humana no me merece una buena opinión. Viene bien que haya una guerra de vez en cuando, para que los hombres sepan lo que es sufrir. Un día se exterminarán unos a otros igual que han acabado con los conejos. Tanto mejor. El mundo volverá a disfrutar de paz y aquí solo habrá bosque y tierra.
|
El río del Francés de Daphne du Maurier
La ría sigue su curso, el viento de verano susurra entre los árboles; abajo, en las marismas, los pájaros ostreros salen con la bajamar a buscar alimento en los bajíos y los zarapitos chillan, pero los hombres y mujeres de aquella época yacen en el olvido debajo de losas con nombres ilegibles cubiertas de musgo y líquenes incrustados.
|
La posada Jamaica de Daphne du Maurier
La atracción y la aversión marchan juntas, la línea que las separa es muy estrecha
|
Los pájaros de Daphne du Maurier
... cuántos millones de años de recuerdos estaban almacenados en aquellos pequeños cerebros, tras los hirientes picos y los taladrantes ojos, que ahora hacían nacer en ellos este instinto de destruir a la Humanidad con toda la certera y demoledora precisión de unas máquinas implacables
|
|
|
Rebeca de Daphne du Maurier
Morir en la horca era rápido. No dolía. Se rompía el cuello y ya ... Pero no, no era así. No sé quién dijo que no siempre funcionaba. Alguien que había conocido al director de una prisión. Te ponen una bolsa en la cabeza, te paras en una pequeña plataforma, y luego el piso se abre debajo de ti. Son tres minutos exactos los que se requieren para ir desde la celda hasta la horca. No, en realidad son cincuenta segundos, creo que había dicho alguien. No, eso es absurdo. No podían ser cincuenta segundos ...
|
|
Rebeca de Daphne du Maurier
Me pregunté cuántas personas en el mundo sufren por ser incapaces de vencer su timidez y reserva, y en su ceguera y desesperación construyen frente a ellos un inmenso muro que les impide ver la verdad
|
¿Cómo se llama la protagonista del libro?