Simplemente aburrida, y da muchas vueltas para contar una historia, de no ser así la historia sería más interesante de lo que es.
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Simplemente aburrida, y da muchas vueltas para contar una historia, de no ser así la historia sería más interesante de lo que es.
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Hace poco escuché al genial violinista Itzhak Perlman hablar sobre la importancia de los silencios, de las pausas, a la hora de ejecutar una partitura. Esos silencios, decía Perlman, son los que luego realzarán el sentido de la melodía. Se refería, cómo no, a los sonidos del silencio, que dirían Simon y Garfunkel. No confundamos esa gestión del silencio con las pausas dramáticas; artificiosas e ideadas para manipular al lector, oyente o espectador. Este silencio es algo diferente, más profundo; un elemento definitorio, del mismo modo que podría serlo un adjetivo calificativo. Personajes como Quirke reflejan a la perfección lo que significa el silencio ahondado, el esculpido a cincel a base de sufrimiento, miedo y pérdidas. El silencio del que teme, y también el del que no sabe cómo amar. “El otro nombre de Laura” es la segunda novela de la serie del forense Quirke. Al igual que en el caso de la primera (“La desaparición de Christine”), la historia comienza con el cadáver de una mujer joven sobre la fría mesa de autopsias de Quirke. Desde este punto de partida, Black comenzará a desgranar la trama, a desenredar el ovillo, saltando de personaje a personaje (uno de los cuales, Leslie White, me recuerda enormemente al Terry Lennox de Chandler) a lo largo de las tres partes en las que se divide el libro, hasta llegar al resolutivo final, dónde la verdad será desvelada. Cronológicamente hablando, los hechos narrados en esta novela suceden dos años después de los relatados en la primera. A los personajes les han acaecido importantes novedades, que no revelaré, y éstas no harán más que acentuar el carácter de Quirke. Un hombre que lucha consigo mismo por hacer lo correcto con la gente que le rodea, tratando de combatir el irrefrenable deseo de olvidarse de todos los problemas ahogándolos bajo litros de alcohol, y el impulso de autodestrucción que le ha quedado como lastre de los duros años vividos durante infancia en el orfanato de Carricklea. Black profundizará aún más en la personalidad de Quirke, al que vamos conociendo cada vez mejor, aunque quizás aún no logremos entender del todo el modo en el que se maneja en la vida y la forma que tiene de abordar las situaciones. A pesar de esta indefinición, de su dualidad, Quirke siempre intenta que se haga justicia con las víctimas. El estilo de Benjamin Black es lento, haciendo alarde de una maravillosa prosa descriptiva. Es una lectura en la que la acción no tiene tanto protagonismo, sino que el deleite se logra paladeando cada párrafo del escrito. Una vez le oí decir a Banville que los libros que firma con su nombre real le llevaba más tiempo escribirlos porque el método de escritura era línea a línea. Por otro lado, las novela de Benjamin Black, los escribía más rápido porque lo hacía párrafo a párrafo. Los amantes del género de novela negra, por lo tanto, somos inmensamente afortunados de disfrutar del hecho de que el ebanista de la palabra, el orfebre de la tinta que escribió maravillas como “El mar”, le dedique su tiempo a verter todo su talento e inteligencia en una serie negra. Disfrutemos de ese regalo. + Leer más |
Se trata de la primera novela de John Banville, que firma como Benjamin Black. Una novela que avanza dejándonos, intriga, pasión, soledad, temor, muerte y vida hasta llegar a un final sorprendente. Escenarios evocadores con personajes que nos seducen y grandes secretos familiares en el Dublín de los años 50. El protagonista que marcará esta obra y que será también, el personaje fundamental en las siguientes entregas de novela negra, es el Doctor Quirke, un patólogo forense que trabaja en un hospital de Dublín. Y es, a partir de aquí, en el depósito de cadáveres y con el cuerpo de una mujer joven, donde comenzará a desarrollarse toda una historia llena de secretos que, poco a poco y lentamente, nos tendrán absolutamente expectantes ante tantas conspiraciones, solo descubiertas al final. De ahí que vayamos junto al protagonista y junto a su familia, que tiene poder y también influencias, no solo en Dublín sino al otro lado del Atlántico, en Boston, donde descubramos la naturaleza de esta envolvente historia. Pero , vayamos al grano, el protagonista, el doctor Quirke, ve en el hospital donde trabaja, el cuerpo de una mujer joven , que ha muerto al dar a luz , aunque esto lo descubrirá más tarde, cuando su hermano Mal, que es ginecólogo en ese mismo centro, intentar que no se inmiscuya en la investigación sobre la muerte de la joven Christine. Sin embargo, Quirke, no dejará de insistir y así es como van a surgir complicaciones en el seno familiar y en la vida de su hermano, de la mujer de su hermano y en su sobrina, que también llegará a ser un personaje muy interesante en la novela. Suceden hechos que complican las relaciones familiares, también vemos las relaciones surgidas entre los hermanos y sus mujeres, sabemos que Quirke es viudo, y estuvo casado con la hermana de la esposa de Mal y se descubrirá también a quién ama verdaderamente. Aparecen secretos en la familia que se desvelarán casi al final. Aparecen otros personajes bastante sórdidos y todo ello regado con la adicción al alcohol del protagonista, que seguirá investigando sobre la muerte de Christine y se irá involucrando cada vez más en actividades conflictivas y de gran riesgo, donde la muerte y el asesinato hace varias veces su aparición. Todo quedará descubierto al final y en Boston. Podemos decir que se nos hiela la sangre por los actos y las acciones que nos acercan al abismo. Para descubrir por donde ambulan los grandes secretos y las también inteligentes críticas a los estamentos de la sociedad, hay que leer el libro. Y todo ello arropado con una prosa excepcional y un ritmo lento pero muy adecuado. + Leer más |
Libro fallido que se queda en el limbo entre la novela negra y el melodrama novelesco.El inicio es bueno, con un planteamiento de novela negra total, personajes fatales, ambiente deprimente y una oscura intriga que resolver, pero poco a poco la historia se echa a perder entre melodramas de bodas equivocadas, sobrinas provocadoras y mucho mucho dramón que se desvía de una historia terrible: la manipulación, el poder , los abusos y todo lo que ahora sabemos que ha ocurrido durante muchos años al amparo de la Iglesia y la Religión.Si a eso le unimos fallos en la historia: tramas paralelas que no conducen a nada, personajes totalmente inútiles en la historia y una resolución bastante chapucera de la intriga, hace que la calificación del libro sea realmente baja.Lo mejor: La parte descriptiva de los escenarios y la vida de los personajes es muy buena y la parte introspectiva del protagonista: un perdedor , un cobarde y un borracho que, como en todo buen melodrama, encontrará el motivo y la razón para redimirse.
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Tercera parte de la serie Quirke, en la que el atribulado patólogo dublinés volverá a verse moralmente obligado a investigar (si es que a lo que hace se le puede llamar investigar) la desaparición de una joven. Tres libros, tres jóvenes desaparecidas. La joven en cuestión es April Latimer, íntima amiga de su hija Phoebe (o eso pensaba ella, al menos), que desaparece sin previo aviso y sin dejar rastro alguno. Phoebe considera inusuales esas condiciones de desaparición y decide pedir ayuda a su padre para buscar a April. Quirke, recién salido de una clínica de desintoxicación, comienza así una búsqueda que le llevará a conocer a las altas esferas políticas del gobierno y los secretos inconfesables que éstas esconden. Una novela argumentalmente floja, lineal y previsible, pero que queda salvada por el genio literario de Banville, que hasta una patata convierte en delicatessen. |
Raymond Chandler vive en el cuerpo de John Banville. Jamás pensé que llegaría a decir esto pero, tras leer "La rubia de ojos negros", creo en la reencarnación. Los herederos de Raymond Chandler tuvieron la feliz idea de ofrecerle a Banville o, mejor dicho, a su alter ego noir Benjamin Black, la posibilidad de escribir una novela de Philip Marlowe. Black recogió el guante y el resultado ya es historia. Cronológicamente, la novela de Black se situa entre "El largo adiós" y "Playback" de Chandler. Una mujer atractiva se presenta en el despacho de Philip Marlowe y le contrata para encontrar a su amante que, supuestamente, había fallecido en un accidente pero al que ella asegura haber visto vivito y coleando por las calles de San Francisco. Sin que sirva de spoiler, y como todo buen seguidor de la auténtica novela negra (la que nació de las páginas baratas estadounidenses [pulp fiction]entre los años 20 y 40), el detective parte de una mentira de su clienta. Consciente de ello, su labor será desgajarla por completo hasta llegar a la verdad. Marlowe esquivará las alamedas de la mentira para adentrarse en los callejones poco iluminados en los que se esconde la verdad. Por el camino morirá gente, naufragarán amistades y saltarán hechos añicos los corazones. Sin embargo, nada detendrá al alma íntegra, justa e inequívocamente bondadosa del duro Marlowe en su afán de llegar hasta el fondo en su investigación. El mérito de Banville/Black es narrar la historia con el mismo cinismo chandleriano, su misma maestría narrativa, los diálogos brillantes pero, al mismo tiempo, aderezándolo todo con un toque personal que deja su impronta, como la firma a pie de obra de un maestro del óleo. + Leer más |
El detective Marlowe recibe el encargo de averiguar dónde está un hombre Nico Peterson de una mujer Clare de la alta sociedad estadounidense. Entre aventuras y desventuras, mentiras y verdades. Marlowe va averiguando lo que pasa y lo que ha pasado. Lees el libro y parece que estás viendo una película en blanco y negro con Bogart como protagonista. Con un estilo ágil y toques de humor, vas pasando las páginas, sin darte cuenta hasta llegar al final. ¿Llegará a saber la verdad? ¿Cobrará de su "clienta"?
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Siempre es bueno volver a encontrarnos con nuestros heroes, que aparecen cada tanto recreados por la pluma de algún escritor. Tal es el caso de “La rubia de ojos negros”, donde Benjamin Black ((pseudónimo de John Banville), nos relata una nueva historia con Philip Marlowe como protagonista. Y se trata del mejor Marlowe, aquel del Largo Adíos. La trama transcurre en una época posterior a aquella gran novela, y casi es presentada como su secuela, los fantasmas de Linda Loring y Terry Lennox permanecen en la mente del detective mientras se adentra en un caso en el que también queda atrapado afectivamente. Enlace: http://www.elpajaronegrogrou.. |
Benjamin Black es el seudónimo de John Banville. Tenía muchas ganas de leer a este autor y cuando vi este libro me lancé pensando que era el primero de la serie, una especie de precuela o algo similar. No ha sido así y creo que el error, mi error radica ahí. Me he sentido muy perdida en su lectura, en la trama, en los personajes. Tenía la sensación constante de no estar avanzando nada en los sucesos, vamos, de que no ocurría realmente nada. Eso sí, la ambientación en Irlanda, maravillosa. Jonh Banville tanto en los libros que firma con su nombre como en los de Benjamin Black ha obtenido numerosos premios y no voy a venir yo a decir que este ha sido malo. No debería haber empezado a leer a este escritor por este libro. Tenía las expectativas muy altas y desgraciadamente me he sentido perdida, y desubicada. Si sois de las personas que no habéis leído todavía nada de Benjamin Black empezar por el primero de la Serie Quirke, El secreto de Christine. Yo, lo haré. Enlace: https://tulibroytu.wordpress.. |
Quirke es un forense que trabaja en el Hospital de la Sagrada Familia en el Dublín de los años 50. Tuvo serios problemas con el alcohol que ahora parece tener controlados, aunque de cuando en cuando tenga alguna recaída. Hace seis meses murió su mujer en España, algo de lo que culpa al inspector Strafford, con el que tiene que trabajar en la solución de algunos casos. Este es el primer libro de la serie en que trabajan juntos. Pensaba que era la precuela de la serie, pero en realidad he llegado a la conclusión de que en realidad es la continuación de la serie Quirke, entre otras cosas porque nos habla de su mujer muerta en España que sin duda se nos debió narrar en Quirke en San Sebastián, algo que desconozco porque es la primera novela que leo del autor. «A Strafford le parecía que el hecho de que aquel día en España hubiera matado de un tiro al renacuajo que, unos segundos antes había disparado y herido de muerte a la esposa de Quirke había creado entre él y el doliente una terrible e indeseada intimidad de calidez carnal». (Página 60) El telón de fondo de la novela es Irlanda y su relación con los ingleses, presente de una manera u otra en toda la novela: «Irlanda, o los veintiséis condados que constituían la República, nacida de la rebelión, de la posterior lucha encarnizada por la libertad y de la inevitable guerra civil que se había desatado a continuación, tal vez fuera un lugar más tosco, con hombres más toscos al mando, pero era tierra de los irlandeses, libres e independientes, si no se contaba el poder controlador de la iglesia católica, aceptado por la mayoría como correcto y apropiado». (Página 29) Una trama que arranca con la huida de un alemán cuando la segunda guerra mundial está tocando a su fin y que nos lleva incluso a Israel y a la fabricación de la bomba atómica por dicho país. OPINIÓN PERSONAL enía muchas ganas de leer algo de Benjamin Black, por los importantes premios que ha recibido y por su buen hacer en el género de la novela negra que tanto me gusta. Tanto esperaba, que en cierta manera Las hermanas Jacobs ha supuesto una cierta decepción. Probablemente porque esperaba una novela un tanto independiente, una precuela de la serie de Quirke y no lo es. De ahí que en algunos momentos me sintiera despistado porque me faltaban datos sobre los personajes, especialmente sobre Quirke que el autor me iba facilitando, pero que no me permitían captar totalmente una personalidad que se ha ido forjando a partir de las novelas anteriores. La sensación de que ocurren muchas cosas pero en el fondo no ocurre nada, fue también una constante a lo largo de la novela, aunque también he de reconocer que, aunque me costó meterme en ella, va claramente de menos a más (siempre mejor que lo contrario) y si bien eché en falta una mejor concreción de los personajes, especialmente de los que no eran nuevos, la ambientación me pareció exquisita. Una gran ambientación en esa Irlanda en la que la Iglesia forma una parte fundamental de la misma. Resumiendo, aunque no estuvo a la altura de lo que yo esperaba, no me hará desistir a la hora de leer otra novela del autor. Enlace: https://www.elbuhoentrelibro.. + Leer más |
Benjamin Black, o John Banville, como prefieras llamarlo, escribe una de sus mejores obras. 'Las hermanas Jacobos' está narrada de un modo descarnado, con una cierta bruma de pesimismo que perdura a lo largo de toda la lectura. El gran maestro de las letras atrapa desde la primera página, sumergiendo al/la lector/a en un mundo sórdido, gris, que huele a guerra cercana, del que no podrá salir fácilmente, pues la historia perdura en la mente mucho tiempo tras acabar la lectura. Hay un cierto puntillismo en las descripciones, una consciente búsqueda de la palabra exacta que muestre lo que quiere decir, es como una chispa que brota de pronto de la narración para permitirnos oler el hedor dulzón a sudor rancio y humo que hay en el ambiente. Hay esfuerzo en la contención, pero también un regusto en mostrar lo vil, lo sórdido, lo que no debe enseñarse. Ahí radica, precisamente, el valor de la historia de Black, en que se adentra en los rincones oscuros de los que no se habla, dándoles luz. La historia es muy sugerente, empieza con un brío que se mantiene a lo largo de toda la narración. Los personajes están magníficamente retratados, sobre todo esa oscuridad que pugna por salir de ellos y que tanto esfuerzo les cuesta reprimir. El lenguaje, sin ser complejo, es exquisito, cada palabra es la adecuada en cada frase, como si el autor hubiera dedicado mucho tiempo a decidir cómo contar lo que necesitaba decir. Lees y relees para disfrutar. Este libro es uno de los mejores ejemplos sobre cómo construir una historia que haya leído. Sugerente, oscuro, adictivo. Lo tiene todo para convertirse en un clásico. Muy recomendable. Enlace: https://elarteenlatinta.blog.. + Leer más |
Novela negra escrita por el escritor irlandés John Banville utilizando como seudónimo el nombre de Benjamin Black (práctica habitual a la hora de escribir novelas de este género). La trama está ambientada en dos momentos separados por un lapso de tiempo de aproximadamente diez años. En el inicio de la obra, situada en el año 1945 veremos las escaramuzas de un fugitivo alemán para tratar de eludir la justicia del ejército vencedor, contando con el apoyo y el beneplácito de la iglesia católica. Más de diez años después la acción se traslada a las calles de Dublín. Un aparente caso de suicidio, levanta las sospechas del patólogo (Quirke) encargado de realizar la autopsia. Con ayuda del inspector Strafford deberán tratar de unir las piezas que les conducirán a negocios vinculados con Israel, personas poderosas y que cuentan con influyentes aliados. Como en toda buena novela negra que se precie, es preciso añadir elementos que introduzcan dificultades y que ayuden a dar algún giro conveniente a la historia. Para no poner las cosas demasiado fáciles, Quirke y Strafford no se llevan nada bien y por si esto no fuera suficiente, surgirá por parte de cada uno una relación amorosa con sendas mujeres implicadas en la trama y que forzarán la situación hasta límites extremos. Un crimen por resolver, con peligrosas ramificaciones a medida que avanzan las investigaciones y con todos los ingredientes de una novela negra que se precie. Sin embargo, no he sido capaz de disfrutar de los tiempos y el ritmo marcado por el autor. Reconozco que no está mal planteada, pero hay algo en la secuencia de los hechos un tanto forzados y a la vez previsibles que no han facilitado que me sintiera cómodo con el argumento. La prosa y la originalidad del texto tampoco me ha parecido que estuviera a la altura de un escritor que no conocía pero que tiene una extensa y exitosa andadura. Es una mera impresión personal y como suele ocurrir, no faltarán lectores que disfruten con esta novela que muestra como los círculos del poder y los negocios tienen importantes conexiones con la política y la religión. + Leer más |
No había leído nada de Benjamin Black y después de terminar esta novela estoy desolada. En fin, desolada por varias razones: ha recibido el premio Kafka, el Príncipe de Asturias, el austriaco de Literatura Europea, el Man Broker… y yo no sabía de su existencia. Tampoco conocía que su nombre verdadero es John Banville pero le gusta firmar con seudónimo cuando escribe novela negra. Esto tiene arreglo, claro. Y demuestra que estaré aprendiendo hasta el final. Otra razón de mi inquietud es que el final de Las hermanas Jacobs me ha dejado cierto pesar aunque, no obstante, no me ha impedido disfrutar de la prosa de Black. Según afirma la editorial en la solapa del libro, Las hermanas Jacobs es la primera novela en la que el policía Strafford y el patólogo Quirke investigan juntos un caso. Creo que nunca saldrá a la luz literaria una pareja con menos magnetismo entre ellos. Precisamente por eso los lectores esperamos constantemente ver cómo se mueven en la investigación, pero va cada uno por su cuenta y cuando se juntan es como si saltaran chispas entre ellos. No pueden ser más diferentes. En eso reside el encanto, en la originalidad de unir a dos perdedores atormentados que sobrellevan su desgracia de forma totalmente distinta. Mientras el médico es rencoroso y amargado, el policía es algo abúlico, probablemente por su complejo de inferioridad, «Quirke se encogió de hombros […] Claro que Strafford era también un simulacro […] Pese a su timidez, era un imbécil engreído. Al carajo con él. Encendió otro cigarrillo». La novela va mucho más allá de la resolución de un crimen. En un garaje, dentro de su coche, aparece muerta Rosa Jacobs, al parecer por inhalación del gas del tubo de escape. Pero algo en la puesta en escena, la manguera que forma un circuito cerrado entre el tubo y el interior del vehículo, hacen sospechar de un asesinato al inspector de la Garda irlandesa, el protestante John Strafford, y al doctor Quirke, viudo a consecuencia de un ataque en España, en el que estuvo presente Strafford sin poder hacer nada por su esposa. La investigación, una vez con la seguridad de que es un asesinato, los lleva al Trinity College, donde Rosa estaba realizando su doctorado con el profesor Armignac, y hasta la familia Kessler, padre e hijo alemanes que, extrañamente, tenían negocios en Israel. Para el entierro de Rosa acuden su padre y su hermana, Molly Jacobs, una periodista, con amigos en Israel, que también se verá implicada en los hechos desde el momento en que otra periodista es asesinada en Tel Aviv. La trama se va enrareciendo; muertes que parecían accidentes; inocentes, que no lo parecen, son responsables con gran poder político y eclesiástico; amenazas veladas y directas de la iglesia al propio inspector jefe de la policía, Hackett, que se verá en la disyuntiva de abandonar la investigación o quedarse sin la retribución de su próxima jubilación… Y un culpable que parece tan inocente que no logran atraparlo. Nos enteraremos de la verdad, a medias, por la confesión de uno de los principales sospechosos, que a su vez se suicida ante el propio Strafford, y por las páginas del diario donde el asesino, machista, xenófobo, psicótico, o simplemente soberbio desequilibrado, cuenta lo que ocurrió desde el principio. En fin, nos quedamos afligidos porque esperamos que la justicia actúe tras descubrir la verdad, sin tener en cuenta que, en la realidad, hay asesinos que siguen en libertad, hay poderes políticos que se corrompen y hay poderes eclesiásticos que actúan a modo de dioses decidiendo lo que es o no permisible. Las hermanas Jacobs es un retrato del horror de una guerra, cualquiera, y de las consecuencias más despiadadas e inhumanas (hasta ahora) que se han llevado a cabo: el Holocausto. ¿Quiénes son los protagonistas de Las hermanas Jacobs? Está claro que ni Strafford ni Quirke tienen un papel relevante. Ellos intuyen pero no demuestran lo que pasó, no tienen pruebas. La red politicosocialeclesiástica urdida alrededor es tan tupida que apenas pueden avanzar. Creo que el narrador es el verdadero protagonista. Es el que dirige el relato, quien se introduce en los diálogos para sacar a flote sus pensamientos, como si perteneciesen a una memoria no programada, involuntaria. El narrador consigue que lo de menos sea el caso. Al lector le atrae tanto la resolución de los asesinatos como qué pasó con los protagonistas. Atormentados. Y qué pasó con los supervivientes de una guerra cruel. Atormentados. El paso del tiempo es el encargado de modelar a Quirke, Strafford, Kessler, Jacobs… y al mismo tiempo consigue que los lectores reflexionemos sobre las relaciones humanas, sobre las clases sociales, sobre el poder… Conforme vamos leyendo descubrimos aquellos acontecimientos que hicieron de los personajes lo que son en el presente y todos sentimos cierta empatía, con ese policía indolente o con el patólogo alcoholizado, en algún momento. Todos deseamos que la vida les sonría aunque Benjamin Black sea ferozmente realista y los obligue a llevar una vida mediocre. Basta un olor, una mirada, un roce para que acudan a la memoria sucesos desordenados, «dedujo lo que estaba pensando ¿Qué clase de hombre pretendería olvidar su pena en una sala de disección? […] La muerte es un concepto abstracto. No es un acontecimiento de la vida […] Los que se quedan atrás son quienes sufren». En las reflexiones del narrador, introducidas bajo el punto de vista de cualquier personaje, intuimos a John Banville; es el autor quien, muy lentamente, hace que los lectores vayamos ordenando esos sucesos en una línea temporal, hasta poder concluir cuáles son los causantes del conflicto y cuál es la personalidad que acarrea cada uno de los implicados en la trama, «… así lo veía Strafford […] no le inquietaba. Los seres humanos se conocen muy poco entre sí […] Ni siquiera era seguro que ella lo hubiera abandonado. Sencillamente se había ido y hasta la fecha no había vuelto». El autor experimenta con la escritura hasta que los pensamientos de algún protagonista se transforman en verdaderos monólogos interiores, que contienen la experiencia humana atemporal. La prosa se llena de detalles sensoriales, por lo que en todo momento se capta a la perfección el juicio de los personajes, «Se puso unos pantalones de pana y su vieja chaqueta de tweed con coderas de cuero […] Recordó la inmaculada chaqueta de loden de Wolfgang Kessler […] Al igual que Quirke estaba convencido de que Kessler era un farsante. Pero ¿qué tipo de farsante?». Benjamín Black no abandona la función controladora que ejerce con maestría sobre los personajes, incidiendo en su propio discurso, para exponer las emociones que le sugieren los dos protagonistas y para reflexionar, con dureza, sobre la condición humana, «De igual modo podría haberse actuado contra los zurdos o los pelirrojos. La necedad humana no conocía límites». Creo que hay que convenir con Black en que la raza humana, además de estúpida, es peligrosa. Las hermanas Jacobs es una acusación implacable del odio atemporal y del rencor actual «—Conseguiremos la tierra. La tomaremos. Ya lo verá». Enlace: https://elblogaurisecular.bl.. + Leer más |
La novela se divide en 2 lineas temporales, la historia empieza con un hombre intentando evitar la justicia del ejército alemán mientras le ayuda la iglesia. Años después, como en toda buena novela negra nos encontramos con un crimen sin resolver que empieza con un supuesto suicidio, donde tendrán que trabajar Quirke, el patologo que se encarga de la autopsia y el inspector Strafford, que para colmo no se llevan nada bien por algo que pasó en el pasado. Sinceramente me he sentido un poco perdida durante la trama porque este es el primer libro que leo y creo que no es independiente, datos que no es que afecten mucho en el orden del libro pero si que me hacían sentie un poco perdida referente a los personajes. La ambientación en Irlanda tengo que decir que si que es buenísima. En definitiva me ha mantenido enganchada pero esperaba más. |
En una entrega fascinante y atípica, el álter ego negro de John Banville abandona Dublín para llevarnos a la Praga de 1599.
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Novela histórica entretenida en la que nos encontramos intrigas palaciegas, conspiraciones y asesinatos. La premisa me ha gustado, pero la novela no ha terminado de convencerme. Me da la sensación de que hay momentos en los que no ocurre nada y aún así me faltan páginas para explicar muchas cosas que se desvelan en un final que me resulta confuso y precipitado.
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«Los lobos de Praga» (Alfaguara), novela con la que aparca temporalmente las cuitas del patólogo forense Quirke para viajar a la Praga del siglo XVI de la mano de Christian Stern, alquimista reconvertido en calamitoso detective.
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Me ha parecido un libro raro, lioso, me ha costado. La descripción de la ciudad de Praga de la época muy acertada.
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Un libro que firma con el nombre de su gemelo oscuro, Benjamin Black, que en esta ocasión ha dejado aparcado a su patólogo investigador, Quirke, para lanzarse a una fantasía histórica en los inicios del siglo XVII, con nigromantes, enanos, asesinos y alquimistas en la corte de Rodolfo II.
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Benjamin Black, el alter ego de John Banville, ha escrito una novel·la que se lee con faciliada y que no puedes dejar de leer. Como toda buena novel·la negra hay la parte de crítica social, que en este caso se descubre al final del libro... donde todo un grupo de hombres que subvencionan un orfanato lo usan para tener «carne fresca». Pero no daré más pista para no hacer un spoiler. El muerto es Ricard Jewell que aparentamente se ha suicidado. El forense Quirke y el inspector Hackett trabajaran para encontrar el culpable puesto que estan seguros que ha sido un homicidio. La ambientación es uno de los puntos fuertes: olores de los pubs, del tabaco, los protagonistas no paran de fumar... La recreación de la clase adinerada de Dublín esta muy bien conseguida, así como la idea de la sociedad irlandesa. Es una lectura y un autor que recomiendo. |
Gregorio Samsa es un ...