La correspondencia entre los dos, de 1944 a 1959, traducida al fin al castellano, representa la relación de dos almas libres que sobrevivieron a muchas mareas negras.
Enlace: https://www.lne.es/cultura/2.. |
La correspondencia entre los dos, de 1944 a 1959, traducida al fin al castellano, representa la relación de dos almas libres que sobrevivieron a muchas mareas negras.
Enlace: https://www.lne.es/cultura/2.. |
De los pilares del existencialismo en la literatura. Lo cierto es que Camus escribe una obra maestra -que debería releer porque siento que no la he apreciado en su totalidad-. Gran personaje nuestro enajenado Meursault, quien peca de no sentir aquello que según la sociedad sería correcto.
|
La novela nos presenta a Meursault, un hombre franco-argelino que muestra una actitud pasiva y es ajeno a lo que lo rodea. Tras cometer un crimen no muestra arrepentimiento, y tampoco se conmueve ante la muerte de su madre. Esta actitud choca con las convenciones sociales y lo conduce a la muerte. Narrada en primera persona, el protagonista nos relata los acontecimientos de una manera muy simple. Él contempla el mundo sin buscarle significado ni cuestionar nada. Su indiferencia con los acontecimientos es su manera de estar en el mundo. El tono que emplea este personaje es distante y frío, motivo por el que principalmente es señalado y condenado, por su falta de sensibilidad. Ante esta impasibilidad es castigado con la peor pena, ya no por su crimen, que parece no tener importancia en el juicio, sino por su distinta personalidad. Poco más hay que añadir después de haber entrado tanto en detalles sobre esta novela. No sé si me he sentido un poco identificada con el protagonista y si eso me convierte en una sociópata, pero lo cierto es que, al contrario que la mayoría, sí he simpatizado con Meursault. No bien todo en él me agrada, sí su forma de ver la vida, y de ver la muerte. La muerte es el único acontecimiento que no podemos evitar (de momento, y espero que así siga siendo). Asumirla es en cierto modo una forma de disfrutar más de cada día, no pensar en "y si mañana me da un infarto?", y más en "hoy estoy vivo y lo voy a aprovechar". Tal vez no he acabado de entender al autor, o tal vez me he levantado hoy con la mente oscura, pero a mi modo de verlo, esa mentalidad "absurda" bien nos podría salvar de alguna que otra pena en nuestro día a día, y para mí, el mensaje al final es "chico, disfruta del hoy, que el mañana nunca está asegurado". + Leer más |
"Si hoy la peste os atañe es que os ha llegado el momento de reflexionar. Los justos no temerán nada, pero los malos tienen razón para temblar." La novela, que narra los meses de cuarentena por una epidemia en la ciudad portuaria de Orán, en la Argelia francesa de principios de siglo XX, de inmediato se convirtió en un clásico. Ha sido revivida este año 2020 por la pandemia del coronavirus y la he descubierto por primera vez, dejándome una enriquecedora satisfacción literaria y un contenido estremecimiento por sus alegorías. No solo por este momento tan pertinente y que Camus experimenta dotándola de realismo a través de su texto, atemporal, imperecedero, sino porque, al igual que EL EXTRANJERO, es una lectura complicada por su densas descripciones y duras reflexiones, aunque realmente sirve para orientarnos en tiempos desconcertantes y angustiosos bajo su estilo intachable. Existencialismo ético en tres partes: crónica de una epidemia de peste a nivel periodístico y el pánico social, la solución religiosa y los que se enriquecen aprovechando el momento y los moralistas que nos dicen hay que luchar. Hay unos enfermos que hay que curar pero los medicamentos y los equipos no llegan... ¿os suena de algo? La necesidad de esa moral es un atismo reflexivo sobre las personas y las relaciones humanas en el tablero de ajedrez del mundo, por eso es una novela tan atemporal y de riqueza narrativa. LA PESTE de Camus se puede interpretar como la crónica de una epidemia pero también como una alegoría política, de esas ideologías que igual que los virus aparecen de vez en cuando en la historia y hacen tanto o más daño. Una novela esencial que contiene diferentes planos de lectura, personajes ricos y situaciones realistas. No es una lectura que suscite unanimidad, creo que eso la hace más obligada si cabe. + Leer más |
Hoy os traigo El extranjero, de Albert Camus, autor Nobel. Advierto qué esta historia es muy pero que muy deprimente, gris... Nos cuenta la vida de un hombre llamado Mersault. 💀💣💀💣💀💣💀💣 El libro tiene un comienzo brutal: "Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé (...)." 💀💣💀💣💀💣💀💣 Tengo posiciones encontradas porque siento que en esta historia todo el mundo es culpable de algo. Vale que Mersault ha matado a un hombre, pero lo juzgan de una forma infantil y muy inhumana a mi parecer, porque siento que es un hombre cerrado que está a punto de estallar con todo lo que se guarda dentro... Y ocurre... Es un hombre al fin y al cabo. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |
Escrito de una manera bastante amena, este breve ensayo es no sólo un análisis filosófico, sino también literario que expone el pensamiento principal de Camus: el absurdismo. El absurdismo puede resumirse de la siguiente manera: la carencia del sentido de la vida y lo absurdo que es buscarla. Según Camus, el absurdismo nace del "divorcio entre el espíritu que desea y el mundo que decepciona". Es decir, de aquella pérdida de esperanzas que tiene el ser humano al darse cuenta de que sus metas en la vida, sus esfuerzas por algo más son meramente fútiles. Es justamente en ese "despertar" cuando el absurdismo se implanta en el corazón de las personas. A raíz de esto, sucede el "suicidio filosófico", el cual, es cuando alguien se atiende a un ideal metafísico -sea religión o algo más- con la esperanza de una vida mejor. Recordemos que para Camus la esperanza y la fe son lo más absurdo del mundo pues no podemos combatir la indiferencia del mundo, ni la naturaleza de la muerte en todo. El Suicidio Filosófico es matar esa duda del razonamiento para cegarse ante un dogma que ofrece una "vida mejor". El absurdismo es, pues, pelear contra la vida, agotar sus posibilidades y sus fuerzas en pro de una vida que tiene todas las de perder contra la existencia misma. Camus no incita al suicidio, como muchos creen, él exige que agotemos la vida en nuestro propio sentido, pero siempre conscientes de su inutilidad: la lucha contra lo perdido es absurda, pero vale la pena sólo por la rebelión de demostrar que podemos dar todo contra la indiferencia y la incertidumbre. + Leer más |
"El Extranjero" es una novela básicamente existencialista escrita por el autor franco-argelino Albert Camus. A través del personaje principal, Meursault el autor nos muestra un personaje irritante y desafiante de lo que socialmente se considera “correcto”. En el desarrollo de la historia vi una desconexión de Meursault con las convenciones morales y sociales, no solo con la reacción ante la muerte de su madre, sino ante otro hecho que lo llevará a enfrentar un cambio drástico en su monótona vida. Todo esto, entiendo, le da sentido al título: Meursault es un "extranjero" en su propia vida y sociedad, una persona que no comprende las reglas sociales. Creo que este libro tiene unos de los comienzos más impactantes que he leído y que de algún modo resume el resto de la historia: “Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo: «Falleció su madre. Entierro mañana. Sentidas condolencias.» Pero no quiere decir nada. Quizá haya sido ayer. El asilo de ancianos está en Marengo, a ochenta kilómetros de Argel. Tomaré el autobús a las dos y llegaré por la tarde. De esa manera podré velarla, y regresaré mañana por la noche.” En esta breve historia de un hombre simple e irracional encontré un análisis profundo de la vida y la sociedad, de qué sentido tienen nuestras acciones, si vivimos una vida auténtica o una vida guiados por lo que sabemos es aceptado por la sociedad. Yo misma como lectora me encontré juzgando y criticando la actitud de Meursault primero con su madre, luego con sus vecinos, con esa existencia pasmada, donde cada día parece igual. El relato de un domingo cualquiera dejando pasar las horas, esperando que sea lunes. Luego en la segunda parte de la historia y ser testigos de cómo los miembros de la sociedad lo culpan, condenan no tanto por el delito qué comete, sino más por no tener un motivo de existencia y que guíe sus acciones me pareció brutal. Entiendo que hay una fuerte crítica a la sociedad que señala y juzga cruelmente a todos aquellos que no encajan, quienes sus conductas violan los mandamientos de comportamiento pautados para cada época histórica y social. El final del libro me parece brillante. Lean este clásico no les va a llevar más de un par de horas de lectura y vale la pena. + Leer más |
Una obra maestra de la literatura contemporánea y existencialista. La novela invita a la reflexión y explora con un estilo muy directo y despojado de emociones, cuestiones como la justicia, la (absurdidad de la) existencia humana y su falta de significado intrínseco, siendo responsabilidad de cada individuo hallar el sentido. Está escrita en primera persona lo cual permite al lector experimentar la indiferencia del protagonista hacia su propio destino y su falta de sentido existencial. El personaje principal es un hombre aparentemente indiferente y desapegado de la vida, aislado y ajeno a las convenciones sociales, lo que lo lleva a cometer un acto irracional y violento en circunstancias absurdas, por el cual lo juzgan y condenan a muerte. Pero no se le condena sólo por el crimen en sí, sino principalmente por su apatía y su falta de remordimientos, lo cuál hace evidente dos cosas: la superficialidad de la sociedad y el contraste entre la absurda existencia del protagonista y el mundo que lo rodea, donde las personas siguen las normas sociales y buscan sentido en la vida cotidiana. + Leer más |
La obra retrata a la sociedad de esos años, una sociedad prejuiciosa que no tenía remedio alguno en preocuparse por las trivialidades. Sentían más orgullo en destacar superioridad moral que resolver verdaderos problemas que la acarreaban, el protagonista Meursault presenta una visión distinta de la vida y, desde la muerte de su madre, se siente entrañado con los acontecimientos. Para mí, la muerte de la madre de Meursault fue un punto de quiebre en él, no podía afrontar el hecho de que su madre falleció y no le impactó porque tenía una visión muy desatendida del sentido de la vida. En sus propias palabras todos llegan a morir y nadie dura tanto, se nos presenta una serie de acontecimientos que indican como Meursault poco a poco se inmiscuye en un mundo muy banal, enfatizando en cosas más triviales y demostrando el cinismo de la sociedad. Meursault se siente un extranjero para ese mundo, no se siente conforme y sus emociones son extrañas porque siente que no encaja, percibí que él se sentía miserable y complacía al resto, sin poder complacerse así mismo, lo que dió en un punto de quiebre emocional. Sin dudas, Camus plasma muy bien el mensaje en su obra y me gustaría remarcar esta cita que indica Meursault antes de ser ejecutado. "En cuanto a mí no quería que me ayudaran y precisamente no tenía tiempo para interesarme en lo que no me interesaba" + Leer más |
Será que acabé hasta los mismísimos del jodido virus la razón por la que la novela de Camus me ha parecido demasiada lluvia para una tierra ya excesivamente mojada. Sin duda es por eso que, pese a lo sugerente de su propuesta —es de esas novelas que parecen hechas para comentar en grupo hasta altas horas de la noche— en soledad, en plena pandemia, y quizá también en parte por el tono que eligió Camus, “el tono de un testigo objetivo”, no he disfrutado de su lectura lo que seguramente debiera. Fue el propio Camus quién manifestó que su relato se tenía que interpretar como la forma en la que Francia se enfrentó al nazismo, y aunque llevar la analogía hasta el final sería forzar mucho las cosas y en otras ocasiones es directamente imposible, bien es verdad que el modo en el que los virus, orgánicos o ideológicos, van apareciendo, se van expandiendo y las reacciones que frente a ellos se adoptan tienen mucho en común, algo de lo que en los últimos tiempos estamos siendo testigos tristemente privilegiados. También es cierto que no todas las reacciones que han hecho furor en los últimos meses aparecen en la novela. No hay, por ejemplo, ningún grupo negacionista, más allá de las autodefensivas negaciones iniciales de toda pandemia —Camus murió poco antes de que resurgiera con fuerza el negacionismo del holocausto—, ni siquiera hay quien acuse, sea cantante o no, a los illuminati o a algún otro grupo similar de su origen y/o aprovechamiento. La novela del autor francés es más tradicional en este sentido y solo recoge la habitual condena al pueblo pecador y al subsiguiente castigo divino. Tampoco aparecen en ella grupos que utilizaran la situación para sus fines políticos o sociales con la desfachatez que se ha hecho en nuestro caso. Por último, nunca habla Camus de lo que allí pasó con el papel higiénico, aunque sí menciona la escasez en las farmacias de las pastillas de menta, tan eficaces para eludir un contagio eventual, aunque no tanto como las “medallas protectoras o amuletos de San Roque”, muy de moda en aquellos momentos. Bromas serias aparte, las que sí aparecen en la novela son otras muchas reacciones que están fantásticamente retratadas. Como la poca importancia que se le da en un principio al peligro, sobre todo si no nos afecta directamente, ya saben, algo así como lo que nos contaba Bertolt Brecht en su famoso poema; lo desprevenidos que nos coge y lo desamparados que nos sentimos cuando queremos reaccionar y ya no hay forma de frenarlo; lo pronto que se pasa de la precaución a la temeridad cuando la miseria aprieta. Por estas páginas caminan los que se sacrifican, los que luchan hasta que no tienen más fuerzas y aunque todo parezca inútil, los que se rinden, los que se resignan, los que se aíslan inútilmente, los que incluso se ven favorecidos por el fenómeno, los que consiguen reaccionar fríamente de forma eficaz frente a los que se abandonan al sentimentalismo impotente, los que no necesitan de dioses para solidarizarse con los hombres y los que ven en la peste un designio divino contra el que ni se puede ni se debe luchar. “Hermanos míos… el amor de Dios es un amor difícil. Implica el abandono total de sí mismo y el desprecio de la propia persona. Pero sólo Él puede borrar el sufrimiento y la muerte de los niños, sólo Él puede hacerla necesaria [la peste], mas es imposible comprenderla y lo único que nos queda es quererla…Hermanos míos, ha llegado el momento en que es preciso creerlo todo o negarlo todo. Y ¿quién de entre vosotros se atrevería a negarlo todo?” Una situación, esta de la peste, especialísima catalizadora de todas nuestras debilidades, vicios y también virtudes, en la que brillan con la misma fuerza la bondad y la brutal indiferencia, el sacrifico y la crueldad, el egoísmo y la abnegación, la osadía y la cobardía, la entrega y el individualismo…Porque así somos y más, pues dudo mucho que Camus acierte cuando dice eso de: “El mal que existe en el mundo proviene casi siempre de la ignorancia, y la buena voluntad sin clarividencia puede ocasionar tantos desastres como la maldad. Los hombres son más bien buenos que malos… El alma del que mata es ciega y no hay verdadera bondad ni verdadero amor sin toda la clarividencia posible.” Pero, dejando al lado esta predisposición optimista del autor hacia la bondad del hombre, hay otros aspectos en las que el tipo lo clava, como que “el hábito de la desesperación es peor que la desesperación misma” o que la felicidad necesita de los otros o que precisa de horizontes amplios y abiertos. Como siempre dice una buena amiga, es una necedad querer exprimir la vida viviendo como si fuera el último día pues de ser verdaderamente el último no tendríamos ni fuerzas ni deseo de seguir viviendo y mucho menos la capacidad de disfrutarlo. Por eso mantenemos a la muerte lo más alejada posible, por eso hacemos como si no fuera con nosotros, por eso solo el peligro de su cercanía acaba con toda felicidad y la búsqueda de placer se vuelve trágica. Pero por encima de todas las cosas, Camus nos insta a no olvidar nunca que… “…el bacilo de la peste no muere ni desaparece jamás, que puede permanecer durante decenios dormido en los muebles, en la ropa, que espera pacientemente en las alcobas, en las bodegas, en las maletas, los pañuelos y los papeles, y que puede llegar un día en que la peste, para desgracia y enseñanza de los hombres, despierte a sus ratas y las mande a morir en una ciudad dichosa Todo lo que el hombre puede ganar al juego de la peste y de la vida es el conocimiento y el recuerdo. ¡Es posible que fuera a eso a lo que Tarrou le llamaba ganar la partida!” Especialmente en estos tiempos en el que la memoria parece tan débil y el virus del autoritarismo, de la xenofobia y del racismo, de la aporofobia y la exigencia de los privilegios de clase, de los patrioterismos y nacionalismos que las ratas de los sótanos de la sociedad están volviendo a traer en masa a la superficie amenaza con devastarnos a todos. Ya saben: “Siempre hay un momento en la historia en el que quien se atreve a decir que dos y dos son cuatro está condenado a muerte.” + Leer más |
Con esta lectura sigo engrosando la lista de personas que han hecho de esta novela una de las más leídas del mundo El autor nos presenta a un personaje apático, pasivo, inexpresivo, contrario a cualquier actitud que resulte amable o convencional. Nada le afecta y lo que sucede a su alrededor lo acepta sin más. Vive ajeno a los valores morales, entendiendo que la vida es un sinsentido y que cualquier disconformidad que se le presente, dejará de serlo en la medida que la asimile y aprenda a convivir con ello Nada parece importarle, no busca explicaciones, no cuestiona, un ser extraño, un EXTRANJERO de la sociedad Por otra parte también me he puesto de su parte al no querer seguir siendo parte del rebaño, por tener un pensamiento propio y querer actuar en consecuencia, una actitud diferente a lo que la sociedad espera o impone, una sociedad puritana y políticamente correcta, pero que de otro modo incurre en prejuicios morales y en condenar al diferente |
Todos somos potenciales extranjeros o extraños todo depende de lo que nos haya tocado vivir. Desde la fortuna de mi vida social no quiero imaginarme como me afectaría sobrevivir a una guerra, haber nacido pobre o sufiir alguna de tantas circunstancias adversas que sólo de imaginarlas se me hiela la sangre. No entiendo los hechos que suceden en la novela, no entiendo al personaje, no entiendo sus motivaciones. He tenido una buena vida no me cabe duda.
|
Como conclusión: encantado en lo literario, escéptico en lo filosófico. Más que una obra literaria, que lo es, "El extranjero" es un tratado filosófico sobre cómo vivir, cómo sobreponerse al sin sentido de vivir y cómo enfrentarse al absurdo de la muerte. No comparto su existencialismo pasivo, el conformismo aceptante de lo que hay. Quizás haya quien pueda llegar a vivir esa conformidad alejado de todos y de una forma satisfactoria e incluso feliz, pero a mí, más allá del egoísmo y la insolidaridad que implica, se me hace un imposible. Pero, filosofías aparte, la escritura me ha parecido magnífica. La personalidad del personaje casa perfectamente con la sobriedad del texto, su economía de medios, la neutralidad fría que se mantiene hasta casi el final. Solo lo imprescindible debe ser dicho. Hay un esmerado mimo por el detalle, por la palabra precisa, por trasmitir el hedonismo de los pequeñísimos placeres; las descripciones son contenidas, muy visuales, remitiendo siempre a las sensaciones físicas. Y ese fantástico estallido final, rápido, implosivo al que le sigue una calma reflexiva, feliz. Brillante. Asocio esta obra con la famosa novela kafkiana del insecto. Pareciera como si Camus hubiera querido reescribir el final de aquella. A ver si no (cuidado, a partir de aquí destripo el argumento de la novela): Antes del suceso que lo cambia todo, las vidas de los protagonistas de ambas novelas transcurren en una monotonía apacible, nada apasionante pero tampoco desagradable, incluso placentera en sus pequeñas cosas. Tras el acontecimiento, los dos protagonistas se descubren entes inhumanos en los ojos de quienes los rodean, uno en apariencia y progresivamente en todo su ser y el otro por su absoluta falta de deseos, sentimientos, moral, por su indiferencia absoluta ante los otros y la vida. En ambos casos, bicho y extraño, producen repulsa en aquellos que los juzgan, en una sociedad que los ve como individuos de otra especie, distintos e inquietantes y, por tanto, peligrosos. En ambos casos, el veredicto es la condena a muerte. En las dos obras el acontecimiento que inicia el cambio es ajeno a ellos. En el caso de El extranjero es menos evidente. Aunque Meursault dispara, al menos el primero de los disparos lo acomete como ido, como si la cosa no fuera con él, como si, de la misma forma que se produce, pudiera no haber sucedido, sin motivación alguna, como algo que le ocurre. Tras el suceso, en su celda, Meursault despierta al absurdo de la misma forma que Sansa lo hizo en su habitación. Pero ese descubrimiento no es instantáneo en el extranjero. En un principio mantiene sus hábitos acomodaticios, pasivos, de conformidad con las circunstancias en un mundo donde nada importa mucho y todo es lo mismo. “si me hubiesen hecho vivir en el tronco de un árbol seco sin otra ocupación que la de mirar la flor del cielo sobre la cabeza, me habría acostumbrado poco a poco. Hubiese esperado el paso de los pájaros y el encuentro de las nubes” A medida que trascurre el juicio, Meursault descubre la mirada de los otros (hecho que ya empezó a producirse en el entierro de la madre) y con ello su vida, que había consistido en un tranquilo y sosegado día a día, sensible únicamente a las sensaciones físicas, sin ningún tipo de reflexión pero sin estar sujeto a normas ajenas a él, cambia con el enfrentamiento consigo mismo, con él en medio de los otros, con él en la vida y, por encima de todo, con él ante la muerte. Descubre el sin sentido, el absurdo. Toda esperanza no crea más que dolor. Cambiar de vida es una completa ilusión. Nada importa, las relaciones humanas son fantasmas sin trascendencia, nada es relevante, da igual una cosa que otra. Pero, y aquí está el gran cambio, la respuesta de Meursault ante su recién descubierta “inhumanidad” no podía diferir más de la del insecto de Kafka. Si Sansa se deja morir, sintiéndose separado del mundo, infeliz, el personaje de Camus se revela, estalla ante la muerte próxima, su indiferencia desaparece y su primera reacción ante el absurdo es de cólera “¡Qué me importaban la muerte de los otros, el amor de una madre! ¡Qué me importaban su Dios, las vidas que uno elige, los destinos que uno escoge, desde que un único destino debía de escogerme a mí y conmigo a millares de privilegiados que, como él, se decían hermanos míos! ¿Comprendía, comprendía pues? Todo el mundo era privilegiado. No había más que privilegiados. También a los otros los condenarían un día. También a él lo condenarían. ¿Qué importaba si acusado de una muerte lo ejecutaban por no haber llorado en el entierro de su madre?” Y tras la tormenta, vuelve la calma, una calma que es ya muy distinta a la que hasta ese momento había caracterizado su vida; en estos últimos momentos la calma se hace reflexiva, propia en un sentido profundo. Había, por primera vez, tomado los mandos “Como si esa gran cólera me hubiese purgado del mal, vaciado de esperanza, delante de esta noche cargada de signos y de estrellas, me abría por primera vez a la tierna indiferencia del mundo. al encontrarlo tan semejante a mí, tan fraterno al cabo, sentí que había sido feliz y que lo era todavía” Al fin y al cabo, había comido cuando había sentido hambre, había bebido cuando había sentido sed, había follado cuando había sentido deseo. Y ahora, en su momento final, Meursault se presenta orgulloso, fuerte como para no necesitar las mentiras consoladoras que el hombre ha inventado para afrontar su vida y su muerte (el ateísmo de Meursault es el más perfecto posible: no se rebela ante la idea de la existencia de Dios, no lo niega, simplemente no lo considera, es un problema inexistente, irrelevante, sin importancia alguna), y repudiando a esta sociedad ciega e ignorante de la que se siente orgullosamente distanciado se enfrenta con su final. “Para que todo sea consumado, para que me sienta menos solo, me quedaba esperar que el día de mi ejecución haya muchos espectadores y que me reciban con gritos de odio.” + Leer más |
Leer esta novela siendo española luego de haber vivido una pandemia te hace ver que 50, 60, 70 años no son nada y que ante las calamidades el ser humano se parece mucho mas de lo que cree, seamos del país que seamos. Afrontamos los problemas colectivos de forma muy parecida independiente de la epoca. La adversidad a gran escala nos transforma de igual modo estemos en el SXX o en el SXXI.
|
Para mi es uno de los libros más complicados de leer a los que me he enfrentado, y no sabría decir con precisión el motivo. Creo que es complicado en sí mismo, la lectura, la cantidad de posibles interpretaciones, la constante duda sobre lo que estás leyendo... Me resultaba llamativo la cantidad de veces que a lo largo de la lectura me pregunté ¿no sé si estoy leyendo bien? o cuántas veces me preguntes ¿a qué se refiere exactamente? Y diría que ese es su encanto. |
De manera poco oculta, aunque fuese esa la pretensión, Se narra la autobiografía del Camus que constituye el primer hombre, ante la ausencia de esa figura que trace algún sendero a seguir. Un Camus hecho de barro, a imagen semejanza de si mismo, moldeado con sus propias palabras, con la imperiosa necesidad de resurgir de las cenizas de un algo que ignoró , debió construir en función de su propia imaginación, deseos secretos, sus necesidades imperiosas. Un hombre real, verdadero, a partir de la inacabada infancia, de la brusca transición, que en mas de un sentido marca el ritmo de su vida, su sentir, su pensar, inconmesurable en su sencillez. Transiciones entre Francia y Argelia, el nacimiento, la vida infantil a la necesidad de convertirse en sustento para su familia. La guerra , la paz, religiones confrontadas Transición rápida, súbita, inesperada entre la vida y la muerte. … Un accidente … ¿ Quien es la verdadera víctima? |
Nos da un recorrido por las innegables atrocidades que el hombre tiene presentes, mientras el mundo y todo lo que le rodea se muestran indiferentes a su dolor y su tormento, llevándolo con esto a reaccionar de la misma manera ante las acciones del resto de la humanidad.
Enlace: https://www.nuevatribuna.es/.. |
Hace poco terminé El extranjero, de Albert Camus, uno de esos eternos pendientes. No tenía claro si me iba a gustar por diferentes opiniones que había leído, tanto de la obra como del autor, pero ya os adelanto que sí que lo ha hecho. Una novela breve y de sencilla lectura por cómo está contada, pero con más "chicha" entre sus páginas de lo que a priori parece. En El extranjero se nos cuenta la vida de un hombre que acaba de perder a su madre, pero cuya reacción será más de indiferencia que otra cosa. Y realmente no sé qué más decir porque lo siguiente sería un spoiler que prefiero no decir aunque sale en la sinopsis y que os recomiendo no leer, ya que sale a mitad del libro más o menos. Un hecho importante que cambiará la vida de Meursault. Como decía, una escritura sencilla pero atrapante, una historia simple pero que te hace querer saber más de la vida de dicho hombre, de los sucesos que van ocurriendo y que te deja pensando en muchas cosas durante y al finalizar la lectura. Muy recomendable, sin duda. Quería empezar con La peste de Camus, que creo que también me encantará, pero se me cruzó este antes y ha sido una gran lectura. + Leer más |
“Allá, más al sur todavía, en aquel punto en que el cielo y la tierra se juntaban en una línea pura, allá, le parecía de pronto que algo la esperara, algo que ella había ignorado hasta ese día y que sin embargo no había dejado de faltarle” Este extrañamiento del mundo, este sentimiento de soledad existencial, este exilio permanente que sienten los personajes de Camus en su existir es el hilo que une estos seis cuentos que para mí empezaron de forma sublime con “La mujer adúltera” … “¿Hay otro amor que no sea el de las tinieblas, un amor que grite a plena luz?” … para continuar con un monólogo delirante que bien pudiera haber inspirado a Gabo el estilo de El otoño del patriarca en “El renegado o un espíritu confuso”, … “… el bien es un sueño, un proyecto sin cesar remitido y seguido de un esfuerzo extenuante, un límite que jamás se alcanza, su reino es imposible. Solo el mal puede ir hasta sus límites y reinar absolutamente.” … y que después de un par de cuentos que no me dijeron mucho, como tampoco lo hizo el que cierra el sexteto, me divirtió mucho la visión humorística del mundo ruidoso, caprichoso, interesado y cruel que rodea a un artista que retrata en su “Jonás o el artista trabajando”. “Los discípulos de Jonas le explicaban largarmente lo que él había pintado y por qué lo había pintado. Jonas venía a descubrir así en su obra muchas intenciones que le sorprendían un poco y una multitud de cosas que no había puesto en la tela. Se creía pobre y, gracias a sus alumnos, se encontraba de pronto rico. A veces, frente a tantas riquezas hasta entonces desconocidas, lo asaltaba una pizca de orgullo.” Solo por estos tres relatos que menciono, ganas me dan de otorgarle una estrellita más, pero estoy atravesando una fase tacaña, ya la pasaré. + Leer más |
“…la vida es más cruel que nosotras. Quizá por eso me cuesta sentirme culpable.” Una gran obra, dura y pesimista que ahonda en el absurdo que surge entre el fuerte deseo que toda criatura tiene de vivir y la falta de fundamentos sólidos de esa vida, en la búsqueda infructuosa de esos fundamentos, en la terca esperanza de encontrarlos, en la posibilidad de crearlos a nuestra conveniencia, en la fatalidad y la dejación de responsabilidades, en la indiferencia, en la muerte del deseo, en la culpa, y en la opción, siempre presente y disponible, de dejar de vivir y hasta de existir. Dos mujeres, una, la madre, cansada ya de vivir y con el único deseo de dormir y olvidar, se deja guiar por la otra, la hija, la que todavía conserva el sueño de salir del país de sombras en el que ha vivido siempre, aunque sea a costa de penetrar aún más en la oscuridad, para llegar por fin a la tierra de la luz, donde “el sol mata las preguntas”. Las dos se han dedicado durante años a asesinar a los huéspedes ricos que llegan a su hostal y robarles el dinero que les permita dejar todo atrás. En frente, el hijo, al que los dioses de la fortuna han favorecido con amor y riquezas, procedente de la tierra del sol, que después de muchos años vuelve con su mujer lleno de buenos propósitos para con su madre y su hermana y así despojarse del sentimiento de culpa que sufre por haberlas abandonado. “… los hombres nunca saben cómo se quiere de verdad. Nada los satisface. Lo único que saben es soñar, imaginar nuevos deberes, buscar nuevos países y nuevas moradas… Cuando se quiere, no se sueña con nada.” No es difícil imaginarse el desenlace. Camus pinta en este cuadro que son madre e hija un mundo terrible, frío, indiferente, aislado por un muro que impide cualquier relación íntima con el exterior y así evitar el sufrimiento. Pero el mundo que se construyen intramuros en aun peor que aquel del que huyen y la madre termina resignada y convencida de que la única felicidad a la que se puede aspirar es la de no sentir. La hija no tardará en acompañarla. “Ruegue a su dios que la haga semejante a la piedra. Es la felicidad que él se asigna, la única felicidad verdadera. Haga como él, vuélvase sorda a todos los gritos, sea como la piedra mientras hay tiempo. Pero si se siente demasiado cobarde para entrar en esta paz ciega, entonces venga a reunirse con nosotros en nuestra morada común. ¡Adiós, hermana mía! Todo es fácil, ya lo ve. Tiene que elegir entre la estúpida felicidad de los guijarros y el lecho viscoso donde la esperamos.” + Leer más |
Cual es el nombre completo de Dumbeldore?