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El último graduado de Naomi Novik
La gente normal no existe. Todos somos personas, algunas son miserables y otras felices. Y tú tienes el mismo derecho a ser feliz que cualquiera de ellas, ni más ni menos.
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Una educación mortal de Naomi Novik
Cuanto más poder tiene alguien, menos permisivos deberíamos ser.
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Una educación mortal de Naomi Novik
“Aquí todos tenemos que jugarnos la vida, no queda otra. El truco está en averiguar en qué momento vale la pena jugársela”.
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Una educación mortal de Naomi Novik
Me permito soñar despierta durante cinco minutos al día en los que me coloco frente al orificio de ventilación de la pared, a una distancia prudecni donde también pueda notar la corriente de aire; cierro los ojos y me cubro la cara con las manos.
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Un cuento oscuro de Naomi Novik
—¡Tú, lunática intolerable! —me gruñó, y acto seguido me tomó la cara entre las manos y me besó.
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Un cuento oscuro de Naomi Novik
Sus largas y delgadas manos acunaban las mías, y entre los dos sosteníamos la rosa. Cantaba la magia dentro de mí, a través de mí; sentí el murmullo de su poder que de nuevo cantaba la misma tonada. Me sentí de pronto acalorada, en una extraña conciencia de mí misma. Retiré las manos.
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Una educación mortal de Naomi Novik
"De todas formas se supone que no todos debemos sobrevivir. Hay que alimentar al colegio de algún modo"
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Un mundo helado de Naomi Novik
-Mañana nos iremos a casa -me dijo mi madre con voz suave y los labios sobre mi pelo-. Nos iremos a casa, Miryem. Eso era todo lo que yo había querido, la única esperanza que había conservado para darme coraje, pero ya no podía imaginármelo. Me parecía algo tan irreal como una montaña de cristal y un camino de plata. ¿De verdad iba a regresar a mi pueblecito, a dar de comer a las gallinas y a las cabras, sintiendo en la espalda todos los días la mala cara de aquellos a los que había salvado? No tenían ningún derecho a odiarme, pero lo harían de todos modos. Los staryk eran un cuento de una noche de invierno, y yo era su monstruo, el que ellos podían ver, comprender e imaginar que derribaban. No se creerían que hubiese hecho nada para ayudarlos ni aunque alguien les diera una explicación al respecto. Y tenían razón, porque yo no lo había hecho por ellos, en absoluto. Irina los había salvado, y la amarían por ello. Yo lo había hecho por mí y por mis padres, y por esta gente: por mi abuelo, por Basia, por mi prima segunda Ilena, que bajaba las escaleras y nos daba un beso en la mejilla antes de subirse a la carreta que la aguardaba para marcharse a su hogar en otra pequeña aldea, donde vivía ro deada de otras siete casas y del odio de todas las aldeas a su alrededor. Lo había hecho por los hombres y las mujeres que pasaban por la calle por delante de la casa de mi abuelo. Lithvas no era un hogar para mí, no era más que el agua junto a la que vivíamos, mi pueblo arremolinado en la orilla del río, y a veces venía la riada por la pendiente y nos arrastraba al fondo a algunos de nosotros, hasta las profundidades, para que los peces nos devorasen. + Leer más |
Un mundo helado de Naomi Novik
...y se encontraron nuestras miradas: no nos dijimos nada, pero por un instante la sentí como una hermana, nuestras vidas en las manos de otros.
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Un mundo helado de Naomi Novik
Porque de eso trata la historia en verdad, de librarse de pagar las deudas. No es así como te lo cuentan, pero yo ya lo sabía.
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Una educación mortal de Naomi Novik
Estaba observándome con una expresión inconfundible. La misma que adoptan de vez en cuando los hombres al mirar a mi madre y que he presenciado a lo largo de toda mi vida. No es la expresión que imaginas; los hombres no babean por ella en plan guarro. Más bien la contemplan como si fuera una diosa, pensando que tal vez consigan que ella les devuelva la sonrisa si demuestran ser lo bastante dignos. Nunca creí que nadie fuera a dedicarme una mirada remotamente familiar.
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Una educación mortal de Naomi Novik
Mi mal genio es como un mal huésped: se presenta sin avisar y se queda un buen rato
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Una educación mortal de Naomi Novik
En aquel entonces, todavía pensaba que alguien acudiría en mi ayuda si me ponía a gritar.
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Una educación mortal de Naomi Novik
De todas formas, se supone que no todos debemos sobrevivir. Hay que alimentar al colegio de algún modo.
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¿Qué objetousaron como traslador en el Mundial de Quidditch?