Las Eternas

Primero de todo quería comentar la evolución en la forma de escribir y de la construcción de las historias de Victoria Álvarez, teniendo en cuenta que esta es la segunda novela que publicó, en relación con Silverville, publicada hace unos meses, no tienen ni punto de comparación. Silverville es una historia en la que ningún detalle está fuera de sentido, todo tiene su lógica en los sucesos y todos los personajes consiguieron maravillarme a su manera, aquí me ha pasado todo lo contrario.

Entendía que, al ser de sus primeras novelas publicadas, me encontraría algo "peor" que una de sus historias recientes, pero quizás mantuve un pequeño hype de manera inconsciente y el hecho de que esta novela arranca con ganas, mostrando en el prólogo una historia con garras, un ambiente oscuro y una trama que engancha. Pero de todas estas características solo me quedo con la última, y ni eso porque leía rápido más bien porque los capítulos son bastante largos y no me apetecía dejarlo a medias para perderme al retomarlo después.

Lo que más me ha chirriado ha sido la historia de amor, me ha parecido muy repentina, sinsentido teniendo en cuenta la personalidad del personaje masculino que se nos había presentado, y muy artificial. Pensaba que en cualquier momento se explicaría que esto no sucede así de verdad, que había razones para que se hubiese creado este insta-love, pero no. Y, teniendo en cuenta que el 90% de la historia se basa en el romance toda la trama se ha ido a pique.

Con lo que se nos presentaba en las primeras páginas del prólogo pensaba que sería un argumento oscuro, pero pocas partes realmente me han hecho estremecerme por lo que sucedía, una trama mucho más relacionada con ese "secreto", pero pasa a un segundo plano detrás del romance, que los personajes secundarios tendrían trascendencia como parecía al inicio, pero todo gira alrededor de la pareja, incluso hay momentos en los que me ha dejado completamente loca las reacciones de Mario, situaciones que realmente le eran importantes, las dejaba en un segundo plano, todo nublado por el amor, solo con la idea de protegerla, de quererla, de estar con ella... Lo que se muestra en las primeras páginas no es el Mario que después se muestra y me ha decepcionado muchísimo.

Me ha costado terminarlo, pero, incluso aunque me esperaba cualquier cosa del final, me ha gustado y disgustado a partes iguales. Hay cosas que me veía venir de lejos y otras que he visto totalmente innecesarias, para terminar con un último párrafo que, aunque parecía obvio teniendo en cuenta la situación, me ha dejado agusto al menos.

Es una pena que lo haya leído después de una de sus recientes publicaciones, mejor me centraré en los muchos libros de los Lennox.

Me temo que he vuelto a pinchar con otro libro de VA. de hecho es el que menos me ha gustado hasta la fecha, y es una pena, porque la ambientación de este libro sí que me ha encantado: Describe Venecia vista desde unas lentes oscuras pero bellas, ambientada con ese encanto victoriano que tanto juego da, con sus canales, sitios abandonados y escalofriantes, el cementerio, rincones en travesías oscuras... Me lo imaginaba todo con una belleza oscura que en más de una ocasión me hacía pensar en ilustraciones de Victoria Francés (no me preguntéis por qué).

Sin embargo, en eso consiste todo lo que me ha gustado.

Por otro lado, la intensidad y el drama del romance, que se me ha hecho exagerado, me aburría y hacía que la historia hiciera aguas con cada página que pasaba. Quizá para a quien le gusten los romances al estilo Romeo y Julieta (en cuanto al desbordamiento de expresiones de amor y acciones enturbiadas por el mismo) le gustará más que a mí. Y a pesar de todo este derroche de sentimientos, los personajes no me han transmitido nada. Por lo que sea, para mí son ilustraciones planas, sin vida.

En fin, me sigo quedando con su trilogía de Dreaming Spires, sin lugar a dudas.

Leyendo Las Eternas hemos cumplido nuestro propósito de leer todas las obras de Victoria Álvarez antes de ponernos con La voz de Amunet, libro que caerá en breve entre nuestras lecturas. Y Victoria se confirma como una de nuestras autoras favoritas del panorama nacional, aun cuando esta historia no va al cajón de nuestras favoritas.



La sinopsis relata muy bien lo que está pasando en Venecia. Y tenemos que decir que el prólogo ya nos ha dejado con la piel de gallina, aunque no le hemos encontrado sentido hasta que la historia avanza un poco.

Venecia es un pueblo muy tranquilo, donde toda esa calma se va a ver truncada mucho antes de lo que pensamos. Lo mejor de todo, que en cada momento que se descubre algo de la realidad, nos deja impactados, hasta el punto de que el libro nos haya atrapado.

Sí tenemos que reconocer que hay una parte del libro, quizá desde la mitad hasta unas 40 páginas antes de acabarlo, que se nos ha hecho un poco tedioso. Quizá por la aparición de un personaje que, realmente, nosotros no creemos necesario para el desarrollo de la trama, y lo único que hace es estorbar.

Pero una vez superado ese escollo, sí hemos vuelto a engancharnos de tal manera que no hemos podido soltar el libro hasta que hemos conocido el final. Un final de los favoritos de Victoria, haciendo que el cuerpo se nos quede medio descompuesto.

Nos ha gustado mucho la manera en que V. Álvarez refleja el egoísmo humano, y hasta donde, por culpa de dicho pecado capital, está uno dispuesto a llegar, con tal de conseguir lo que quiere, sin importar nada ni nadie de lo que hay alrededor.

Si os gustan las historias con una ambientación tétrica y gótica, puede que este sea un libro para vosotros, ya que es una de las cosas que más nos ha gustado en el libro, con escenas que nos han provocado auténtico repelús.
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Victoria Álvarez es una de las escritoras de las que más había oído hablar, sabía que tenía que leer algo suyo, no solo por las opiniones - extremadamente buenas - si no porque tenía pinta de que sus historias estaban llenas de aventuras muy diferentes. No me he equivocado, mientras os escribo estoy leyendo La ciudad de las sombras una de sus trilogías más famosas y os puedo adelantar que es una joya. Pero hoy quiero hablaros de Las eternas, el segundo libro que publicó.

¿Qué nos encontramos? En primer lugar, una narración perfecta, detallista pero a la vez veloz a pesar de detenerse a disfrutar de cosas como la arquitectura de Venecia, los trajes, los juguetes que fabrican los protagonistas en su tienda,...

Venecia es un personaje más, oscura, húmeda, llena de elegancia, secretos y recovecos. El paraíso para cualquier lector que adore un buen misterio con ciertos tintes tétricos.

La juguetería de los hermanos Corsini es donde transcurre gran parte del libro, siendo Mario Corsini el personaje que lleva más peso de la historia. Frente a ellos, una nueva juguetería con una tecnología inconcebible en 1908, hace las delicias de los clientes de los Corsini, quienes las cosas comienzan a complicarseles más. Mario conoce a Silvana - hija del nuevo dueño de la misteriosa juguetería - una chica callada, seria y que nunca sale de su tienda.

Conocer mejor a Silvana, la historia de su padre y de dónde han sacado esa tecnología tan extraña como para crear "muñecas" tan perfectas, forma parte de un misterio que casi da miedo descubrir. El libro nos habla de la perdida, la muerte es algo que constantemente sobrevuela la trama.
Las eternas es una historia más bien trágica, en la que vais a sentir la tensión en vuestras venas cada vez que Mario se adentre en algún oscuro callejón.

Una historia muy recomendable, que como podéis ver hizo que quisiese leer más de Victoria Álvarez.
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Siempre tengo muy en cuenta que esta novela la leí demasiado seguida a “Hojas de dedalera”, novela a la que tengo especial cariño porque fue la que me hizo enamorarme de la pluma victoriana de esta autora. Y aún así no puedo quitarme de encima esa sensación de decepción que me dejo y que siento que fue por mi culpa porque ya de entraba sabía que iba con una expectativas tan altas por comparación que era muy difícil que se fueran a cumplir. Pero voy a intentar plasmar mi opinión lo más objetivamente posible a pesar de este detalle personal.
Lo más destacable que tiene esta historia es su ambientación, porque a pesar del toque gótico o victoriano que se desprende, no transcurre en Inglaterra, si no en Venecia a principios del siglo XX y tiene como premisa y principal escenario (además de los canales de la ciudad, obviamente) una juguetería artesanal que regenta el protagonista, Mario. En realidad son dos jugueterías porque la de los Montalbano acaba robándole las escenas más misteriosas e intrigantes (además de los clientes). Siempre es un problema que instalen otro negocio igual al tuyo en la acera de enfrente, pero cuando Mario sospecha que su competencia esconde algo porque es imposible que Montalbano sea tan bueno (perfecto) en lo suyo, decide investigar. Así que si sumamos a la ambientación una historia de misterio e investigaciones venecianas que envuelve a dos jugueteros rivales, es prácticamente imposible que una novela así no enganche desde el principio.
Hablando del principio, si algo caracteriza las novelas de Victoria Álvarez es la potencia de sus prólogos y “Las eternas” no iba a ser menos. Desde las primeras páginas la autora despliega el aura de misterio 20 años atrás contando la desaparición de la morgue del cadáver de una niña que murió por cólera. Y eso sólo es el preludio de todos los enigmas que esconde esta novela y que poco a poco, Mario tendrá que ir descubriendo. Aunque como segundo ingrediente característico de las novelas de Victoria Álvarez, también tenemos la dosis de romance que necesitamos para redondear la trama, así que por supuesto, Mario cambia sus prioridades en la investigación cuando conoce a Silvana, la hija de su rival. Lo que era rabia e impotencia por ver su negocio mermado, pronto se convierte en fascinación y obsesión por el trabajo de los Montalbano.
Los personajes principales son básicamente Mario y Silvana, si no contamos al propio Montalbano, pero como la novela está contada desde el punto de vista de Mario y el sólo tiene ojos para Silvana, el resto de personajes quedan un poco en la sombra. Pero cualquiera de ellos te hace conectar pronto con la historia: el primero porque es el que la está viviendo casi desde la misma ignorancia que el lector, y la segunda porque tiene como un doble filo entre personalidad arrolladora y encanto recatado que sumados al misterio que envuelve a su juguetería, hace que resulte un personaje muy atractivo. Ella misma se muestra distante y esquiva con Mario (que también es un chico muy reservado y arisco al principio) pero a la vez no puede evitar desear pasar más tiempo con él, de forma que el resultado es una relación muy bonita, muy madura y al final, perfectamente conmovedora.
Una de las cosas que me falló en esta novela es que en algún punto de la trama se me encendió la bombilla y todo empezó a parecerme predecible (que no quiero decir que lo sea, porque si no vas cayendo en los detalles, los plot twits que tiene son realmente originales) así que en cierto modo, yo misma me estropeé la sorpresa por estrujarme la cabeza con teorías. También por gustos personales no disfruté del todo la historia porque todo gira en torno a las jugueterías artesanales y los artefactos mecánicos de principios del siglo XX, algo que siempre me ha parecido muy siniestro, en el sentido que me da mal rollo (otr@s tienen respeto por los payasos o los circos, qué sé yo). Eso sí, si tuve esa sensación al leer es porque las descripciones de los escenarios son completamente envolventes, hasta el más mínimo detalle de ambientación hace que te metas en esa juguetería, recorras ese canal o huyas por ese callejón. Pero si habéis leído alguna otra novela de Victoria Álvarez, sabréis que esto es marca de la casa y a pesar de ser su segunda novela, la narración descriptiva es casi inmejorable y eso se debe (me consta) a la profusa documentación que hace meses (incluso años) antes de ponerse a planificar una historia.
Además, el ritmo de la historia es el adecuado para una novela de estas características, porque sin ser precipitado te mantiene en ascuas el tiempo imprescindible para llevarte al siguiente secreto y hacer que no puedas soltar el libro pero a la vez sin que todo resulte demasiado rápido. de hecho, con esta novela (en realidad con todas las de la autora) al terminar queda una sensación que se conoce vulgarmente “resaca lectora” y que te hace imposible desconectar de la historia que acabas de leer. Con esta novela pasa precisamente eso porque te mete de lleno en toda esa ambientación que por otra parte, ya es de por sí fascinante, porque no deja de tener cierto toque steampunk con todos esos artefactos, engranajes y juguetes mecánicos.
Resumiento, esta novela resultó ser para mí un claro ejemplo de que idealizar sólo por la primera impresión a veces puede jugar en tu contra. La calidad de la autora sigue siendo la misma en cuanto a narración y construcción de la trama, con el mismo aura de misterio y ambientación que en su primera novela, pero la culpable de que no me gustara más esta segunda historia de mi autora favorita fui solamente yo. Victoria Álvarez continua con el mismo estilo elegante a la hora de escribir que seguro que no os decepcionará si ya la conocéis o que puede ser también una buena opción como primera incursión para empezar con sus novelas.
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Con esta segunda novela ya puedo decir con propiedad que la forma de escribir de Victoria Álvarez es casi tangible. Su lectura te envía directamente allí donde ella desea que estés. Tiene una forma de describir historias y ambientes que te sumergen completamente en el mundo que ella está describiendo. Así que ahora nos toca viajar a Venecia…

Una Venecia de principios del siglo XX en la que nos encontramos con dos jugueteros enfrentados por la habilidad de uno y la fascinación del otro. Los Montalbano, recién llegados a Venecia, abren su juguetería y sorprenden a todo el mundo con sus creaciones. Y el más sorprendido es Mario Corsini, el propietario de la otra juguetería, situada justo enfrente, que desea descubrir la técnica impecable de sus vecinos recién llegados.

Mario y su hermano Andrea Corsini son los herederos de una tradición juguetera, que con mucho esfuerzo intentan mantener su tiendecita a flote. Mario es quien fabrica los juguetes y Andrea, más joven, es quien atiende a los clientes. Son como dos caras de una moneda, donde Mario es serio Andrea es abierto y jovial. La llegada de los Montalbano los afectará profundamente y no solo por la competencia que ello supondrá para su juguetería.

Gian Carlo Montalbano está acompañado por su hija Silvana, un preciosa muchacha rubia pero muy fría y distante, de la que, sin pretenderlo, Mario queda totalmente prendado. Por su belleza y por sus maravillosas manos para hacer muñecas que parecen tener vida propia.

Y aquí siento decir que, a pesar de que la historia de amor de Mario y Silvana es preciosa, no llega a conmovernos como lo hicieron Víctor y Annabel. Igual es que nos dejó el listón muy alto con su primera novela… No quiere esto decir que no sea bonita y encantadora, pero, al menos a mi, no me llegó tanto como la anterior.

Quizá es que Mario es menos arrebatador que Víctor, que se te metía en la cabeza y aun no he conseguido sacarle… O simplemente que es difícil volver a crear un personaje como él y al leer algo de su creadora siempre tendemos a compararlo, y reconozco que eso es muy injusto.

Al enamorarse Mario de Silvana empieza a descubrir muchas cosas sobre los Montalbano que os pondrán los pelos de punta. Y en esto Victoria es una maestra. Creo que aun siento cierto repelús por las imágenes que provocó en mi imaginación. Es mejor no contaros demasiado porque lo maravilloso es ir “viéndolo” según avancéis en el libro.

La historia de misterio y terror que crea la autora aquí me encantó. de principio a fin. Es original y, como ya dije, te deja muy impresionada. Incluso había veces que, y mira que soy una romanticona empedernida, me sobraban algunas escenas románticas. Necesitaba saber más sobre los Montalbano, sobre sus muñecas y sobre sus razones.

En resumen, una preciosa historia de misterio y terror, con una bonita historia de amor y confianza, que nos traslada a la Venecia de principios del siglo pasado. Victoria tiene esa forma tan especial de escribir que no te cansarías nunca de leerla. Consigue involucrarte personalmente en sus tramas y eso hace que vivas sus historias a la vez que sus protagonistas, y sufras y disfrutes con ellos… Desde luego tiene en mi una rendida admiradora de su pluma.
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