—Lo único que me correspondía era abrir en tu corazón un mundo de esperanzas y sobre todo de amor. Ahora, Monpti, voy a partir
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—Lo único que me correspondía era abrir en tu corazón un mundo de esperanzas y sobre todo de amor. Ahora, Monpti, voy a partir
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—Monpti, la vida es así. La gente está siempre partiendo. No es que el corazón olvide o la nostalgia muera. Esas cosas siempre permanecen en nuestra ternura, pero la gente necesita partir en el momento exacto.
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(…) y después sus ojos, sus claros ojos, buscaron los míos. Siempre me gustaba hablar con las personas que no desviaban los ojos. Me proporcionaba una señal de seguridad y fe.
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Confío mucho en ti y en la bondad de ese corazón. Quien siempre ha tenido la capacidad de soñar cosas tan hermosas solo puede tener por delante una vida maravillosa.
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—Me alegro, Monpti, porque en la vida vas a ser siempre un niño grande.
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Hacía mucho que me había acostumbrado a la idea de que Maurice había sido uno de los sueños más hermosos de mi vida: un cofre secreto de toda mi ternura derramada.
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Buscaría una forma: una forma de no ver las cosas malvadas de la vida y adaptarme a cualquier medio. Lo peor sería cuando descubriesen que yo no quería ser nada o que al menos no había encontrado aún mi camino en la vida: una decepción.
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Lo que quería era andar, andar, sin pensar en nada, sin comprometerme. Como si la vida fuese bajar de un tren, ir por las calles, montar en barcos y no parar nunca. No sabía explicarme. Seguí teniendo solo aquel deseo de llegar cada vez más lejos, pero hasta una distancia de la que no regresara nunca y siguiese andando… Y la vida pasó. Pasó tan ligera, que yo ni lo notaba. La vida también caminaba sin parar sobre mi cuerpo. |
Guardábamos silencio y nos consolábamos con la presencia mutua. Entonces era yo quien tomaba sus manos en las mías y pasaba una eternidad acariciando sus largos dedos. ¿Para qué hablar? Éramos demasiado jóvenes para hacer plan alguno para el futuro. Nuestra juventud vetaba cualquier sueño, cualquier posibilidad.
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Estaba invadiéndome una oleada de ternura. —De noche mira las estrellas, que yo estaré mandándote recuerdos por ellas. —¿Y si llueve? Me quedaba sin responder, porque seguro que la lluvia mojaba las nostalgias y las volvía pesadas y retrasaba su viaje. |
Gregorio Samsa es un ...