—Eres triste, sobre todo triste. Tal vez uno de los niños más tristes del mundo, ¿no? —Ya lo sé. |
—Eres triste, sobre todo triste. Tal vez uno de los niños más tristes del mundo, ¿no? —Ya lo sé. |
La debilidad volvió a vencerme por dentro. ¿Por qué demonios tenía que emocionarme hasta con un sapo?
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Aquello me conmovió, porque yo era tan débil, que, cuando veía a una persona llorar o sufrir, se me llenaban los ojos de lágrimas.
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Había invadido el cuarto una luz blanca, tan bonita, que creí haber muerto y encontrarme en el Paraíso, pero eso era imposible. En casa, todo el mundo decía que el Cielo no era para mí. Las personas como yo iban derechitas a las calderas del Infierno y a asarse en ellas.
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Si ese sol de Dios es tan lindo, imagínate el otro. – Que otro sol? No conozco más que éste. – Hablo de otro mayor: el que nace en el corazón de cualquier hombre. El sol de nuestras esperanzas. El que calentamos en el pecho para entibiar también nuestros sueños. |
Nombre de la runa para curar las heridas