Hasta ahora se había dejado mimar por la vida y nunca había participado en la construcción de su destino.
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Hasta ahora se había dejado mimar por la vida y nunca había participado en la construcción de su destino.
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...sólo se escriben libros para, más allá del propio aliento, comunicarse con otros seres humanos, y así defenderse de la otra cara implacable de la vida: la fugacidad y el olvido.
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¿para qué vivimos si el viento que sigue a nuestro zapato ya borra nuestra última huella?
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Ahora, con más años, comprendía cuánto desaparece con cada persona de este calibre, por un lado porque todo lo original es cada día más valioso en este mundo nuestro irremediablemente más uniforme.
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En Jakob Mendel, ese pequeño librero de viejo de Galitzia, vi por primera vez en mi juventud el gran misterio de la concentración absoluta, que hace al artista y al erudito, al verdadero sabio y al loco rematado, esas dicha y desdicha trágicas de la obsesión absoluta.
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Porque así como un niño se duerme y olvida el mundo gracias a ese balanceo hipnótico, así, según la opinión de aquellos creyentes, el espíritu entra con más facilidad en la gracia del ensimismamiento con este vaivén y este mecerse del cuerpo ocioso.
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desesperación. Cómo sufrí con este hombre tormentoso y extremista, tan pronto ardiente, tan pronto frío, que inconscientemente me emocionaba, para, a renglón seguido, sumergirme en hielo, que con su apasionamiento aguijoneaba el mío, para inmediatamente blandir el látigo de un comentario irónico; sí, yo tenía la cruel sensación de que cuanto más intentaba acercarme a él, con mayor dureza, incluso con mayor angustia me rechazaba. Nadie debía acercarse a él, a su secreto.
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¡Primero el entusiasmo, luego el estudio; primero aquél, el más insigne, el más excelso, ese maravilloso repertorio del mundo, antes del estudio de la palabra!
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Porque no hay comprensión filológica sin vivencia, ni palabra simplemente gramatical sin conocimiento de los valores, y vosotros, jóvenes estudiosos, habéis de ver un país y una lengua que queréis conquistar primero en su más alta forma estética, en la forma potente de su juventud y su extremo apasionamiento. Primero habéis de oír esa lengua en boca de los poetas, que la crean y la consuman, debéis haber sentido una vez la poesía cálida y viva junto al corazón antes de que empecemos a anatomizarla.
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Nunca he comprendido tan bien y amado tanto Berlín como entonces, porque igual que en esta cálida y exuberante colmena humana, cada célula en mí pugnaba por una rápida expansión; ¡la impaciencia de toda juventud vigorosa dónde hubiera podido descargarse mejor que en el regazo de esta ardiente mujer gigantesca, en esta ciudad impaciente y desbordante de fuerzas! Con violencia me atrajo a sí, yo me entregué a ella, descendí a sus venas, mi curiosidad recorrió excitada todo su cuerpo de piedra y, sin embargo, cálido.
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises