Los libros sólo se escriben para, por encima del propio aliento, unir a los seres humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de toda existencia: la fugacidad y el olvido.
|
Los libros sólo se escriben para, por encima del propio aliento, unir a los seres humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de toda existencia: la fugacidad y el olvido.
|
Aquella mujer sin estudios, al menos había conservado el libro para acordarse mejor de él. Yo, en cambio, me había olvidado de Mendel el de los libros durante años.
|
El recuerdo siempre une. Y un recuerdo afectuoso, doblemente.
|
Ya no era la honra del café Gluck, sino una verguenza, una mancha de mugre maloliente, desagradable a la vista, un parásito incómodo, inútil.
|
Los sufrimientos espirituales que tuvo que padecer Mendel durante esos dos años en el campo de concentración, sin libros, sin sus amados libros, sin dinero, en aquella inmensa jaula humana en medio de sus compañeros, indiferentes, ordinarios, la mayoría analfabetos, lo que hubo de sufrir allí, separado de su mundo, el mundo superior y único de los libros.
|
Entre las dos mil cartas que cada semana registraba y examinaba en busca de notificaciones poco claras y giros sospechosos de espionaje, jamás hasta entonces había descubierto un hecho tan absurdo como aquel de que alguien enviara desde Austria una carta a Francia de manera tan despreocupada.
|
Dios mío, pobre hombre, fuera de sus libros nada le alegraba ni le preocupaba
|
Tampoco se percató de que faltaba Franz, el camarero, que había caído en Gorlice, y no sabía que al hijo del señor Standhartner lo habían cogido prisionero en Przemysl.
|
Todo lo que de extraordinario y más poderoso se produce en nuestra existencia se logra sólo a través de la concentración interior, a través de una monomanía sublime, sagradamente emparentada con la locura.
|
Todo lo que es único resulta día a día más valioso en un mundo como el nuestro, que de manera irremediable se va volviendo cada vez más uniforme.
|
Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises