Tiempo sin claves

“El sobresalto fuera del poema y dentro del poema, apenas aire contenido”

Creo que es un lujo que una poeta de la generación del 45, siga regalándonos poesía hoy en día. Ida Vitale es compañera de generación de poetas como Idea Vilariño o Mario Benedetti.

No la había leído nunca antes y con “Tiempo sin claves” he tenido mi primer acercamiento. Mis impresiones son que los poemas de Ida están cargados de muchísima sensibilidad, tiene muchas alusiones a la naturaleza, las estaciones y lo que las acompaña a su paso; hay espacios para duelos y los que no están. En definitiva, es un poemario muy bello con el paso del tiempo como protagonista.

A mi lectura se le ha sumado un componente de ternura. Ida acaba de cumplir los 99 años. Por lo que estos poemas se cargan más de significado.

Hay versos tan bonitos. Os dejo uno que me ha encantado:

“Hace una vida que empecé a ser, por puro azar, un río que abrazó con sus aguas otro cauce entretejido”

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¡Cuánto tiempo llevaba esperando este momento! He perdido la cuenta de los días, semanas, meses e incluso años que han tenido que pasar para poder leer y disfrutar de los versos de Ida Vitale. He perdido la cuenta del tiempo que llevaba con ganas de descubrirle, con ganas de perderme entre sus palabras y sentimientos. Y, una vez más, lo he hecho de la manera que menos me esperaba ya que he empezado por el final. 'Tiempo sin claves' se trata de su último libro, el que se considera el culminante de su obra, el que ella misma asegura que es el broche final. En un principio me daba un poco de miedo esto y lo llegué a considerar un error pero no puedo estar más contenta de haberme lanzado. Ha sido mi primer acercamiento a su obra y sé que no será el último. La inquietud se ha apoderado de mí y ahora que ya sé como es su obra final quiero saber cómo han sido sus comienzos y su evolución.

La poesía de Vitale ha sido una muy grata sorpresa, un soplo de aire fresco en la cara. He ido leyendo cada poema de forma lenta, disfrutando de cada palabra. He ido poniendo marcadores en esos poemas a los que quería volver una vez terminara. Y a medida que iba leyendo la melancolía me iba invadiendo porque entre los versos, de una forma sutil y delicada, he ido entreviendo la despedida. Una despedida llena de cariño pero también con un halo de tristeza. Tal vez solo sean cosas mías, aunque considero que no, pero es lo que he sentido una vez me he adentrado en el poemario. Una despedida que en realidad es un viaje a través de los recuerdos de la autora y de sus pasiones. Un viaje a través de sus vivencias y del recuerdo de esas personas que han ido marcando su vida. Un viaje sencillo, bonito, lleno de matices, delicadeza y fuerza. Un viaje en el que también hay un hueco importante para una de sus mayores pasiones, las flores, las plantas, la naturaleza. Pasión que te contagia a medida que vas leyendo.
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