Ollos de auga: 233

En esta primera entrega, Domingo Villar nos introduce al inspector Leo Caldas y a su ayudante Rafael Estévez.
En plena ría de Vigo, en la isla de Toralla, aparece muerto un saxofonista. Caldas y Estévez se adentrarán en el ambiente de los clubs nocturnos de jazz para resolver este caso.

Me sorprendió que en menos de 250 páginas el libro presenta una historia interesante, bien resuelta, sin cabos sueltos y que engancha tanto. Sin duda no tiene nada que envidiar a libros de 500 páginas.

Lo que más me gustó han sido los personajes. Están muy bien construidos, con personalidades muy marcadas, y con sus luces y sombras. Desde luego, el inspector Caldas tiene mucha chica que no está desarrollada en este primer libro (espero que en los siguientes sí…), y que quiero conocer. También, por otro lado, el personaje de Estévez es fantástico, y tiene una forma de ser que me sacaba de mis casillas… El tándem Caldas-Estévez es lo mejor del libro.
Los personajes y el estilo narrativo me recuerda un poco a la serie de Andrea Camilleri del Comisario Salvo Montalbano.

Por último, que decir de la ambientación… Antes de leer este libro no conocía personalmente la Isla de Toralla, pero fui después y fue toda una experiencia inmersiva.
Para quien no la conozca, la isla de Toralla es una pqueña isla que se ve frente a la costa de Vigo, y que es “privada”. No se puede entrar porque es una especie de urbanización donde hay un edificio mamotreto, que es en donde ocurre el asesinato.
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