Profesor emérito de la USC, Darío Villanueva es uno de los estudiosos de referencia de las letras españolas, un filólogo (maestro en la lectura lenta al decir de Alfonso Reyes) de cabecera por su habilidad para "hurgar en la literatura desde la desnudez de los fenómenos de la lengua". Este libro es una biografía del Villanueva teórico, una exposición académico-biográfica y en él traza semblanzas, trufadas de experiencias personales, de Emilio Alarcos Llorach, Carmen Bobes Naves (para quien la literatura "nos revela el sentido genuino de lo que somos y de lo que nos rodea y actúa como instrumento insuperable para la educación de nuestra sensibilidad y para la más correcta formación de nuestro intelecto"), Claudio Guillén (y su rechazo al término literatura comparada por ser "sumamente vago o demasiado sugestivo y se presta a muchos equívocos"), Umberto Eco ("un arquetipo de polímata europeo"), Ricardo Gullón, Enrique Moreno Báez, Francisco Ayala, Alonso Zamora Vicente y Fernando Lázaro Carreter, además de explicar que la crítica literaria es "la atención que un lector capacitado presta a una obra o a un autor para desentrañar su sentido y expresar por qué esa obra o ese autor es capaz de producir en nosotros la emoción poética, la emoción literaria, la emoción estética", así como señalar que la crítica "cumple la función de refrendo social de lo literario". El profesor gallego, admirador de Edward W. Said, repasa la evolución de la literatura comparada como disciplina y el "daño que la deconstrucción ha causado en la valoración de la literatura", detalla a vuela pluma proyectos editoriales en los que intervino y su experiencia en puestos de gestión académica, esboza unos apuntes sobre la obra de Cela y Torrente Ballester, recuerda a Harold Bloom al sostener que "no puede haber escritura vigorosa y creativa sin el proceso de influencia literaria", rememora a T. S. Eliot al argumentar que "la literatura es un vasto orden de simultaneidades en el espacio y en el tiempo, puesto que más allá de la natural especificidad lingüística de cada texto no caben fronteras para este arte de la palabra" y reconoce la influencia en su labor de Alfonso Reyes, Roman Ingarden y la fenomenología de Edmund Husserl. Villanueva menciona el reciente desarrollo de la lengua española en la República Popular China y homenajea a Claudio Guillén al citar sus palabras: "la mentalidad imperial no es solo política, es cultural y moralmente coincide con la soberbia. Vivimos en mundos plurales y el gran enemigo es la simplificación. Ninguna visión tiene total hegemonía sobre el terreno que contempla. Ninguna cultura es monolítica. Ninguno de nosotros es solo una cosa". Quizá el abrumador currículum vitae final sea excesivo para este libro homenaje y, por lo tanto, prescindible. + Leer más |