Hacia rutas salvajes de
Jon Krakauer
El viaje iba a ser una odisea en el pleno sentido de la palabra, un viaje épico que cambiaría toda su vida. Tal como él lo veía, se había pasado cuatro años preparándose para llevar a cabo una obligación absurda y onerosa: graduarse. Por fin se había liberado de las ataduras, emancipado del mundo opresivo formado por sus padres y los que eran iguales que ellos, un mundo hecho de abstracciones, seguridad y bienestar material, un mundo en el que sentía como una dolorosa amputación la ausencia del latir puro y salvaje de la existencia.