Ellas hablan

A pesar de que la historia que nos cuenta, es interesante y terrible, aún más sabiendo que está basada en hechos reales acontecidos en una comunidad menonita de Colombia, no he conseguido conectar con éste libro.
Se me ha hecho muy pesado leerlo, no me ha gustado la estructura ni el estilo de escritura, y a punto he estado de abandonarlo.

☆En Molotschna, colonia menonita, se han producido abusos a mujeres y niñas mientras dormían, violadas y drogadas durante años por hombres de su misma comunidad. La determinación del obispo Peters, máxima autoridad, de que deben perdonar a sus agresores es el detonante para que ocho mujeres, pertenecientes a dos familias, se rebelen contra esa imposición.
Han de tomar una decisión: no hacer nada, quedarse y luchar o irse.
☆Agust, un hombre que fue expulsado de la colonia junto a sus padres y que ha vuelto a ser acogido como profesor, será el encargado de redactar las actas de todas las decisiones que las mujeres tomarán; ellas no pueden, no saben escribir.
☆Con esta premisa Miriam Toews nos acerca a la vida patriarcal, arcaica y cerrada de los menonitas, donde las mujeres son sometidas a los hombres, donde ellas (algo que discuten en las reuniones que mantienen) son valoradas como animales o casi como objetos.
Toews pone voz a estas mujeres silenciadas que se preguntan qué deben hacer, si sus creencias y su religión les permite esa actuación; si deben seguir sumisas y calladas; si deben marcharse y educar a sus hijos con unas nuevas ideas, alejadas de la violencia, de la obediencia y del sometimiento.
☆La narración fluctua entre los recuerdos de Agust, atormentado por su vida y las preguntas que se formulan Ona, Mariche, Greta, Salome, Agatha...mujeres jóvenes y ancianas, singulares cada una de ellas y sin embargo amordazadas en su cotidianeidad.
☆No he podido dejar de recordar el poema de Margaret Atwood "Una mujer pobre aprende a escribir" cuando una de las mujeres, Mariche, reconoce que no sabe escribir su nombre y decide que quiere aprender, un momento de libertad y de independencia. Escribir su nombre le hará más libre.
☆Este libro son las actas que se redactan y aunque su lenguaje en algunos casos es combativo, violento, repulsivo, en algunas partes resulta lento y repetitivo, precipitándose en el final.

Al comienzo de la narración, Miriam Toews nos advierte de que lo que vamos a leer está basado en los hechos acontecidos en una colonia menonita de Bolivia entre 2005 y 2009: durante este tiempo, muchas mujeres y niñas se levantaban por la mañana malheridas y doloridas tras haber sido agredidas por la noche. Los ataques se atribuyeron a fantasmas y demonios; algunos decían que las mujeres eran castigadas por sus pecados. Más tarde, se descubrió que ocho hombres de la comunidad habían administrado analgésico para animales a las mujeres para violarlas.
Este hecho sirve de inspiración a la autora para imaginar qué habría pasado si las mujeres de la colonia hubiesen tomado la palabra. Si hubiesen hablado. La narración arranca con la presentación de August Epp, que será el encargado de recoger por escrito las palabras de las mujeres, ya que ellas son iletradas. Toda la historia se construye con los diálogos de las mujeres, matizados por las reflexiones del propio August, de manera que lo que leemos es el resultado de las actas de la asamblea en la que participan las mujeres que han decidido actuar (ya que no todas están de acuerdo en hacerlo). Esta elección por parte de la autora la hace prescindir de los signos propios del diálogo, que queda justificada, y dota de realismo a la historia. Este recurso narrativo al principio puede resultar extraño, pero pronto nos acostumbramos a él.
Las mujeres hablan. Hablan de sentimientos, de libertad, de adoctrinamiento, de la posibilidad de interpretar lo que no saben leer, de los cuidados, de la vejez y la juventud, de la maternidad, de un mundo que no conocen, pero que saben que está ahí fuera. Y hablan de los hombres, del patriarcado (sin poder referirse a él con ese nombre, porque lo desconocen) y de su relación con aquellos que las violaron y con los que, aunque no lo hicieron, protegen a los primeros. Y sus reflexiones nos llevan a pensar en nuestras propias circunstancias; en nuestros propios encierros; en los límites, muchas veces invisibles pero a veces no tanto, que tratan de silenciar a las mujeres.

Miriam Toews da voz en ‘Ellas Hablan' a aquellas mujeres que sufrieron violencias sistemáticas en una comunidad menonita de Bolivia. A pesar de que los diálogos puedan resultar a veces densos y los debates algo interminables, las discusiones y conversaciones que mantienen estas mujeres sobre su comunidad, vivencias y su manera de ver la vida son imprescindibles.

Existen los hechos reales: en una comunidad menonita en Bolivia, hubo a lo largo de muchos años mujeres y niñas que se despertaban doloridas, con moratones o sangrando. Se descubrió que había un grupo de hombres que las drogaban con anestesia para animales, y abusaban de ellas. Fueron detenidos, juzgados y condenados.

Partiendo de estos sucesos Toews escribe esta novela en la que pretende dar voz a esas mujeres. Nos sitúa en los primeros días de las detenciones de los violadores, a quienes los líderes del poblado están tratando de sacar bajo fianza, y asistimos a la celebración de una asamblea entre las mujeres de dos de las familias del pueblo. En esa reunión van a tratar de decidir qué hacer y se les presentan tres opciones: no hacer nada, quedarse y luchar, e irse.

El debate será intenso, emotivo y racional, frío en ocasiones, en otras visceral, incluso cómico a veces. Poco a poco vamos descubriendo los brutales abusos y sus consecuencias para las mujeres (enfermedades, embarazos, desprecio social, etc) a la vez que conocemos la estructura y el funcionamiento de la colonia, en la que el peso de la religión es un factor esencial, pero que está llena de hipocresía y abusos.

Las "actas" de la asamblea llegan a nuestros ojos a través de las palabras de August Epp, un antiguo miembro de la colonia, al que las mujeres han pedido que deje constancia de todo puesto que ellas, por supuesto, son analfabetas ya que las mujeres de Molotschna no van al colegio ni aprender a leer o escribir.

Muy diferente a la idea que me había hecho en la cabeza, su estilo y discurso narrativo me ha encantado. Y saber que el fondo de la historia es real hace que recomiende altamente su lectura. Estas barbaridades siguen pasando y no conocerlas es un error en el que no debemos caer.

Con el estreno de la película, este libro subió en la lista de pendientes. Menos mal que ya estaba bastante arriba y no desbancó a demasiados de sus compañeros… Un poco sin querer, en marzo he leído varias historias que hablan de la Mujer, de lo que espera la sociedad de ella, de las imposiciones morales, de su ansia de hacer oír su voz.

Ficcionalizando una historia real, la autora (cuyos padres eran menonitas) sabe transmitir a través de su narrador la encrucijada de unas mujeres que deben tomar una decisión arriesgada pero muy necesaria.

Es cierto que la voz narrativa no es atractiva para mucha gente, aunque a mí me ha parecido muy adecuada con respecto a la historia. Es una voz transmitida por una mano que podría haber sido la enemiga. Hay esperanza pero cruda realidad. Hay introspección pero ansias de espacios abiertos y libertad. Hay horror pero superación.

Ahora, sólo me queda buscarle un momento a la película.

Este libro está basado en hechos reales. Unos hechos tan crueles y devastadores como que en una colonia menonita en Bolivia, no hace mucho tiempo, estuvieron drogando y violando sistemáticamente a sus mujeres durante años. La comunidad les hacía creer a ellas que todo salía de su imaginación o que quizá era un castigo por sus pecados. Pero los violadores eran hombres de la propia colonia, y cuando se descubrió algunas mujeres se reunieron en secreto para decidir qué hacer al respecto.

Sabiendo de esta premisa estuve un tiempo sin atreverme a leerlo porque imaginaba que iba a ser duro, pero al saber de su nominación a mejor película, su Oscar a mejor guión adaptado y también de otros premios de la crítica me animé a leerlo. Aunque tengo que decir que me ha decepcionado un poco, básicamente por la forma de plantear la narración, que hace que la lectura se haga muy repetitiva y poco fluida.

Todo el relato gira en torno a las conversaciones que tienen las mujeres, que se han reunido para intentar ponerse de acuerdo y hacer algo ante todo lo que ha pasado. Algunas quieren irse y buscar otra forma de vida, otras están dispuestas a quedarse y enfrentar a la comunidad, muchas prefieren no hacer nada... Hay diálogos y reflexiones súper interesantes, hablan de sus miedos, de venganza y perdón, de valores y convicciones, de religión y hasta de filosofía, se nota su dolor, su rabia... Son mujeres que han nacido y vivido allí toda su vida, nuca han salido de la colonia ni han visto nada más, no saben leer ni escribir ni cómo es el resto del mundo. Es por eso que piden a un amigo de confianza que tome nota de todo lo que hablen en esas reuniones clandestinas y levante unas actas para que quede constancia de todo. Es desde la visión de él y su transcripción por lo que conocemos esta historia, y es justamente ese filtro o forma de hacérnosla llegar lo que, en mi opinión, lo desluce todo un poco. Creo que presentándola desde otra perspectiva o con otro tipo de narrador habría ganado muchísimo.

De todas formas creo que es un testimonio muy valioso y una forma de ayudar a entender y comprender a estas mujeres y conocer su historia.

Tenía muchas ganas de leer este libro, pero las expectativas estaban demasiado altas. Me ha gustado por que plantea cuestiones éticas interesantes sobre el perdón y la violencia contra la mujer en la sociedad -da igual si es menonita o no-. El caso es que no he conectado con la forma en que Miriam Toews me cuenta la historia, ni en como me presenta a estas mujeres.
Me quedo con las preguntas que plantea más que con el texto literario.

A través de unas actas de asamblea, August Epp deja constancia por escrito de las discusiones que 8 mujeres de la colonia menonita Molotschna tienen sobre su futuro. Se han dado cuenta que desde hace tiempo las mujeres y niñas en la colonia han dr0.gadas y sido a.bus adas mientras duermen por sus hermanos, vecinos y tíos. Durante mucho tiempo los hombres de la colonia alegaban que era castigo de Dios o el diablo; que lo imaginaban y ellas eran las culpables.

Ahora por primera vez tendrán el poder de decisión sobre su futuro, analizan su papel como mujeres en la colonia, en el mundo exterior (que desconocen) y como mujeres menonitas. Pondrán en una balanza la sumisión arraigada y el despertar. Cuestionarán todo lo que se les ha hecho creer, todo lo que ignoran. Anhelan un lugar donde su existencia tengan valor, donde tengan las mismas oportunidades que los hombres, donde su voz sea escuchada y respetada.

Los hechos reales ocurrieron en la colonia menonita Manitoba (Bolivia) entre 2005 y 2009. Tal como en esta novela, a las mujeres se les culpó de adúlteras, pecadoras, inventoras. Lo cierto fue que ocho hombres habían drØ.gado y a.bu sado de 151 mujeres y niñas. Aunque fueron a prisión en 2013 nuevamente sucedió.