Una bala con mi nombre

Un thriller totalmente adictivo, que ya desde el prólogo, te descoloca y te anuncia que vienen curvas, que algo se va a torcer y que necesitas saber de que manera se llegara a esa primera escena que nos relata.

Un libro de esos para poder leer del tiron, pues cada capítulo te deja con ganas de saber que pasará en el siguiente, manteniendo la intriga, la tensión y la angustia. Una trama que se va complicando y que no sabes por donde puede salir la historia. Y unos personajes que me han encantado, desde Zoe, una mujer que me ha encantado pero también me desconcertada a veces. Noah, un personaje que aunque al principio no terminaba de convencerme me fue ganando y por supuesto, los malos de la historia, a cual más retorcido.

Sin duda, una historia que creo que puede gustar a todo amante de los thrillers, pues tiene todo lo necesario para mantenerte totalmente enganchado a sus páginas.

Susana Rodríguez Lezaun cambia el paisaje navarro de sus anteriores novelas por las gélidas y oscuras calles de Boston publicando Una bala con mi nombre, novela con tintes clásicos y con personajes más clásicos aún.

Zoe Bennett, restauradora del Museo de Bellas Artes de Boston, vive tranquila disfrutando de una vida anodina. le gusta su trabajo, no tiene problemas económicos y la soledad parece ser una ventaja. En una cena conoce a un joven camarero, Noah, que provoca que los pilares de su vida tiemblen. Una tarde, cuando el museo ha cerrado sus puertas, lleva a Noah a conocer sus entresijos y a visitar una exposición de joyas que se expone en ese momento. A partir de ahí Zoe entra en una espiral en la que se cruza con ladrones, mafiosos, policías corruptos y disparos de fuego amigo.

La trama de Una bala con mi nombre gira completamente alrededor de la protagonista. Narrada en primera persona, el lector va conociendo de primera mano, cómo una mujer convencional que, al principio, llega a resultar antipática a veces, se ve empujada a sacudirse el polvo y bajar a tropezones a los oscuros barros del hampa. Zoe, a causa de una niñez difícil, no deja que nadie entre en su vida, pero una vez que un joven guapo, detallista y sexualmente aventajado abre la caja de Pandora se desata la tragedia. Una mujer que solo tiene relación consigo misma se ve de pronto rodeada de lo mejor de cada casa.

Pero Susana Rodríguez Lezaun consigue que al lector no le chirríe la evolución que sufre la protagonista. Desde el momento en el que Zoe se da cuenta de que hay personas a las que su muerte beneficiaría se da cuenta de la situación en la que se encuentra y toma, por primera vez, las riendas de su vida.

Una bala con mi nombre es una novela rápida, muy rápida, el lector no puede ni siquiera quejarse de la rapidez para no perder detalle. Los personajes cambian en cuestión de páginas, un aliado se convierte en el peor enemigo y un enemigo, bueno, esos no se pasa al lado del bien.

La historia comienza “in media res”. Nada más empezar el libro nos encontramos en medio de una persecución a través de Massachusetts dentro de un coche que cae al agua y sin saber cómo hemos llegado a este punto, pero en seguida vamos a descubrir cuáles son las circunstancias que nos han traído hasta aquí, pero el frío no se nos va a pasar.

Susana Fernández Lezaun nos cuenta una historia que no va a dejar indiferente a nadie: policías, ladrones, persecuciones, pistolas, asesinatos, sexo, traiciones y frío, mucho frío. No os la perdáis que esta es de las buenas…
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Zoe Bennett, de cuarenta años, es restauradora en el Museo de Bellas Artes de Boston, especializada en pintura renacentista. Es una humanista convencida. Zoe tiene una vida monótona y rutinaria, predecible y sencilla. Hace muchos años la vida de Zoe se estancó. Dejó de pelear. Se conformó y se convenció de que no pasaba nada por estar sola, por no tener amigos ni familia.

« (…) no tengo amigos. Me cuesta hacerlos y mucho más mantenerlos. Soy silenciosa e introvertida. Aprendí muy pronto que no se consigue nada llorando y berreando, así que me ahorro el esfuerzo inútil. No suelo compartir mis sentimientos, no hablar de mis cosas con nadie. Por supuesto, jamás me he planteado tener hijos. »

Con un personaje femenino principal, centro y eje fundamental, esta historia es contada en primera personaje desde la vivencia personal de la protagonista.

Lo que no sabe Zoe Bennett es que su vida dará un vuelco de gran calibre de un día para otro. Una noche en el Museo se celebra una fiesta para sus benefactores. Esa noche será la última que conocerá Zoe de su antigua vida.

Esta lectura tiene la capacidad de atraer y atrapar al lector. La narración es directa y dinámica, usando la primera persona para conseguir un buen ritmo narrativo.

El planteamiento que hace la escritora está bastante logrado, pues intenta introducir la vida de una mujer corriente que a través de las circunstancias que debe vivir se va adaptando a sus nuevos roles. Sorprende mucho la capacidad de la protagonista para tomar conciencia en una situación límite en la que todo el mundo parece no ser quién dice ser.

«Zoe debería haber recobrado la máxima que la había mantenido a salvo hasta entonces. Nunca confíes en nadie.»

Ya el título sorprende mucho pero además esta novela tiene todos los ingredientes de un buen thriller con una atmósfera desapacible y gris en los parajes de Boston.

Para ser justa, tengo que reconocer que al final todo termina de una manera poco ortodoxa. Pero al margen de ser un final que no esperamos, es un final bueno, bien cerrado.

En general, ha sido una lectura a flor de piel, con varios momentos de máxima tensión, con situaciones truculentas y un clímax perverso.
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Hoy os traigo la reseña de “una bala con mi nombre”, de @susanarodriguezlez. Un libro que llevaba en mi lista de pendientes un tiempo tras disfrutar mucho el año pasado de “bajo la piel. Librazo.
Este, me ha parecido que está un escalón por debajo, y es que Marcela Pieldelobo es mucha Marcela. Aunque aquí nos encontramos con otro personaje femenino de armas tomar, Zoe Bennett. Una restauradora que trabaja en el Museo de Bellas Artes de Boston y cuya vida es aburrida… vive por y para el trabajo.
Todo esto cambia de la noche a la mañana tras conocer a Noah, un apuesto chico mucho más joven que ella, que hará que su vida se tambalee.
La evolución del personaje de Zoe a lo largo del libro es brutal. Vas viviendo en primera persona el despertar de una fuerza para ella misma desconocida.
El libro tiene mucho ritmo, no da tregua a dormirte, y aunque al principio tiene partes que se hacen más previsibles, a partir de la mitad tiene unos giros que te harán dudar hasta de tu sombra.
Si este libro pasará a la gran pantalla, los hermanos Coen estarían encantados de hacerse con el encargo.
Si te gusta la novela negra, si te gusta Susana, si te gustan los personajes femeninos fuertes,… este es tu libro.

Una bala con mi nombre es uno de los últimos thrillers que he leído desde que comenzó el año y la verdad es que tenía bastantes ganas de sumergirme de nuevo en el género, ya que lo tenía algo abandonado. Es el primer libro que leo de la autora, pero por lo que he podido ver no es el único libro que tiene escrito.

Zoe trabaja en el Museo de Bellas artes de Boston y es la encargada de restaurar cuadros y comprobar que ninguno de ellos tengan imperfecciones. En una de las fiestas de la empresa conoce a Noah, un atractivo camarero por el que enseguida se siente atraída y con el que comienza una nueva relación.

Poco a poco Zoe se dará cuenta de que su antigua vida es demasiado anodina y que siempre hace las mismas cosas, una y otra y otra vez. La llegada de Noah a su vida le hará abrir los ojos y empezar a vivir y no a sobrevivir. Una noche deciden ir juntos hasta el museo y tener relaciones en una de las salas, pero lo que Zoe no sabe es que ese hecho le cambiará la vida mucho más que Noah y es en ese momento cuando todo su calvario comenzará.

Os diré que no puedo contaros más cosas de las que suceden en el libro, pues es un libro de tan solo 300 páginas y cualquier cosa podría estropear toda la trama. Sí os contaré que a pesar de que es un libro que me ha gustado bastante y que me ha mantenido enganchada a sus páginas, desde el principio se sabe más o menos qué va a suceder a lo largo de la trama, aunque a su favor diré que sí tiene un par de giros que yo no me esperaba y que me dejaron bastante sorprendida.

Los protagonistas del libro me han parecido correctos. Cumplen su función, hacen bien su papel y en general son bastante lineales, aunque al final los dos sorprenden para bien y ese cambio me gustó mucho. Los secundarios, pues más o menos lo mismo, a excepción de un par de ellos que hay que destacar como el jefe de Noah o el policía que investiga el caso. Hay otros importantes, pero no puedo dar nombres para no estropear las sorpresas.

En cuanto a la ambientación, parte de la trama se ambienta en el museo y la autora nos cuenta algunas técnicas que se usan en ellos, y la verdad es que es algo que me ha parecido bastante curioso. Hay un par de cosas que me han chirriado, sobre todo al principio, pero una vez que entiendes el porqué de todo, pues todo cuadra.

Es el primer libro que leo de la autora, y como ya os he dicho lo he disfrutado bastante, así que no descarto leer más cosas suyas en algún momento.
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¿Qué puede hacer que una mujer con una vida marcada por la rutina y la normalidad de pronto se vea al margen de la ley? Pues nada menos que saber que hay alguien empeñado en usar contra ella una bala con su nombre.
La vida de Zoe dará un giro radical cuando la relación que mantiene con un joven apuesto, que le devuelve las ganas de vivir tras un fracaso matrimonial ocurrido hace tantos años que casi han hecho de ella una mujer apática, la enfrente con la dura realidad: ha sido utilizada con fines delictivos.
Ahora envuelta en una escalada de violencia e ilegalidad a causa del robo de unas joyas en el museo en el que trabaja no habrá posibilidad de dar marcha atrás, y Zoe deberá hacer frente a la realidad que la va a convertir en alguien diferente, pero ¿a qué precio?
Estamos ante un libro con una trama lineal que absorbe desde ese primer capítulo que presenta a los personajes casi en el desenlace de la historia y que nos va a llevar a querer descubrir que ha ocurrido para llegar a esa situación.
Así que ya desde el inicio Susana Rodríguez plantea un juego con el lector: no dejar que pare de leer, y lo consigue con una historia que aporta algunos tintes de las novelas clásicas del género negro pero con un espíritu y un ritmo algo más rápido, aquí no hay tiempo para retorcer la trama más de lo necesario.
Eso sí, algunos giros en la misma serán los que irán haciendo que sigas pegado al libro durante horas.
Tiene esta novela en su receta todos los ingredientes necesarios: una protagonista principal que se irá haciendo fuerte ante los golpes, algunos hombres buenos que no lo son tanto, mafiosos ávidos de mantener su estatus a cualquier precio y policías que rebasan la línea legal, todos ellos se mueven en esta historia de manera eficaz haciendo que Una bala con mi nombre sea un auténtico disfrute.
Escrita en primera persona, algo que últimamente es muy común en este tipo de novelas, con capítulos muy cortos con mucha acción y también una buena dosis de sexo y de violencia.
Sin duda es una novela para disfrutar desde el principio por su trama, por sus personajes y por la forma en que su autora los maneja, arrastrándolos hasta situaciones límite en las que hasta el más normal de lo mortales se saltaría las reglas, sobre todo cuando alguien pone tu nombre a una bala a punto de ser disparada.
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Esta es la cuarta novela de Susana y por supuesto la cuarta que cae en mis manos. Una novela que se ambienta en Boston (el resto de las novelas de esta escritora se ubican en Pamplona). Susana nos presenta un gran thriller con una Zoe Bennett maravillosa. Es
uno de esos personajes que te encantan y que están tan de moda ahora. Un personaje femenino que tiene una vida rutinaria rozando lo aburrido, una persona gris sin ganas ni pretensiones hasta que su vida da un giro
radical; A partir de ese momento el personaje da un tremendo cambio para poder sobrevivir y se convierte así en una mujer fuerte y resolutiva.
La novela tiene una estructura circular. Comienza con un accidente de coche para desde ahí retroceder y contarnos cómo se ha llegado a esa situación y poder avanzar un poquito más. Una narración en primera persona que nos hace meternos completamente en la piel de Zoe. Un
thriller de principio a fin cuyo giro final no me esperaba. ¿Y qué es mejor en un thriller? Tensión, acción, miedo y sorpresa en la resolución y todo ello bajo la pluma de Susana Rodríguez Lezaun. No se puede pedir más.
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Tengo que reconocer que en un principio no llamó mucho mi atención, no me impactó desde el primer momento. Pero mi intuición me dijo que debía seguir leyendo, y no me equivoqué.

Casi todo el mérito se lo cedo a Zoe Bennett, una protagonista en mayúsculas, bien construida, inteligente, en ocasiones vulnerable, pero con fuerza de voluntad y valentía.

Con el paso de los capítulos, también le he cogido cierto cariño a Noah, también muy bien construido por la autora, que lo ha dibujado como un joven irresistible, pero con un fondo protector a pesar de su vida delictiva.

Me ha encantado como se han ido tornando los acontecimientos y cómo ha evolucionado la protagonista en la historia. del miedo y las dudas, ha pasado a tomar el mando de su nueva situación y ponerse al frente de sus problemas, que no son pocos.

El final me ha sorprendido, y para muy bien. No todo tiene que acabar de manera idílica, pero tampoco tiene que acabar espantosamente mal. Ha sido un final inesperado y satisfactorio en mi opinión.

Como puntualización final, la pluma de la autora me ha gustado mucho: sencilla, directa y rápida, lo que acentúa mucho más los momentos de suspense y te deja atónita ante algún que otro acontecimiento en esta novela.

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Fue agarrar el libro y no querer parar hasta el final, realmente absorbente, me involucre de tal forma con la historia de Zoe que por momentos me generaba tanta ansiedad y miedo que tenía taquicardia.
Es un libro con un ritmo super ágil, todo el tiempo esta pasando algo y eso lo hace muy entretenido y te lleva siempre a querer leer un poco mas.
El libro nos cuenta como la vida de Zoe una mujer de 40 años, sola, y que cree estar bien con su vida, cambia radicalmente en unos días, y entra en una carrera loca para salvar su vida y la de Noah, el hombre que la mete en una serie de problemas muy difíciles de resolver.
Noah...ahhhhh Noah, ganas de matarlo con mi propias manos me daban capítulo si y capítulo no, cuando lo quería abrazar un poco, maldito Noah!!!
El final me dejó con algo de angustia y preocupación, si, así como si Zoe fuera una persona real, y cuando digo final me refiero a el último párrafo del libro. No digo mas, léanlo, lo recomiendo, además esta genial para un película o una serie, esto lo pensé todo el tiempo mientras lo leía.

Una bala con mi nombre
Susana Rodríguez Lezaum

Zoe Bennet está, literalmente, con el agua al cuello. El auto en el que iba ha desbarrancado. La acompaña Noah. Así empieza el libro. Lo que vendrá después es ver cómo se ha llegado a eso.
Un thriller rápido, vertiginoso, que nos hace sudar al mismo tiempo que estos seres de papel lo hacen. La autora logra que el lector se mimetice y pueda sentir todo los estados que los personajes atraviesan. Y son muchos.
Por empezar Zoe tiene 40 años y una vida totalmente anodina. de repente su vida da un giro y todo se trastoca. Toda la novela es como si estuvieramos bailando una música suave y, de repente, das un traspié y comienzas a caer, en cámara lenta en un precipicio que no tiene fin.
Ninguna acción es planificada y eso, el mayor logro de la novela, hace que no sepas que va a pasar en el capítulo siguiente. La tensión se mantiene todo el tiempo. El lector va decidiendo con los personajes qué hacer a cada paso o a cada emboscada.
Otro logro que genera tensión es que en cada capítulo plantea un nuevo desafío para el siguiente, a la manera de la literatura de folletín. Nunca jamás podrás bajar la guardia. Este libro te mantiene en vilo. Es casi como si "Una bala con mi nombre" tuviera tu nombre escrito, lector.
Susana Rodríguez Leza es una periodista y autora española (Pamplona, 1967).