Una bala con mi nombre

Zoe Bennett, de cuarenta años, es restauradora en el Museo de Bellas Artes de Boston, especializada en pintura renacentista. Es una humanista convencida. Zoe tiene una vida monótona y rutinaria, predecible y sencilla. Hace muchos años la vida de Zoe se estancó. Dejó de pelear. Se conformó y se convenció de que no pasaba nada por estar sola, por no tener amigos ni familia.

« (…) no tengo amigos. Me cuesta hacerlos y mucho más mantenerlos. Soy silenciosa e introvertida. Aprendí muy pronto que no se consigue nada llorando y berreando, así que me ahorro el esfuerzo inútil. No suelo compartir mis sentimientos, no hablar de mis cosas con nadie. Por supuesto, jamás me he planteado tener hijos. »

Con un personaje femenino principal, centro y eje fundamental, esta historia es contada en primera personaje desde la vivencia personal de la protagonista.

Lo que no sabe Zoe Bennett es que su vida dará un vuelco de gran calibre de un día para otro. Una noche en el Museo se celebra una fiesta para sus benefactores. Esa noche será la última que conocerá Zoe de su antigua vida.

Esta lectura tiene la capacidad de atraer y atrapar al lector. La narración es directa y dinámica, usando la primera persona para conseguir un buen ritmo narrativo.

El planteamiento que hace la escritora está bastante logrado, pues intenta introducir la vida de una mujer corriente que a través de las circunstancias que debe vivir se va adaptando a sus nuevos roles. Sorprende mucho la capacidad de la protagonista para tomar conciencia en una situación límite en la que todo el mundo parece no ser quién dice ser.

«Zoe debería haber recobrado la máxima que la había mantenido a salvo hasta entonces. Nunca confíes en nadie.»

Ya el título sorprende mucho pero además esta novela tiene todos los ingredientes de un buen thriller con una atmósfera desapacible y gris en los parajes de Boston.

Para ser justa, tengo que reconocer que al final todo termina de una manera poco ortodoxa. Pero al margen de ser un final que no esperamos, es un final bueno, bien cerrado.

En general, ha sido una lectura a flor de piel, con varios momentos de máxima tensión, con situaciones truculentas y un clímax perverso.
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