Si no me hubieran dicho que me fuera, seguramente ahora mismo estaría en California, comiendo uvas y cogiendo naranjas cuando me apeteciera. Pero esos hijos de puta me dicen que me vaya y... ¡Dios!, un hombre no puede irse si se lo ordenan.
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Si no me hubieran dicho que me fuera, seguramente ahora mismo estaría en California, comiendo uvas y cogiendo naranjas cuando me apeteciera. Pero esos hijos de puta me dicen que me vaya y... ¡Dios!, un hombre no puede irse si se lo ordenan.
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La tierra daba frutos sometidos al hierro y bajo el hierro moría gradualmente; porque no había para ella ni amor ni odio, y no se le ofrecían oraciones si se le echaban maldiciones.
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... el enviado decía: el Banco, o la Compañía, necesita, quiere, insiste, debe recibir, como si el Banco o la Compañía fueran un monstruo con capacidad para pensar y sentir, que les hubiera atrapado. Ellos no asumían la responsabilidad por los bancos o las compañías porque eran hombres y esclavos, mientras que los bancos eran máquinas y amos, todo al mismo tiempo.
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A veces no se puede hacer caso a la ley (...) sin perder la decencia. (...) A veces hay que matizar la ley.
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Tom dijo: -Yo sigo poniendo un pie cada vez. -Si, pero cuando tengas delante una cerca la vas a saltar. -Yo salto cercas cuando hay que saltar cercas - replicó Tom. -Es el mejor sistema - suspiró Casy - Tengo que admitirlo. Pero hay distintas clases de cercas. Hay gente como yo que salta cercas que aún no se han tendido. Y no lo puedo evitar. |
Cada uno levanta sus propios pecados desde la misma tierra
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Un hombre, una familia expulsados de la tierra; un coche oxidado y desvencijado dirigiéndose hacia el Oeste. Perdí mis tierras, un solo tractor se apoderó de mis tierras. Estoy solo y no doy crédito a lo que me ha sucedido.
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Las oraciones nunca han traído tocino. Hace falta un puerco para tener carne de cerdo.
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En las almas de las personas las uvas de la ira se están llenando y cogen peso, listas para la vendimia.
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Por aquí decimos que un tipo tiene tanta libertad como su dinero le permite comprar.
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises