Esto podéis saberlo cuando sobre la plaza del mercado caen a plomo las bombas que dejan caer los aeroplanos negros, cuando los prisioneros son descuartizados como cerdos, cuando los pueblos destrozados se desangran en el polvo. Podéis saberlo de este modo. Si no se diese ese paso hacia adelante, si el dolor de avanzar no estuviese vivo, las bombas no caerían, los hombres no serían degollados. Temed el momento en que las bombas dejen de caer mientras los que las arrojan están vivos..., porque cada bomba que cae es una prueba de que el espíritu no ha muerto. Y temed el momento en que cesen las huelgas mientras los grandes propietarios vivan, porque cada huelga fracasada es prueba de que se va avanzando.