La historia Universal

“Es increíble lo que llega a hacer la gente”…

… algunas divertidas, otras patéticas, también las hay conmovedoras, dolorosas y hasta perturbadoras.

Alguien que construye embarcaciones con ejemplares del Gran Gatsby o con narcisos, caramelos, relojes, fotografías…(lamentablemente ninguna de ellas se mantuvo más de veinticinco metros en el mar).

Alguien que entra en una librería a leer cada día el mismo libro mientras se seca su pañuelo mojado.

Alguien que se duerme en las librerías o que se muere en ellas.

Alguien que siente que la vida transcurre de forma más crucial y menos sórdida en otra parte.

Alguien que se encuentra con la muerte (extrañamente es un hombre de mediana edad, apuesto y un poco calvo).

Alguien que sale en plena noche a comprar calcetines de niño.

Alguien que baila con una compañera en el pasillo del café del supermercado.

Alguien que intenta dejar de morderse las uñas mordiéndose sólo una al día.

Alguien que se enamoró de un árbol ( “Era inevitable. Estaba en flor” )

Alguien que espera que se cumplan sus deseos si cuelga pedazos de su ropas en las ramas de unos árboles.

Alguien que se pajea en el bote de la mayonesa de una hamburguesería.

Alguien que aspira a ser concursante de Gran Hermano.

Alguien que se enamora repentinamente, como si le hubiera caído un rayo. Después se va enamorando paulatinamente del cielo, de la tierra, de las abejas.

Alguien que inventa una vida que comparte con su marido que inventa una vida que comparte con su mujer.

Alguien a quién persigue una banda de gaiteros vestidos de gala y a quién nadie más ve (si exceptuamos a Chelsea, claro).

Alguien a quien habían separado al poco de nacer de su hermano siamés y que ahora pintan al alimón cuadros de esos que parte del placer que provocan consiste en entenderlos.

Alguien que podría tener intolerancia al arte.

Alguien que acude borracha a la misa del gallo, está embarazada, pero solo espiritualmente.

Alguien que quiere que su marido la absurde y la embobe pero no se decide a decírselo… o sí.

De alguien que ha disfrutado mucho leyendo estos relatos, para todos aquellos alguienes que lo disfrutarán tanto o más que yo, para todos aquellos alguienes que no terminan de atreverse con los cuentos, para todos aquellos alguienes que todavía no conocen a un@ de l@s mejores autor@s de hoy en día (si no se deciden por los cuentos, prueben al menos con sus novelas), para todos aquellos alguienes, en fin, que todavía creen que no son normales.

Me planteo esta reseña como una mixtura entre una crítica lo más constructiva posible y un hecho del que no puedo escapar ni fingir: el libro no me ha gustado.

Normalmente, aunque hay libros que no me han terminado de convencer, siempre acabo sacando algo positivo de ellos; ya sea el talento de quien escribe o alguna arista destacable dentro de lo pedregoso de la lectura. En este caso, no sé si el problema es el libro o soy yo.

Consciente de la repercusión que tiene la obra de Smith, fue bastante azaroso que empezara leyendo este libro de cuentos y no Otoño, del que me consta que está muy bien considerado. La premisa de Historia universal parecía convincente: doce cuentos, cada uno basado en un mes del año y con los libros como actores importantes.

¿Cuál ha sido entonces la desilusión? Que son historias muy disparatadas, la narración se pierde en el intento de crear situaciones a veces cómicas, a veces simplemente incomprensibles, muchas de las cuales acaban siendo tremendamente absurdas. No me malinterpretéis, me gustan los finales abiertos que nos propone el propio género, pero siempre que sean sorprendentes, coherentes o al menos que a mí personalmente me despierten un mínimo de curiosidad y unas ganas enormes de chocar los cinco con el autor o autora.

Sí que hay algunos cuentos que me han parecido salvables de esta quema: el primero, que es el que da el nombre al libro, Mayo y Paraíso. Y es más, tengo algunas anotaciones sobre el estilo de Smith que me parece justo también considerar: entrecortado, a veces aséptico, lúcido, extravagante y un poco sinvergüenza en el mejor de los sentidos.

Pero el cómputo total de la obra sale a pagar.

Quizá los cuentos o relatos son más accesibles cuando ya conocemos previamente el estilo del autor/a y he empezado la casa por el tejado. O quizá no.





Enlace: https://www.instagram.com/p/..