August siempre había detestado la sangre. Tenía el mismo color que las almas, pero era vacía e inútil apenas salía de las venas de una persona
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August siempre había detestado la sangre. Tenía el mismo color que las almas, pero era vacía e inútil apenas salía de las venas de una persona
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Todos los monstruos...Quieren lo mismo: comer. Los une ese objetivo común, mientras que todos ustedes están divididos por su código moral y su orgullo. ¿Me preguntan qué pienso? Pienso que si no son capaces de unirse, no pueden ganar.
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Pero August nunca podría ser humano. Ahora lo sabía. No se trataba de lo que era, sino del porqué, de su función, de su papel. Todos tenían un papel que cumplir. Y el suyo era ese. |
Había dos clases de monstruos: los que acechaban las calles y los que vivían en la cabeza de uno. Kate podía combatir a los primeros, pero los otros eran más peligrosos. Siempre, pero siempre, iban un paso más adelante. No tenían garras ni dientes, no se alimentaban de carne, sangre ni corazones. Simplemente le recordaban lo que ocurría cuando dejaba que alguien se acercara |
Y allí, en Prosperity, Kate había encontrado un propósito, una razón de ser, y ahora, al mirarse en el espejo, no veía a una chica triste, ni solitaria, ni perdida. Veía a una chica que no le temía a la oscuridad. Una chica que cazaba monstruos. Y que lo hacía muy pero muy bien |
Empezaba a comprender que siempre habría grietas en la superficie, sombras en la luz, cien matices de grises entre el negro y el blanco. Las personas eran caóticas. No solo se definían por lo que habían hecho, sino también por lo que habrían hecho, en otras circunstancias, moldeadas tanto por sus actos como por sus remordimientos, por las decisiones que defendían y por aquellas que lamentaban haber tomado. Por supuesto, no se podía volver atrás, pues el tiempo solo transcurre hacia adelante; pero las personas podían cambiar. Para mal. Y para bien. No era fácil. El mundo era complicado. La vida era dura. Y con mucha frecuencia, vivir era doloroso. Entonces haz que el dolor valga la pena. |
El ruido era… caótico. La situación era caótica. La humanidad era caótica. Durante la mayor parte de su corta vida, había visto a las personas como buenas o malas, limpias o manchadas; bien separadas, como por una línea definida. Pero los últimos seis meses le habían mostrado una multitud de grises
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¿En qué año se publicó?