Muchos no acertamos a afirmar si la realidad es lo que vivimos o el recuerdo de lo que vivimos. Para muchos de nosotros existe incluso una tercera realidad: la que escribimos. Porque, no nos engañemos: tendemos a idealizar, a cambiar esto por aquello y hacer nuestros recuerdos más soportables, un poco más líricos, un tanto edulcorados. No es el caso de Edna. A ella le encargan escribir un breve texto sobre su difunto marido y antes de que pueda decidir si realmente quiere hacerlo ya está "dándole a la tecla". Me encantaría escribir como ella. Así, como se piensa; soltando todo lo que te venga a la cabeza sin una meta clara. Contar por contar. Qué desahogo. Edna tenía como propósito hablar de Clarence. Pero Clarence ya no está. Ella sí. Hay que priorizar... |