Hay una gran diferencia entre trabajar para un jefe déspota y malhumorado y hacerlo para otro, que además de esos adjetivos, en ocasiones puede ser un verdadero encanto. Al primero te limitas a odiarlo. Con el segundo, ¿qué haces?
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Hay una gran diferencia entre trabajar para un jefe déspota y malhumorado y hacerlo para otro, que además de esos adjetivos, en ocasiones puede ser un verdadero encanto. Al primero te limitas a odiarlo. Con el segundo, ¿qué haces?
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─Me estoy jugando la vida ─insistió dramáticamente─. Este coche es un horno, ¿Puedes poner el aire acondicionado? Lo hice. Al cabo de unos segundos, un olor ácido comenzó a inundar el coche. Se tapó la nariz, espantado. ─¡Me asfixio, aire! ¿Qué es esto? Puse los ojos en blanco. ─Los filtros, que están sucios. El olor se va en unos minutos. |
Por supuesto que es un coñazo escuchar los problemas ajenos sin que te paguen, pero yo necesito urgentemente que alguien me diga qué he hecho mal en mi vida. Un confidente que no me regale miradas censuradoras si le cuento mis miserias.
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Me llamo Ana, tengo veinticinco años y soy una pringada. Esta es mi historia.
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Puede que mi vida estuviera a la deriva, pero al escribir en mi portátil era el capitán de mi propio barco. Y el barco surcaba los mares a toda vela.
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Mi amiga movió las caderas al ritmo del reggaeton mientras dedicaba miraditas coquetas a los hombres que la observaban. Por mi parte, me limité a dar cuatro pasos como si en vez de Ana, una chica de veintipocos años, fuese Manolo Escobar bailando un pasodoble.
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¡Soy tan feliz que me graparía la sonrisa para no perderla nunca!
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El amargado de mi jefe y la engreída y maleducada arpía. En latín: el Siesus y la Petardis.
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A veces, que nos den la razón es lo peor que puede suceder.
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¿cónoces el libro de ya nada puede ir peor? Si algo puede salir mal, saldrá mal. Si hay un mojón en la calle, ya lo piso yo. Si un crío pega una patada a la pelota, irá directa a mi cabeza. Si llevo paraguas, hoy no llueve. Ok, creo que lo has pillado.
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¿Quién escribió la saga?