No eres mi tipo de Chloe Santana
─Me estoy jugando la vida ─insistió dramáticamente─. Este coche es un horno, ¿Puedes poner el aire acondicionado? Lo hice. Al cabo de unos segundos, un olor ácido comenzó a inundar el coche. Se tapó la nariz, espantado. ─¡Me asfixio, aire! ¿Qué es esto? Puse los ojos en blanco. ─Los filtros, que están sucios. El olor se va en unos minutos. |