La sonrisa etrusca

Estuve a punto de dejarlo al poco de comenzar a leerlo, no me convencía y el protagonista tenía unas actitudes y pensamientos que no me gustaban nada, pero que bien que seguí. Poco a poco fui conociendo a Bruno, un tosco y bruto anciano de los campos de Italia que se ve obligado a irse a la ciudad a vivir con su hijo, su nuera y su nieto recién nacido, y fui entendiéndole.

Una novela que transmite ternura por los cuatro costados y que nos hace ver como son a veces de extrañas y sorprendentes las relaciones familiares, y como un niño pequeño puede cambiar totalmente la forma de ser y de pensar de su abuelo. Una historia de lucha, de esperanza, de humor, y de aprovechar hasta el fondo las últimas oportunidades que se nos presentan.

Os la recomiendo mucho, no os dejéis llevar por la primera impresión, llegad hasta el final, porque es uno de los finales más bonitos que he leído.

Es el libro que más ternura me ha transmitido de todos los que me he leído en mi vida. Entrañable hasta decir basta, me encantó leerlo y consiguió arrancarme las lágrimas. Lectura amena, historia no muy profunda pero lo suficiente como para que te encariñes con los personajes. Me gustó mucho.

Sampedro nos presenta a Salvatore Roncone –o Bruno como le llamaban sus compañeros partisanos-, un viejo campesino calabrés, testarudo y cascarrabias, que nunca ha salido de sus montañas –salvo en la Guerra- y que no está habituado al ritmo frenético de una gran ciudad. Sin embargo, tiene que dejar sus tierras para ir a casa de su hijo en Milán donde debe someterse a una revisión médica para ver cómo va la enfermedad que padece, o la Rusca como él lo llama. Además, allí conocerá a su nieto Bruno, una criatura que pondrá su mundo patas arriba y que hará despertar unos sentimientos nunca antes vividos.

A medida que pasamos las páginas iremos conociendo la vida de este viejo gruñón: su infancia, sus inicios como pastor siendo un niño, su época de partisano, las mujeres que pasaron por su vida, sus amigos y, cómo no, su gran enemigo el Cantanotte. Pero, a pesar de lo que pueda parece, no son Salvatore o su nieto Bruno los protagonistas de esta historia. El peso principal y sobre el que gira la trama no es otro que el amor, no sólo el romántico que también tiene su hueco, sino el amor en todas sus vertientes: el amor por la familia, los amigos, la tierra que nos ve nacer, la naturaleza y el amor a la vida.

José Luis Sampedro crea una novela tierna, llena de sentimientos, en la que el alma humana queda al descubierto a través de la evolución que sufre Salvatore desde su llega a Milán pero, sobre todo, con la entrañable relación que se establece entre el abuelo y su nieto. También con otros personajes, pero os dejo que lo descubráis por vosotros mismos.

Aunque hay un narrador omnisciente que nos cuenta la historia se deja paso a los personajes para que nos cuenten en primera persona sus pensamientos. La abundancia de diálogo hace que el ritmo de lectura sea fluido pero no frenético, más bien pausado, pero no aburrido porque hay pasajes que nos dejan con una sonrisa en la cara hasta llegar a un final que se intuye pero que no quieres que llegue.

Con pinceladas autobiográficas, ya que Salvatore tiene muchas cosas de Sampedro –como dijo en el momento que se publicó por primera vez en 1985- y basándose en su relación con su nieto Miguel, el autor estructura su obra en capítulos cortos, con un lenguaje sencillo pero cuidado, poético es ocasiones, derrochando intensidad y ternura en esta obra atemporal -desde mi punto de vista- que hará las delicias, especialmente, de quienes tuvieron una estrecha relación con sus abuelos/as.

Una delicia, tarde demasiado tiempo en leerlo, me lo estaba perdiendo

Novela sublime. La única que me ha hecho estar al borde de las lágrimas. Hace evocar momentos con familiares que ya no están e insta a pasar más tiempo con los que siguen ahí. Perfectamente escrita. Siempre va a estar entre mis libros favoritos de toda la vida.

Tenía muchas ganas de que este libro me enterneciera, y de hecho no lo había comprado para mí, pero la persona ansiosa que vive en mí quiso darle chance antes de que dejara mi casa para siempre, y lo que encontré me ¿decepcionó? tanto que ahora tengo un libro más, y uno que en principio no quería.

El caso es que la historia lo tenía todo para que me gustara: hombre en la vejez, enfermo sin posibilidad de sanación encuentra la redención a través del amor hacia su nieto.

No quiero explayarme. He visto muchas críticas negativas porque el protagonista es inaguantable. Pero así son la mayoría de viejos, ¿no? (Quién trabaje cara al público o con ellos directamente entenderá). Han sido educados de otro modo y han vivido realidades muy distintas. ¿Que es un poco machista, un poco conservador pese a ser de izquierdas y muy de pueblo para vivir en la ciudad? Lo compro, porque es real. Criticar el libro desde ese lugar es no saber ver que hay otras realidades a ser algo distinto a un hombre blanco cis heterosexual de más de 40 años.

A mí no me gusta por otra cosa. Sampedro tiene claras intenciones creando a su personaje de esta manera, y el camino hacia su perdón es tan obvio, que el protagonista se vuelve una caricatura de los señores mayores de pueblo. Todo el elenco de personajes gira en torno a mostrarnos (bueno, a señalarnos con el dedo directamente) quién es el protagonista (por si no estaba claro) no dotando al resto de un ápice de personalidad ni en el habla ni en el comportamiento. Y por último, el estilo. Es que no hay. Es que qué pena, pero nada que decir sobre la forma –tan importante para mí–, porque no existe, hasta el punto de pensar que si bien Sampedro no deja de ser alguien importante en las letras españolas, al menos en prosa, al menos en este libro, a mí no me parece que haga literatura (si es que puedo opinar yo sobre tal cosa).

Me da pena sentirme tan dura, porque como digo, hay intenciones buenas por parte del autor pero, lo siento, no es para mí.

Un libro lleno de sensibilidad. Imprescindible

Enternecedor. Fue un libro que compre en un mercadillo recomendado por la vendedora sin haber leído nada de Jose Luis Sampedro anteriormente. Me encanto desde el principio. Te hace pensar que llegar a viejo no es tan malo. Muy recomendable, aunque tiene episodios un poco dolorosos.

El protagonista, Salvatore, llega de su Calabria natal a Milan para cuidarse de un cáncer digestivo avanzado.
Visitando un museo, queda impresionado con una tumba etrusca donde los esposos sonríen mirándose.
Salvatore vive con su hijo, nuera y nieto. El abuelo se desvive por el nieto y quisiera enseñarle a "ser hombre". También se va a enamorar de una viuda originaria de Amalfi con la cual se casará y retornará en Calabria .
Antes de morir, Salvatore alcanzarà a oir de la boca de su nieto, la palabra "nonno" razón por la cual se morirá con la sonrisa etrusca. Simple y bello.