Sólo he sido feliz a tu lado

La feliz vida de Samantha Wallace se complicó a los dieciséis años cuando sus padres comenzaron una guerra que terminó en un complicado divorcio. La adolescente se vio alcanzada por el fuego cruzado al ser la única de los hermanos que vivía en casa, además se sintió abandonada por su padre y hermanos, en especial por su hermano adoptivo, diez años mayor, y que era muy importante para ella.

Tenía mis dudas con este libro, los romances entre hermanos no son muy de mi agrado aunque no compartan sangre como es el caso, pero en esta ocasión no ha sido un problema. Ocurren tantas cosas entre los protagonistas y sus familiares que el parentesco parece perder importancia.

Samantha ya tiene casi veintiséis años, pero aún sigue tocada por los sucesos que tuvieron lugar diez años antes, y por todo lo que vino después. Se ha metido en su burbuja, apenas tiene amigos y es muy reservada. La relación con sus padres es muy tensa ya que aún continúa la guerra que los llevó al divorcio, y la joven aún sigue en medio. La relación con su hermano David es distante, y con su hermano Aaron es inexistente. Pero de repente todos parecen recordar que existe y le exigen que apoye a sus padres en su reconciliación.

Me gusta la protagonista, lo está pasando mal y toma decisiones equivocadas pero es buena persona. No ha sido capaz de formar una red de apoyo porque pesa mucho en ella el abandono familiar, y así pasa lo que pasa.

Me gusta Albert, su ayudante. Aunque tan sólo lleva un año con ella parece ser el único al que le importa la chica.

La familia de Samantha está formada por una panda de egoístas que sólo miran para ellos y ni siquiera ven el cambio que se va realizando en la muchacha. al vivir con su madre, tiene que soportar los continuos insultos de esta hacia su padre, y también aguantar que él la use para hacer daño a su exmujer. La chica está desbordada por la situación pero nadie lo ve hasta que todo explota.

No me ha convencido nada Aaron, querrá mucho a Samantha pero siempre pone sus intereses por delante de ella, y no parece ni darse cuenta del daño que causa. Él tiene diez años más que ella, por lo que debería saber afrontar las consecuencias de sus actos, pero cuando las cosas se complican opta por desaparecer, o dejar a la protagonista a los pies de los caballos. al final parece que se toma las cosas en serio, pero no lo he perdonado del todo.

La relación entre Samantha y Aaron es totalmente tóxica, y no estoy hablando del tema de que se hayan criado como hermanos, lo pensaría igual aunque fueran vecinos. Él desparece en cuanto se da cuenta de que las cosas se les está yendo de las manos. Pero no se para a pensar que si él que es un adulto lo está pasando mal con sus dudas, para la adolescente tiene que ser aún peor. Y encima pierde de golpe a su hermano mayor, con el que estaba más unida. Y cuando se reencuentran, diez años después, la cosa no cambia mucho.

Tema a parte es la doctora Madison, una terapeuta bastante loca y poco profesional, pero que me ha encantado.

No he conseguido que me cayeran bien Aaron y el resto de la familia Wallace, pero eso no me ha impedido disfrutar del libro. Tenemos un poco de todo, un romance prohibido, situaciones familiares tóxicas, problemas personales, e intentos de superación.

La novela es muy entretenida y adictiva y fácil de leer. Todo el tiempo están ocurriendo cosas y no puedes pasar de leer. Sufres con Samantha y te enfadas con su familia, aunque al final terminas entendiendo un poco a unos y otros.

Me duró muy poquito el libro y me gustó mucho más que el último que había leído suyo. Muy pronto caerá otro.