La infancia nos forja y lo que somos hoy hunde sus raíces en el pasado.
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La infancia nos forja y lo que somos hoy hunde sus raíces en el pasado.
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Pero no te recuperas nunca, ese es el error: uno no se recupera, uno se reinventa.
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"Los raros, los diferentes, los monstruos. Que suele ser la gente que más me interesa. Por añadidura, con el tiempo he descubierto que la normalidad no existe"
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Los humanos no sabemos qué hacer con la muerte. Grande impensable inmanejable cruel horrible. Así que, como no sabe qué hacer, hemos fabricado túmulos, dólmenes, necrópolis megalíticas, mastabas, pirámides, sarcófagos, panteones, tumbas colectivas, tumbas individuales, sepulcros, monumentos memoriales, lápidas, criptas, nichos, osarios, solemnes cementerios. El tiempo, el dinero, el esfuerzo y el espacio invertidos en construir para los muertos hubiera podido mejorar bastante la vida de los vivos.
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Qué pena que olvidé que podía perderte. Si hubiera sido consciente, te habría querido no más, pero mejor. Te habría dicho muchas más veces que te amaba. Habría discutido menos por tonterías. Me habría reído más...
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El verdadero dolor es indecible. Si puedes hablar de lo que te acongoja estás de suerte: eso significa que no es tan importante. Porque cuando el dolor cae sobre ti sin paliativos, lo primero que te arranca es la palabra.
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El dolor es sordo pero sigue vivo.
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A veces las relaciones que se cimentan en el daño son más persistentes que las que se basan en el amor.
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Crecemos con el poderoso mensaje de nuestros progenitores calentándonos la cabeza y a menudo terminamos creyendo que sus deseos son nuestros deseos y que somos responsables de sus carencias.
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La normalidad es un marco convencional que homogeniza a los humanos, como ovejas encerradas en un aprisco; pero, si miras desde lo suficientemente cerca, todos somos distintos. ¿Quién no se ha sentido monstruo alguna vez?
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¿Quién es el autor/la autora de Episodios Nacionales?